Lo esencial entre dos veredas
En determinadas circunstancias la ética está por el piso y el camino de la pandemia ha sido plagado de obstáculos que encasillan en la categoría de inefables varios de aquellos ensayos discursivos que pretenden justificar la vacunación de algunas personas que, en principio, no figuraban en los planes anunciados por algunas de las mismas autoridades que luego se inmunizaron.
Hace días que persiste el escándalo de la vacunación irregular que se ha dado en numerosos ámbitos del país con funcionarios, empresarios y sindicalistas que saltaron los procesos determinados y se colaron para recibir las dosis. Las explicaciones de los protagonistas van desde la admisión lisa y llana de una irregularidad hasta los intentos de convencer de que se trató de una acción no solo válida desde la ética, sino también absolutamente necesaria para que la sociedad atraviese la pandemia de la mejor manera.
A poco de andar, la discusión puede demostrar que en determinadas circunstancias la ética está por el piso y el camino de la pandemia ha sido plagado de obstáculos que encasillan en la categoría de inefables varios de aquellos ensayos discursivos que pretenden justificar la vacunación de algunas personas que, en principio, no figuraban en los planes anunciados por algunas de las mismas autoridades que luego se inmunizaron.
En el departamento San Justo, el debate se agigantó luego de conocerse que varios intendentes se encontraban en la lista de los que habían accedido a las dosis de la vacuna contra el coronavirus. Por escrito justificaron esta situación señalando que se la aplicaron por "por recomendación de las autoridades sanitarias", dados sus roles como personas estratégicas y esenciales, siendo todos responsables del COE de sus respectivas localidades. Por ello es que recibieron las vacunas Sputnik V, "para poder llevar adelante con normalidad las actividades relacionadas a nuestros a sus cargos", según reza el documento enviado a los medios de comunicación de la región.
Los argumentos esgrimidos remiten a preguntas centrales de la existencia como ¿qué significa esencial?, ¿cómo definir a la esencialidad? La palabra "esencial" ha sido utilizada durante la pandemia para definir algunos servicios básicos sin los cuales la vida en sociedad se haría muy difícil. Entonces, además de los profesionales de la salud pública, se declararon esenciales numerosos otros trabajos que van desde la acción de las fuerzas de seguridad hasta los cajeros de supermercados. Cabe aclarar que la mayoría de quienes trabajan en esas actividades no han sido vacunados aún.
Yendo más allá, la esencialidad responde a la idea de la sustancia de la existencia. Por extensión, algo esencial es lo que constituye la naturaleza de las cosas, lo que no cambia, lo permanente e invariable. En el uso cotidiano, algo esencial es algo que se precisa, que es indispensable en un determinado ámbito. Es aquí cuando se bifurcan los caminos: para alguien considerar su función esencial es ajustarse al deber ser porque su función social es imprescindible; para otros constituye una atribución que genera privilegios irritantes en una democracia. El debate persistirá. Pero seguramente no contribuirá a resolver problemas y agravará la situación el hecho de que en una vereda se ubiquen los que se consideran esenciales y en la otra quienes califican a esta actitud como, al menos, excesiva.