Legislar en pos de la salud visual
Ópticos pretenden que se accione duramente contra quienes venden anteojos truchos de manera ambulante, por internet o en negocios que están habilitados para comercializar otro tipo de productos.
En la ciudad de Río Cuarto, según publicó nuestro colega Puntal semanas atrás, los ópticos reclamaron que el Concejo Deliberante de esa urbe se disponga a discutir modificaciones en la ordenanza que regula la actividad, "ya que la norma en cuestión tiene casi 20 años, por lo que ha quedado desactualizada".
Sostienen que su intención tiene como fin preservar la salud visual de las personas. Por eso, los comerciantes del rubro pretenden que se accione duramente contra quienes venden anteojos truchos de manera ambulante, por internet o en negocios que están habilitados para comercializar otro tipo de productos. "Hoy las multas son muy bajas. Además, ni los inspectores ni los jueces de faltas pueden hacer demasiado. Mucho de lo que se decomisa se termina devolviendo. La realidad es que nosotros, para tener habilitados nuestros negocios, necesitamos tener el título de ópticos y cumplir con una serie de normas. Por eso, no es justo que cualquiera se dedique a vender anteojos para sol o con graduación en cualquier lado", aseguró uno de los ópticos de la ciudad al referido colega riocuartense.
La falsificación de productos es una costumbre argentina que no cesa. Su venta libre, amparada por la inacción estatal, es evidente en prácticamente todas las poblaciones. Y, más allá de los perjuicios económicos que esta realidad causa a los comercios que procuran estar en regla, en algunos casos puede llegarse a cometer atentados severos contra la salud pública.
Los ópticos de Río Cuarto afirman que en los últimos años, como en muchos rubros, las nocivas imitaciones de los anteojos de sol de las primeras marcas se han expandido de manera significativa. Una versión trucha se puede conseguir desde los $ 200, mientras que la original puede estar por encima de $ 2 mil en las ópticas habilitadas.
Es el caso de los anteojos de sol o con graduación fabricados y vendidos fuera del circuito oficial. La piratería en esta materia es muy alta y con ello se acrecientan las posibilidades de que se produzcan efectos nocivos en la salud visual de las personas. Los especialistas dicen que pueden presentarse lesiones en la retina y hasta la formación de cataratas, por ejemplo.
En este marco, la situación económica tampoco ayuda. La falsificación se ve "amparada" por las carencias pecuniarias que hacen casi imposible acceder a determinados productos. En el caso de los anteojos esta situación se potencia por el alto costo de los marcos y los cristales. De todos modos, la lógica del reclamo de los ópticos riocuartenses es indiscutible y seguramente es compartida por los profesionales de muchas otras poblaciones en donde se observa la comercialización de anteojos falsos.
Mientras no se contemple una acción decidida en pos de acabar con estas prácticas comerciales desleales, poco podrá avanzarse en la concienciación de la población, especialmente en rubros como el que nos ocupa, en el que está en juego la salud visual de las personas.