Entrevista
Legado que se lleva en la sangre: Esteban Alisio renueva la pasión por el campo
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En Colonia Iturraspe, la familia Alisio mantiene vivo su tambo, integrando tres generaciones en la lechería. Esteban, de 22 años, habla sobre los desafíos del campo, la importancia de la capacitación y la innovación tecnológica, y cómo los jóvenes pueden sostener la continuidad del sector.
La falta de recambio generacional es uno de los desafíos que enfrentan los tambos en la región, siendo la causa del cierre de muchos establecimientos, cuyos campos se destinan luego a la agricultura. La familia Alisio representa la excepción: su tambo familiar cobija a tres de las siete generaciones que han mantenido vivo el legado iniciado por sus antepasados italianos en 1885 en Colonia Iturraspe. Primero con agricultura y ganadería, y luego con lechería, cumplen más de un siglo de actividad.
“Lo fuerte nuestro es el tambo, pero también tenemos algo de agricultura. Pero principalmente es el tambo. Me siento privilegiado en esto, porque sigo el legado y eso me enorgullece”, afirmó Esteban Alisio, de 22 años, el más joven del clan, quien fue convocado para participar como jurado en la 93ª Exposición anual de la Sociedad Rural – San Francisco Expone 2025. Para él, estas muestras son esenciales para “acercar el campo a la ciudad y mostrar el valor que tiene para la vida de nuestras comunidades”.
Esteban recordó cómo sus abuelos lo involucraron en el trabajo desde pequeño: “Mis abuelos me enseñaron a manejar tractores y máquinas, y sobre todo a interpretar a los animales. Hoy puedo identificar si una vaca está enferma o bien, gracias a ese aprendizaje”. Reconoció que la labor es exigente: “En el campo hay que estar siempre, siempre hay algo para hacer. Pero gracias a Dios, trabajo con mi familia, y eso hace que no se sienta pesado. Tenemos momentos de diversión y distensión”.
El contacto temprano con los animales y la participación activa en las tareas diarias le permitió comprender la importancia de la observación y la atención constante. “El contacto con los animales es algo que me enseñaron mis abuelos. Saber cómo están, cómo se comportan y anticipar problemas es fundamental. Eso no se aprende solo con libros, sino viviendo el día a día en el tambo”, destacó Esteban en diálogo con Posta / LA VOZ DE SAN JUSTO.
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Tecnología y capacitación, aliados del futuro
El joven productor subrayó la importancia de la innovación para mantener la competitividad: “Sí, la tecnología nos ayuda. Hace tres años inauguramos un tambo casi totalmente automatizado, con ascensores y máquinas que permiten optimizar tareas que antes hacían varias personas”. Esteban agregó: “Siempre buscamos mayor productividad y eficiencia, y la tecnología también reduce el trabajo físico, lo que suma a la calidad de vida”.
“Desde chico mis abuelos me enseñaron a manejar tractores, a conocer las máquinas y, sobre todo, a interpretar a los animales. Con solo mirarlos puedo detectar si algo no está bien. Ellos me enseñaron todo eso”
En cuanto a la profesionalización, explicó la participación en la jura ganadera, aunque él espera adquirir más experiencia para cumplir ese rol: “Se hacen capacitaciones en tambos y exposiciones. Aprendés a ver el animal, su condición y comportamiento. Es un proceso de formación que nos permite mejorar la mirada profesional”. Destacó también el aprendizaje de su abuelo, quien fue jurado años atrás, y cómo eso complementa su experiencia en el campo y en la exposición. “Poder ir al campo con mi abuelo y aprender de él es un privilegio. No es lo mismo ver un animal en la pista que en el entorno donde creció y fue cuidado día a día”, añadió.
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Los desafíos del tambo hoy
Sobre los principales retos de la actividad, Esteban señaló: “El clima es el desafío número uno; si acompaña, todo va bien. También hay competencia con la agricultura y altos costos de alquiler. El tambo trabaja muchas veces reflejando el precio de la soja y las retenciones, por lo que hay que estar muy atentos”.
Reconoció que la estabilidad económica es clave: “Hoy el tambo que sobrevivió, tenés que apuntar a lo básico o ir a por todo. Si quedás en el medio, terminás perdiendo. El tambo labura mucho con lo que es el precio de la soja, y los alquileres suben según eso. Nunca sabés qué va a pasar mañana, así que hay que estar preparado”.
El joven remarcó la importancia de la vocación y la pasión. Y dejó un mensaje a otros jóvenes que así como él que están pensando en seguir en la actividad lechera: “Que sigan, yo creo que algún día no tan lejano va a cambiar todo esto y al tambo le va a ir muy bien. La vaca es algo que no se puede perder. El que tiene pasión por los animales tiene que seguir”.
Aunque confiesa que le hubiese gustado estudiar veterinaria, las ganas de trabajar en el tambo familiar fueron más fuertes: “No me imagino haciendo otra cosa. El campo es mi vida, mi vocación y un legado que quiero continuar con orgullo”.
Para él, el contacto diario con los animales y la participación en cada etapa del proceso productivo es la mejor forma de aprender: “Hay que criarlos, enseñarlos a caminar, pelarlos y prepararlos para la exposición. Es un trabajo enorme que muchos no conocen, y eso es lo que hace especial la actividad”, manifestó.
Mirando hacia el futuro
Sobre la proyección del tambo en los próximos años, Esteban sostuvo: “Confío en que el campo que aguante va a salir adelante. Hay que apostar a la máxima tecnología, pero el contacto con los animales sigue siendo fundamental. La actividad siempre tiene algo para hacer, y eso es parte de su recompensa”.
Esteban también destacó que la educación específica y la formación profesional son esenciales para garantizar la continuidad de los tambos: “Mi educación estuvo vinculada al campo desde la escuela secundaria, y eso nos prepara para enfrentar desafíos, aplicar innovación y mantener la tradición familiar. Cursé en la escuela del campo (Ipea Nº 222 “Agr. Américo Milani”)”.
“Ver cómo trabajaban mis abuelos y aprender de ellos me hace valorar lo que tenemos. Los jóvenes que quieran seguir en el campo deben mantener la pasión y estar dispuestos a aprender, a innovar y a cuidar el legado que nos dejaron”
Finalmente, insistió en la relevancia de la transmisión de conocimientos: “Ver cómo trabajaban mis abuelos y aprender de ellos me hace valorar lo que tenemos. Los jóvenes que quieran seguir en el campo deben mantener la pasión y estar dispuestos a aprender, a innovar y a cuidar el legado que nos dejaron”.
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