Las retenciones son un mal impuesto

Los años siguen pasando y las retenciones permanecen. Hasta el propio presidente afirma que son un mal impuesto. Pero continúan vigentes. En medio de una campaña electoral que asoma como agresiva y con escasas formulaciones respecto de qué medidas se tomarán, el debate sobre este tributo merecería un espacio central.
El
presidente Mauricio Macri sostuvo que "las retenciones a la exportación
son un mal impuesto que tiene que desaparecer".
El mandatario nacional consideró necesario fomentar que el país venda
sus productos al exterior para "pasar de ser el granero del mundo a ser el
supermercado del mundo, abriendo fábricas, mejorando la producción y agregando
valor" a la industria nacional, al destacar la baja de derechos de
exportación anunciada la semana pasada para más de 200 productos de economías
regionales.
Los conceptos presidenciales fueron vertidos en una nota publicada por un diario de Neuquén. Allí, se explayó sobre los beneficios que reporta la baja de retenciones a los productos regionales dispuesta hace pocos días. Pero a pesar de señalar que son un mal impuesto, nada dijo acerca de cómo atenderá este problema, luego de haber reducido notoriamente el tributo en sus primeros años de gestión para luego volver a implementarlo ante la crisis fiscal generada a partir de 2018.
Como es lógico, más aún en tiempos preelectorales, el Presidente defendió su decisión de bajar los derechos de exportación a más de 200 productos, una medida que, según precisó, es "para seguir potenciando el crecimiento" de las economías regionales. En el texto del artículo, que lleva el título "Un alivio para los productores de las economías regionales", Macri se refirió a la medida que tomó el Gobierno el miércoles último a través del decreto 464/2019, que dispuso que 207 posiciones de economías regionales que venían pagando $ 4 por dólar exportado pasen a tributar $ 3 por dólar exportado.
La medida va en el buen sentido, pero no es suficiente. Él mismo ha señalado que se trata de una tributación perjudicial para la producción. Es un impuesto que castiga al que produce y que del que se valieron todos los gobiernos para tapar los huecos financieros generados por el exorbitante gasto público. Nadie en la dirigencia política nacional está exento de responsabilidades al respecto, aun cuando hayan sido muchas las voces que reclamaron, a lo largo del tiempo, la necesidad de eliminar las retenciones definitivamente. Vale recordar, por ejemplo, que el extinto ex gobernador José Manuel de la Sota, al inaugurar la exposición rural de Río Cuarto en 2006 había pedido que se acabe "aunque sea pausadamente, con un impuesto que castiga el trabajo, la voluntad productiva exportadora".
Los años siguen pasando y las retenciones permanecen. Hasta el propio presidente afirma que son un mal impuesto. Pero continúan vigentes. En medio de una campaña electoral que asoma como agresiva y con escasas formulaciones respecto de qué medidas se tomarán, el debate sobre este tributo merecería un espacio central. Es imprescindible clarificar qué piensan al respecto las distintas agrupaciones que buscan el voto popular y de qué modo se comportarán si llegan al poder.
El debate por las retenciones no puede ser soslayado. Pero tampoco bastardeado con la intención de ganar adhesiones electorales.