Las Manos Unidas necesitan alimentos para llevar a Santiago del Estero

Este grupo de amigos solidarios realizará el próximo 14 de diciembre su cuarto viaje para llevar diversos elementos a las familias más carenciadas de esa provincia. Cómo ayudar.
La historia de cómo Néstor y su grupo de amigos generaron una movida solidaria que ya lleva 4 años ayudando a los más necesitados es de esas que nacen casi por casualidad, por un capricho del destino. Antes de unirlos este objetivo en común, los convocaba la pasión por la música, los encuentros y las guitarreadas.
En una de esas reuniones, alguien les contó que había estado en Añatuya, donde los impresionó la reacción de una niña a quien simplemente les dieron unas golosinas. "Tenemos que ir", pensaron... y así nació el primer viaje de Manos Unidas.
"Nos largamos sin demasiada información. Agarramos la ruta y dijimos 'vamos para aquellos lados' y nos fuimos. Allá hicimos amistades y ya tenemos un recorrido armado", cuenta Néstor Pereyra, uno de los responsables de este movimiento solidario.
La idea es sencilla, pero complicada a la vez. Se trata de recolectar durante el año todo lo que a las personas que viven en situación de indigencia en los rincones más inhóspitos de Santiago del Estero puede aliviarles la vida. Muebles, ropa, alimentos, juguetes, artículos de higiene... todo sirve a la hora de emprender el viaje.
Pero la movida se hizo tan grande que requiere de una logística dedicada. Para el segundo año se sumó Darío Cuellar, quien además de aportar una cámara frigorífica del galpón donde juntan los elementos, se convirtió en uno de los referentes del grupo.
"Después de cada viaje
descansamos un tiempo y ya en febrero o marzo volvemos a reunir al grupo para
comenzar a recolectar. Esto funciona por el boca a boca. Darío tiene transporte
y salimos a la calle a juntar, durante todo el año. Juntamos todo: ropa, calzado,
camas, juguetes, utensilios, bicicletas", cuenta Néstor.
El grupo entregando las donaciones a una de las comunidades que visitan. (Archivo)
Si les preguntan con exactitud cuál es el destino preciso de cada viaje, no lo saben. Se adentran en el monte, en terrenos casi inaccesibles y van tocando bocina. Los habitantes de esas zonas olvidadas del país salen al encuentro y los reciben con alegría y gratitud.
"Salen de donde menos lo imaginés. Como nosotros no podemos ver bien dónde están las casas, porque están desparramadas por los caminitos, vamos tocando una corneta y la gente sale. Tratamos de llevar la ropa dividida por género y edad, para darles realmente lo que necesita cada familia y que no se desperdicie la donación. Por lo general, gracias a Dios, la gente dona ropa en muy buen estado", agrega Darío.
Llevar alegría. Además de las donaciones, los sanfrancisqueños van dispuestos a compartir momentos con ellos. (Archivo)
La mejor recompensa para este grupo de amigos solidarios es la sonrisa de quienes los reciben con los brazos abiertos. "Es una experiencia inolvidable, algo increíble. No te podés imaginar lo que se siente. Es gente que no tiene nada y que por lo que vemos va a estar toda vida así: no tienen luz, agua potable, no se pueden higienizar, no conocen lo que es un jabón", relatan.
Niños descalzos, chaperío, frío en invierno y calor en verano. Un médico que aparece cada 9 meses y muchas carencias que ni podríamos imaginarnos. Con todo eso se encuentran los amigos de Manos Unidas.
"Nos reciben de la mejor manera, te das cuenta de que no es solo porque le llevamos algo, sino que lo hacen con el corazón. Nos brindan su patio para armar una carpa para los que vamos a ayudar. El año pasado nos acompañaron 4 o 5 familias a vivir la experiencia. Es ver una vida diferente, impensada, y es acá nomás, a 8 horas de viaje", reflexionan.
A pesar de las altas temperaturas, a Darío se le ocurrió en uno de los viajes aparecer vestido de Papá Noel y se sintió como Messi: todos querían una foto con él. Otra anécdota que cuentan es que llevaron un bidón de 5 litros de nafta para alimentar un generador eléctrico, pero esa cantidad de combustibles solo alcanzó un ratito. "Los chicos se juntaron todos a ver la tele, pero cuando se terminó la nafta, se acabó y volvieron a su mundo sin problemas", cuentan.
Las donaciones, listas para viajar.
En las próximas semanas la colecta se enfocará en alimentos no perecederos, algo que no solicitan antes por cuestiones de vencimiento. Sin embargo, cuentan que algunas personas les hacen llegar alimentos a lo largo del año y ellos se encargan de repartirlos a las familias necesitadas del sector de Frontera donde está el depósito.
Quienes quieran colaborar, pueden contactarse a través de las redes sociales de Néstor Pereyra y Darío Cuellar o llevar su aporte al depósito de calle 86 al 155. También, pueden solicitar que pasen a retirarlos a domicilio.
Cómo ayudar
Manos Unidas es un grupo de amigos, que no recibe ninguna clase de apoyo oficial, salvo algunas instituciones como Cáritas que aporta elementos cada vez que se acerca un viaje. Receptan donaciones de San Francisco, Frontera y de la zona.
Se puede contactar a Néstor Pereyra y a Darío Cuellar a través de las redes sociales o al 3564 504552 (Néstor). También pueden acercarse las donaciones al depósito de calle 86 al 155 o solicitar que las pasen a retirar a domicilio.