Educación
Laminados con tela descartada: el proyecto de alumnos de Ingeniería Industrial
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Estudiantes de la UTN Regional San Francisco desarrollaron un producto original como proyecto final, utilizando jean reciclado y combinando sustentabilidad, diseño innovador y viabilidad comercial.
En el marco de las exposiciones de proyectos finales de carrera realizadas el 29 y 31 de julio en la UTN Regional San Francisco, estudiantes de Ingeniería Química e Industrial presentaron sus desarrollos ante docentes, compañeros y público general.
Entre los trabajos de Ingeniería Industrial se encuentra el de Boris Bachmeiner y Juan Cruz Roldán, titulado “Fabricación de laminados a partir de retazos de tela reciclada”. La propuesta se basa en dos ejes clave definidos desde el inicio: innovación técnica y compromiso ambiental.
“Queríamos trabajar con un tema que involucre sustentabilidad, economía circular, reutilización de materiales y aprovechamiento de residuos”, explicaron. La propuesta surgió tras buscar ideas viables y analizar las oportunidades que ofrece el entorno productivo de San Francisco. “Vimos la oportunidad de trabajar con laminados porque sabemos la versatilidad de uso que tienen. Cuando combinamos esos dos mundos, vimos que hacer un laminado decorativo a partir de retazos de tela reciclada era una idea fantástica”.
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Una técnica conocida, un resultado irrepetible
El proceso de fabricación se basa en una técnica clásica dentro de la industria, que parte de la superposición de capas de papel tipo kraft impregnadas en resinas termostables. Estas capas se prensan a altas temperaturas y presiones para formar un material compacto, resistente y antibacteriano, ideal tanto para industria farmacéutica como domésticos, u otros. En este caso, en lugar de papel, los estudiantes utilizan retazos de tela reciclada, principalmente jean, como base.
“Casi el 60 o 70% de los jeans que se ven día a día son de color azul y son los que más desperdicio generan. Por eso, muchos de nuestros laminados tienen ese tono característico. La disposición aleatoria de los retazos hace que cada pieza sea única, irrepetible, pero siempre con una estética armoniosa”, detallaron. Esta particularidad convierte a cada placa en un producto con valor diferencial que, además, puede utilizarse en múltiples aplicaciones: desde mobiliario hasta revestimientos para techos, paredes o mostradores.
Uno de los puntos fuertes del proyecto es que el material final puede ser trabajado con herramientas convencionales de carpintería: se puede perforar, ranurar o cortar como cualquier otro laminado comercial. Además, cumple con medidas estándar de mercado, lo que facilita su inserción como alternativa real en la industria del mueble o en instituciones educativas.
Sostenibilidad con mirada comercial
El desarrollo de este producto no está exento de desafíos. “Introducir un producto nuevo al mercado, sobre todo si es reciclado, tiene sus complicaciones. Existe un sesgo instalado, y competimos con sustitutos más económicos, aunque con menos prestaciones”, señalaron. En ese sentido, destacaron el carácter integral del enfoque del producto: “No se trata solo de fabricar, sino también de cómo vender. Buscamos un producto viable técnica y comercialmente”.
A la sostenibilidad se suma el componente estético y otras herramientas. “Nosotros nos enfocamos en la apariencia diferencial del laminado, que no es lo más convencional y es parte del atractivo. Nos valemos de habilidades blandas como el marketing para adaptarlo al mercado”, agregaron.
Durante la presentación, mostraron ejemplos concretos de uso: tapas de mesa, bancos, mostradores para comercios, mobiliario escolar. “Las posibilidades son infinitas. El producto está pensado para que lo pueda adquirir desde un particular hasta una empresa, aportando un granito de arena al medio ambiente”.
Aunque son conscientes de que este tipo de iniciativas no buscan reducir drásticamente la huella de carbono o eliminar los residuos textiles del mundo, el objetivo es claro: “No pretendemos reducir la huella de carbono global, pero sí entender cómo adaptar procesos convencionales hacia un enfoque más verde”.
El proyecto les permitió aplicar conocimientos técnicos e integrar habilidades propias del futuro ingeniero industrial, en un momento donde también comienzan a asumir nuevas responsabilidades laborales y personales. Aun así, la motivación permanece intacta: “Nos emociona el proyecto y siempre tuvimos un objetivo en mente, que es hacer de esta iniciativa la experiencia quizás más linda de toda la facultad”.