“La vocación del diaconado permanente se edifica sobre la vocación a la vida matrimonial”
En 2025, la diócesis de San Francisco podría ordenar los primeros ministros casados para las tareas de servicio de la Iglesia. ¿Cuál será su función? Lo explica el padre Mario Ludueña.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
La Iglesia Católica de San Francisco está cada vez más cerca de contar con los primeros diáconos permanentes que incluso pueden ser personas casadas. De hecho, se estima que para 2025 se puedan producir las primeras ordenaciones diaconales.
La figura del diácono es muy importante dentro de la Iglesia Católica, ya que es considerado un servidor, un clérigo o un ministro eclesiástico, cuyas calificaciones y funciones muestran variaciones según las distintas ramas del cristianismo.
En el ámbito diocesano todo comenzó en julio de 2017, en el marco de un encuentro del presbiterio que se desarrolló entre el 3 y el 6 de julio de ese año. Allí se trató en gran parte la cuestión vinculada con el diaconado y se contó con la presencia de dos diáconos con sus esposas como son Ángel Lasalla y su esposa Estela, de la diócesis de Cruz del Eje y Héctor Sosa y Eva procedentes de la diócesis de Rafaela
En 2019 comenzó a tomar forma esta posibilidad de contar con diáconos permanentes casados dentro de la Iglesia de la diócesis de San Francisco ya que ese fue el año en el cual nueve hombres finalizaron su etapa de discernimiento para luego, al año siguiente, comenzar con la etapa de formación específica que, se cree, podría estar completa para que, en 2025 se puedan conocer a los primeros diáconos permanentes casados. En el caso de este primer grupo de nueve aspirantes a diáconos, ocho son casados y el restante es viudo con edades que van entre los 40 y 62 años.
El sacerdote Mario Ludueña tiene a su cargo la dirección de la Escuela de Formación de Diáconos Permanentes 'San Francisco de Asís' que funciona en dependencias del Instituto San Francisco de Asís -Juan José Paso 1650-.
Para el ciclo lectivo 2023 las clases comenzarán de manera presencial y virtual a partir del 18 de marzo con encuentros que tienen lugar los días sábados por la tarde en un ciclo lectivo que se extiende hasta fines de noviembre.
En ese marco brindó a LA VOZ DE SAN JUSTO una detallada explicación acerca del proceso que llevan adelante estas personas y su rol dentro de la Iglesia una vez que reciban su esperada ordenación diaconal.
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¿Cómo fue ese primer encuentro con los
diáconos casados que terminó por dar pie a la puesta en marcha de este proceso
dentro de la diócesis?
Ha sido un encuentro muy fructífero y enriquecedor. Los diáconos fueron relatando sus experiencias e incluso las dificultades que encontraron en el camino para que los sacerdotes escucháramos de primera mano. Inmediatamente después de eso se hizo una carta firmada por monseñor Sergio Buenanueva y los sacerdotes a toda la diócesis que fue enviada el 6 de julio dirigida a todos los fieles y comunidades dentro de la Iglesia informando sobre el diaconado permanente ya que después del correspondiente discernimiento nos encontrábamos en condiciones de comenzar con la formación del diaconado permanente.
Luego se hicieron cinco talleres ofrecidos a los decanatos para presentar el diaconado permanente. Una vez concluidos, se comenzó con el tiempo de discernimiento que consistió en que los sacerdotes observaban a laicos de sus parroquias que podían ser diáconos y una vez individualizados estas personas recorren un proceso que se prolonga por alrededor de dos años. Durante el discernimiento estas personas realizaron un taller de catequesis a cargo de la Junta Diocesana de Catequesis. Posteriormente se comenzó con la formación específica dentro de la escuela donde reciben conocimiento en materias que deben transitar en caso de que ellos descubran esa vocación diaconal.
- ¿Qué características reúne la figura del diácono permanente y cuál es su función dentro de la Iglesia?
El diácono permanente puede ser soltero, viudo o casado y es un ministro ordenado. Es parte del sacramento del orden que está compuesto por obispo, presbíteros y diáconos, es decir que son los diferentes grados que tienen que ver cómo se entronca este misterio con el misterio de Jesús. El diácono no se forma en orden al sacerdocio sino en orden al servicio. El diácono es definido como figura sacramental de Cristo Siervo y de allí se desprende la importancia del diácono que es parte del ministerio sagrado.
- ¿Qué tareas específicas desarrolla?
El diácono es una vocación que tiene una singularidad que no tiene ni el obispo ni el sacerdote. El diácono vive su vida asentado en dos patas: una de ellas en el mundo porque sigue siendo una persona que vive de su trabajo particular y tiene su familia y otra en la Iglesia conformando una vocación puente. El diácono puede bautizar, hacer exequias, casar, bendecir y llevar la comunión a los enfermos mientras que no puede confesar, consagrar, dar la unción ni confirmar porque esto último es propio del orden sacerdotal.
"El diácono no se forma en orden al sacerdocio sino en orden al servicio", explicó el padre Mario Ludueña. (Fotos: Marcelo Suppo | LVSJ)
- ¿La formación de los diáconos es similar a la formación sacerdotal?
Tiene algunos puntos en común y otros no. Esto pasa porque la mayoría de los aspirantes a diáconos son casados y en ese marco hay que tener en cuenta la espiritualidad conyugal. Además, el diácono es ordenado como tal con el consentimiento escrito de la esposa que acepta que su esposo acceda a las sagradas órdenes. Sin eso es imposible porque se trata de una vocación que supone otra vocación.
- ¿Si el diácono es soltero al momento de su ordenación, luego se puede casar y seguir siendo diácono?
En ese caso, el diácono tiene que ser soltero o casado antes de ser ordenado. Si el diácono llega a la ordenación estando casado, sigue en esa condición compartiendo la vida con su esposa. Si luego enviuda, abraza el celibato sin volver a casarse. En el caso del diácono soltero, abraza el celibato, es decir, sigue soltero. Los casos excepcionales se dan por una razón muy seria como el caso de que una persona casada abraza el celibato y luego enviuda. Al enviudar tenía hijos muy pequeños y allí se hace una excepción para que pueda volver a casarse en el caso de que así lo desee. Hay gente que cree que, una persona casada, por abrazar el celibato siendo diácono no tiene más vida íntima con su esposa y eso no es así. Sigue teniendo vida íntima con su esposa porque es lo más lógico. Por eso la vocación del diaconado permanente se edifica sobre la vocación a la vida matrimonial.
- ¿Por qué se apela a la figura del diácono casado?
Es algo antiquísimo y se remonta a los inicios de la Iglesia. El diaconado tuvo su época floreciente, luego pasó por una etapa de decaimiento, se intentó volver a ponerlo en marcha en Trento y no dio resultado hasta que después del Concilio Vaticano II comenzó finalmente a dar resultado.
- ¿En qué consiste el proceso de formación de diáconos?
Luego del discernimiento los aspirantes a diáconos ingresan a la escuela donde cursan durante cuatro años un proceso de formación y un año final de pastoral. Posiblemente dentro de dos años podría darse la primera ordenación de diáconos casados en la diócesis. En ese camino el aspirante discierne si tiene vocación descubriendo el llamado.
- ¿Cuántos aspirantes se están preparando en este momento para la formación diaconal?
En total son nueve aspirantes y en este momento aplicamos el sistema de cohorte, es decir un grupo cuyos integrantes pueden encontrarse en distintos años dentro de su proceso de formación, pero vamos a esperar a que terminen. Cuando finalicen recién comenzaríamos con la segunda cohorte. Una vez que tengamos diáconos ordenamos tendremos que ver ´como se integran y también todo depende del surgimiento de nuevas vocaciones diaconales. Por ahora estamos aplicando el grupo de cohortes. Luego de las ordenaciones vamos a discernir si continuamos con este mecanismo o bien podemos aplicar el mismo mecanismo que se pone en práctica en el seminario de formación sacerdotal.
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En dos años saldría posiblemente el primer
grupo de diáconos permanentes. ¿Ya tendrían destinos estas personas?
Todavía no porque estamos trabajando aún en el discernimiento y su destino se define luego de su ordenación. En el caso del diácono permanente casado, la esposa participa íntimamente en el camino de discernimiento y esto demuestra que el rol de la mujer en esto es clave porque allí aparece el reflejo real de quien uno eso y eso te ayuda a mejorar.
- ¿Qué pasará cuando el diácono ya ordenado comience su tarea en el terreno?
Habrá que ver cómo es la asimilación de esta figura en el resto de las comunidades. El tema se fue instalando de a poco, pero necesitamos seguir evaluando porque vamos a ver a un hombre casado en el altar y esto lleva un tiempo de asimilación al igual que cuando pasó cuando apareció la figura de los ministros laicos.
- ¿De quién depende el diácono en el ejercicio de sus tareas?
El diácono depende del obispo, no del sacerdote. Si en mi parroquia tengo un diácono, sus tareas son asignadas por el obispo. Lo lógico es que si está en la comunidad colabore con ella, pero la designación de la tarea dada por el obispo, siempre teniendo en cuenta que no dañe su vida familiar ni laboral y por eso se puede acotar mucho porque no es lo mismo un diácono viudo o jubilado que dispone de mucho más tiempo y puede hacer más cosas a un diácono que tiene su trabajo, su esposa e hijos. El diácono puede ejercer responsabilidades diocesanas, como, por ejemplo, tener tareas en Cáritas y a partir de allí viaja por las parroquias visitando las Cáritas de cada una de ellas. Ahora, para llegar a eso significa que el obispo hizo el discernimiento con el diácono y el párroco para establecer concretamente la tarea a realizar brindando un diálogo fluido muy valioso.