Análisis
La vigencia de un arte ancestral
El “Títeres Festival Club El Barrilete” demuestra la vigencia de este arte tan antiguo, aun en tiempos donde las pantallas y los medios digitales dominan la escena.
Hasta mañana viernes y del 12 al 17 de junio se llevará a cabo la 21ª edición del “Títeres Festival Club El Barrilete”, una tradicional propuesta que, debido a su larga trayectoria, cuenta con reconocimiento local, provincial y nacional. Bajo la organización de FIDA Teatro, junto al acompañamiento de la Municipalidad de San Francisco y la Agencia Córdoba Cultura, este año el festival contará con más de 36 funciones, con titereros oriundos de Capilla del Monte, Villa María, Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
Luego de una semana poblada de eventos masivos como la Todo Láctea y los festejos de la italianidad, San Francisco continúa albergando acontecimientos que le consolidan su perfil receptor de propuestas de todo tipo, especialmente en lo referido al ámbito cultural. Así, como desde hace varios años ocurre, los títeres pasan a ser protagonistas de jornadas esperadas por los niños que demuestran la vigencia de este arte tan antiguo, aun en tiempos donde las pantallas y los medios digitales dominan la escena.
El títere es una de las disciplinas artísticas más añejas. Desde el antiguo Egipto y la China ancestral se expandió por el mundo. En un primer momento como instrumento para como instrumento para comunicarse con los dioses, pero luego sirvió –aún sirve- para difundir conocimientos y entretener, involucrando en cada función aspectos literarios, musicales y coreográficos que siguen atrayendo a las personas en todas las culturas del mundo.
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Llama la atención, por otra parte, que el dominio de la cultura digital no pueda sustituir a este arte ancestral. Los especialistas sostienen al respecto que títeres y marionetas no compiten con lo virtual. La riqueza de esta propuesta artística se basa en la cercanía con los espectadores que genera un ida y vuelta imposible de revivir en el contacto con una pantalla. Su lenguaje es una herramienta formidable para captar la atención de niños y niñas, especialmente los más pequeños.
Su asequibilidad se transforma en un medio para descargar emociones y también para aprender. Numerosos pedagogos explican que el títere forma parte del entorno natural del juego del niño y, por lo tanto, es una herramienta que permite al educador crear un contexto estimulante y enriquecedor para el aprendizaje. “Representa un modo divertido y atractivo de enseñar, y facilita las propuestas de abordar temas interesantes para la infancia, favoreciendo en consecuencia el desarrollo de los objetivos educativos. Es decir, facilita el juego simbólico, el “hacer como si” y la libertad de improvisación, que es tan agradable a la mentalidad infantil”, destaca una publicación especializada.
Asimismo, desde hace mucho tiempo también el títere es un recurso terapéutico. Por ejemplo, se utiliza para tratar neurosis infantiles. La primera en hacerlo fue la psicoanalista suiza Madeleine Rambert, quien escribió alguna vez que “el títere es un símbolo que, volviendo al niño activo, nos permite tomar en vivo su lógica autística”.
Por ello, no cabe duda de que el éxito volverá a presentarse en esta nueva edición del “Títeres Festival Club El Barrilete”. Porque es una oportunidad magnífica para recrear y revivir emociones y sentimientos que parecen perdidos en la maraña de tecnología que hoy invade la vida todos, en especial la de las nuevas generaciones.