La vida en los pasajes de servidumbre: espacios privados y escondidos con aires de vecindad

En algunos barrios de la ciudad, un callejón o pasillo marca un corte con la línea de casas o inmuebles de una vereda. Hacia adentro, la vida puede asemejarse a una especie de vecindad, según relatan los vecinos. ¿Cómo surgieron? ¿Cuáles siguen existiendo? ¿Quiénes tienen sus casas en ellos y cómo es la vida en estos lugares de antaño?.
En San Francisco se pueden encontrar pasillos entre casas de familia, locales o fábricas. Adentrándose en ellos es posible hallar otras viviendas que recrean un estilo de vecindad. Esos pasillos son conocidos vulgarmente como "pasajes de servidumbre", los que pueden ser vistos en diferentes barrios.
"Son espacios privados pero nosotros no podemos cerrarlos o hacer cambios en él", comentó Alcides Maretto, vecino de nuestra ciudad que comparte un pasillo de servidumbre en calle Independencia al 1300, con otros tres propietarios.
Según la ingeniera civil Mónica Cordero, "los denominados `pasajes de servidumbre´ son lotes o pasillos privados de uso común entre los inmuebles internos a los cuales sirve de tránsito peatonal, no autorizándose la construcciones en el mismo".
Alcides Maretto comparte con sus vecinos los gastos
del pasillo de Independencia al 1300
"Son privados -agregó- ya que se considera de dominio público a las calles que comprende a la calzada más la vereda, las plazas y las plazoletas. Es decir, al que puede acceder cualquier persona que transite por el mismo", señaló la ingeniera.
Cordero aclaró que los pasajes "surgen al momento de subdividir un inmueble, realizando el máximo aprovechamiento de la superficie existente y en función de las normas establecidas en el reglamento de urbanizaciones y subdivisiones vigentes".
Un pasillo de este tipo debe contar con anchos mínimos que varían entre 2 y 4 metros en función de la profundidad y cantidad de los lotes a los que sirve. En ningún caso la profundidad del pasillo debe ser superior de la mitad de la manzana.
"Los pasillos son privados y se encuentran registrados en condominio entre los propietarios de los lotes internos. En el caso de venta de alguno de los inmuebles internos, se transfiere también el condominio correspondiente", informó la ingeniera.
Como una vecindad
A la hora de cuidar el "pasillo" son los mismos propietarios los que se encargan de cortar el pasto y mantenerlo limpio. En el caso del de calle Independencia, se lo suele ver a Alcides en plena acción: "Soy yo el que suelo cortar el pasto porque tengo un departamento que alquilo al fondo de mi lote que tiene salida hacia el pasillo. No me cuesta hacerlo y mantenerlo porque tengo las máquinas para eso y además no es muy grande", explicó Maretto.
En Colón al 400 se ubica otro pasaje de servidumbre. En este caso, se trata de un pasillo más largo, aunque angosto, donde existen tres casas de familia.
Carlos Saccone, uno de sus vecinos, vive allí desde hace 50 años y asegura que el lugar se asemeja a una vecindad: "Nos conocemos mucho todos, es como una vecindad; para mantener el pasillo lo hacemos entre nosotros o contratamos a alguien que lo haga y dividimos los gastos", sostuvo.
Impuestos repartidos
Maretto aseguró que entre todos los propietarios del lugar pagan el impuesto inmobiliario urbano, cuyo valor total se deduce de los metros cuadrados que tiene el terreno. En el caso de los vecinos de barrio Vélez Sarsfield, el impuesto llega a nombre de uno de los propietarios, aunque el costo de la cuota se divide entre quienes viven allí. En este caso, ellos eligieron el pago de la cuota única la que los beneficia por los descuentos. "No es tanto lo que se paga y en mi caso, yo lo uso más que el resto de los propietarios por el departamento que alquilo y el resto no lo usa demasiado ya que el ingreso y salida del resto de las propiedades es por otra calle", contó Maretto.
En el caso de los vecinos de calle Colón, cada uno cuenta con sus respectivos impuestos. "Se paga todo individualmente. Cada casa tiene sus propios impuestos inmobiliarios y servicios", afirmó Saccone.
En este sentido, Cordero manifestó que "los condominios son los responsables de su mantenimiento, y a través de estos pasillos cada uno recibe los servicios de agua, cloacas, gas y energía eléctrica, pero los correspondientes medidores se encuentran siempre fuera de los pasillos, en correspondencia con la línea municipal de la fachada, a los fines que las empresas prestadoras de los servicios puedan acceder desde un espacio del dominio público".

José Gallo, en el pasillo de Avellaneda al 100
Una "boca
de lobo"
"En los últimos años, por razones de seguridad, vemos que han comenzado a cerrar los pasillos, limitando su acceso", contó Cordero.
Maretto, por su parte, reconoció los peligros que implican estos espacios oscuros y de una sola salida. "Son una boca de lobo, por eso lo iluminé para seguridad de mi inquilino y de todos los vecinos que lo comparten".
En el caso de Saccone, este fue víctima de un robo hace 15 años atrás por lo que optó por poner rejas y además tener perros guardianes. "Es una boca de lobo. Estamos en el microcentro pero tomamos recaudos de seguridad. En otros tiempos, la gente usaba el pasillo en las madrugadas para pernoctar pero ahora mis mascotas ladran y los alejan".
Otro de los pasajes conocidos en la ciudad es el que está ubicado en Avellaneda al 100, donde vive José Gallo desde hace 17 años: "Es un lugar que se tornó peligroso desde hace dos años, ya me robaron varias veces y por eso tomé la decisión de reforzar la seguridad de mi casa".
Los denominados pasajes de servidumbre son lotes o
pasillos privados de uso común entre los inmuebles internos a los cuales sirve
de tránsito peatonal, no autorizándose la construcciones en el mismo
Lugares con historia
Haciendo un repaso del surgimiento de estos espacios, Cordero comentó que "estos pasillos surgen de subdivisiones que se producen fundamentalmente en los sectores más antiguos de la ciudad, donde sus manzanas en dameros (86,60 x 86,60 metros) permitían los conocidos lotes con profundidades de 43,30 metros y frentes generosos que superaban los 13 metros.
Estos lotes admiten fracciones con frente a calles y lotes internos con salida a la vía pública a través de pasillos.
"En los barrios que se fueron urbanizando desde la década del 1970 en adelante, aparecieron las denominadas supermanzanas de formas rectangulares, con un mejor aprovechamiento del suelo; por lo que las subdivisiones de un lote con pasillo resultan imposibles", destacó la ingeniera.
De acuerdo a lo previsto en la Ordenanza Tributaria en vigencia, estos lotes baldíos destinados a pasillo de uso común a uno o más inmuebles internos que solo tienen salida a la vía pública a través de ellos, pueden solicitar la exención a la contribución municipal que incide sobre los inmuebles.