La vida en la ruta: camioneros

Los conductores pasan días lejos de su familia y soportan largas jornadas sobre un vehículo, pero acuerdan sueldos que duplican al de otras actividades. Ellos cuentan más sobre este oficio.
Ser camionero es dedicarle largas horas a tu trabajo; largos y cansadores viajes por las rutas argentinas, incluso por carreteras de los países limítrofes. Es un estilo de vida.
No es sencillo, una extensa lista de atenuantes le demanda a cada camionero mucho de vocaci. Entre ellos se encuentran el clima y los caminos recorridos.
La naturaleza aporta obstáculos: el calor extremo en las tardes de verano y el frío que golpea durante los días de invierno. La lluvia, las tormentas de viento y granizo.
La mano del hombre hace lo suyo también. Los caminos muchas veces se tornan peligrosos. El mal estado de las rutas o la imprudencia en el tránsito son factores que complican a la actividad.
Y por supuesto, pasar muchas horas -hasta varios días- sin ver a la familia, a la mujer, a los hijos, a los amigos, es parte de esa mitad del vaso vacío que ven quienes ejercen este solitario oficio que los obliga a soportan largas jornadas sobre un vehículo, pero acuerdan sueldos que duplican al de otras actividades, al poseer uno de los sindicatos nacionales más poderosos del país.
Hablamos con Carlos Picatti y Oscar Trucco, quienes pasaron gran parte de sus vidas al volante de un camión. Ambos coinciden en que "para ser camionero tiene que gustarte" y que el oficio es "una pasión".
"La familia se va acostumbrando", sostiene Carlos Picatti
"De mi casa salgo los lunes y regreso los sábados"
Carlos Picatti, oriundo de la localidad de La Francia en donde reside -aunque no la mayor parte de su tiempo-, es uno de los camioneros de la empresa Carossio, Vairolatti y Cía. S.R.L. que día a día sale a la ruta, habitualmente con destino Buenos Aires.
Al ser consultado por su labor, Picatti expresó: "Yo vivo en La Francia. Esta semana, como tocó el fin de semana largo, salí el martes a las 18 junto a otro compañero porque yo tenía el camión en Buenos Aires. Avanzamos hasta Rosario en donde comenzaba la restricción" a la circulación de camiones en las rutas nacionales.
Y continuó su relato diciendo que "ahí compartimos la comida junto a otros compañeros. Siempre llevamos algo cada uno y compartimos. Llegamos a Buenos Aires a las 5, descansamos hasta las 8 y ahí ya salí a repartir la mitad carga que le había quedado a mi camión desde el viernes. Luego fui a hacer otra carga y regresé a San Francisco, llegué el jueves a la madrugada. Este viaje describe el día a día del camionero", aseguró.
El camión, su casa
En la charla con LA VOZ DE SAN JUSTO, Picatti -que esperaba mientras su camión era cargado en el Parque Industrial para luego partir nuevamente a Buenos Aires- sostuvo que el trayecto San Francisco-Buenos Aires "demanda entre 8 y 10 horas, según el tránsito".
Y agregó que en estos viajes "me quedo a dormir allá. Contamos con camiones que tienen cabina-dormitorio, están equipados con aire acondicionado y poseen un climatizador independiente en el techo para cuando el motor está detenido. Las comodidades son bárbaras".
Consultado acerca de lo que significa para él alejarse de la familia por varios días, expresó: "Para hacer esto te tiene que gustar. Hay gente que lo hace por necesidad, en mi caso particular me gusta y también es por necesidad, por supuesto, porque es mi fuente de trabajo".
"La familia se va acostumbrando a la par de uno. Yo, a los 18 años empecé a manejar camiones y ya estaba casado. Mis hijos se criaron así, uno de ellos de hecho es camionero", añadió.
"Más allá de ser el trabajo con el cual llevo el dinero a mi casa, ser camionero es una pasión", confesó.
Por último, Carlos dejó una anécdota que ahora recuerda entre risas pero que en su momento le ocasionó más de un dolor de cabeza. "En otro transporte una vez me agarró una nevada terrible yendo a Chile. Estuve 20 días varado con temperaturas bajo cero. Corrían los días, la nieve no bajaba y no sabíamos cuándo íbamos a cruzar. Ese viaje me demandó el mes", cerró.
"No es que manejas un chiche, el camión es un compromiso muy grande", asegura Oscar Trucco
Más de 35 años en el camino
Oscar Trucco, que lleva más de 35 años como camionero, se desempeña laboralmente en Passamonte Comercial SA. Su jornada comienza entre las 3.30 y las 4 y finaliza después de las 18. Su trayecto habitual es San Francisco-Córdoba y viceversa.
Si bien, a diferencia de otros colegas, duerme cada noche en su casa, el cansancio y la obligación de descansar para el próximo viaje achican los tiempos para estar con la familia.
Al igual que Picatti, Trucco señaló que el del camionero "es un trabajo que te tiene que gustar, de lo contrario es difícil. Se deja por muchas horas a la familia, yo por suerte puedo estar todas las noches en casa, pero sé que temprano vuelvo a salir".
Además, hizo hincapié en el compromiso que conlleva manejar un camión, por su porte y magnitud: "No es que manejas un chiche, el camión es un compromiso muy grande. Nosotros que recorremos bastante el país vemos que en gran parte del territorio se maneja mal, hay que tener mil ojos", manifestó.
Oscar también remarcó: "Las rutas son cada vez más complicadas, hay mucho tráfico. Además tenemos unas rutas muy angostas. De San Francisco a Córdoba a veces te demorás 4 horas, 4 horas y media. Más aún en esta etapa del año, con mucha gente de vacaciones, viajando. Te atrasa una hora, una hora y media siempre".
En la continuidad de la entrevista, Trucco contó que "hace desde el año 1981 que empecé a manejar el camión en la ruta. Tengo 60 años y casi toda mi vida estuve arriba de un camión".
Durante estos años, más de una vez, pensó en abandonar. Las horas, incluso días, fuera del entorno familiar y de su ciudad pasaron factura aunque, como esgrimió, "me lo tuve que aguantar porque es mi trabajo".
Para cerrar, el entrevistado se refirió a la importancia que adquirió para su trabajo el avance de las tecnologías de la comunicación. "Llegué a estar hasta dos semanas sin volver a casa. Se sobrellevaba hablando por teléfono. Ahora es más fácil, 15 años atrás no había mucha comunicación, recién cuando parábamos en las estaciones de servicios podíamos contactarnos con la familia a través de un teléfono fijo", relató.