Día Mundial de Concientización sobre el Autismo
Vivir con trastorno del espectro autista: la historia de Gabriel
Se lo diagnosticaron a los 3 años y los médicos no esperaban que pudiera comunicarse. Hoy es un joven que trabaja y estudia gracias al abordaje integral de profesionales y la fortaleza de sus padres que nunca se dieron por vencidos para que lograra desarrollarse plenamente. “Los rótulos, la discriminación es algo que lamentablemente existe porque hay desinformación", sostienen.
Por Isabel Fernández | LVSJ
Gabriel Cabrera tiene 18 años, trabaja en el negocio familiar y hace streaming, además tiene planes para estudiar marketing. También está dentro del espectro autista. Desde que le diagnosticaron autismo e hiperactividad a los 3 años, su mamá María y su papá Claudio no se dieron por vencidos y siempre buscaron todas las alternativas posibles para que él pudiera desarrollarse en la vida con esta condición.
El autismo es una condición para toda la vida y en adultos también es un desafío.
El trastorno del espectro autista (TEA) es de origen neurobiológico y afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Acompaña a la persona a lo largo de su vida y afecta, fundamentalmente, a dos áreas: la comunicación e interacción social, y la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento.
Cada 2 de abril se conmemora el Día Mundial de Concientización sobre el Autismo y tiene como principal objetivo que toda la comunidad tome conciencia de lo que significa el espectro autista. Hablar de autismo, informar, ayuda a entender los desafíos que plantea este trastorno. Para los adultos con esta condición, conseguir un trabajo o seguir estudiando son batallas cotidianas en una sociedad que todavía no sabe bien de qué se trata.
“Yo quería trabajar para tener mi plata, entonces mi papá me preguntó si quería trabajar con él en el negocio, en la sandwichería. Yo me encargo de repartir los pedidos que llegan todos los días y me hace sentir bien porque tengo autonomía”, contó Gabriel a LA VOZ DE SAN JUSTO durante una charla junto a sus padres y la psicopedagoga Analía Dussin, de la Fundación Akhenaton, donde recibió muchas las herramientas para poder desarrollarse. El joven compartió su experiencia para que la comunidad sepa lo que se puede lograr.
Pese al desconocimiento del trastorno en ámbitos como la escuela y otros sectores de la sociedad, Gabriel pudo terminar su formación primaria y secundaria sin problemas, hasta fue elegido el mejor compañero en primer año en el Colegio San Martín. “Fue una experiencia buena, estaba un poco nervioso, pero me eligieron como el mejor compañero y eso fue muy importante para mí”, dijo.
Además de trabajar con responsabilidad en el negocio familiar, se capacitó y hace streaming. “Me capacité y hago streaming en Twitch sobre juegos en línea, me gusta mucho porque me contacto con personas de otros lugares. También voy al gimnasio y tengo planes de seguir estudiando marketing digital, además me gustaría ser periodista deportivo”.
“No les pongan techo”
Sus padres lo miran con orgullo por el largo camino que ha recorrido y todo lo alcanzado. María y Claudio están convencidos que esa posibilidad de desarrollarse se hizo realidad gracias a la fortaleza de ellos como familia y al abordaje interdisciplinario con los profesionales.
En este día especial, ellos convocan a otros padres que reciben el diagnóstico a “no ponerles techo a sus hijos y no bajar los brazos”, hacer todas las consultas que sean necesarias, buscar alternativas.
“No les pongan techo a sus hijos, no digan ‘esto no va a poder hacerlo’ porque si se puede ir por más. Es importante que siempre vayan para adelante, si no les convence una opinión que busquen otra”, remarcó María.
“Cuando me dieron el diagnóstico me decían que Gabriel no iba a hablar, que iba a tener que ir a una escuela especial y nunca fue, sino que su formación fue en las escuelas comunes, nunca se llevó una materia en el secundario”, agregó.
Consideró que el logro se debe “al trabajo arduo entre la familia y las profesionales. Por eso es muy importante el lugar que eligen para el abordaje para que pueda desarrollarse, los vínculos con claves. Siempre hay esperanza y sí se puede”.
Una búsqueda incansable
Gabriel tenía un poco más de tres años cuando sus padres comenzaron a preocuparse ya que no hablaba, utilizaba solo palabras básicas para comunicarse. “Recuerdo que se comunicaba con pocas palabras, se hacía entender si quería algo, te llevaba la mano a la heladera, pero no hablaba. Hicimos una consulta con una fonaudióloga que nos derivó a un neurólogo”, contó María.
A partir de ahí comenzó para ellos un camino de búsqueda incansable que en el medio dejó el diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA) con hiperactividad y los llevó al equipo interdisciplinario que acompañó y estimuló el desarrollo a Gabriel desde que comenzó la escolaridad.
“En una consulta que duró diez minutos nos dieron el diagnóstico y nos dijeron en cuanto a su desarrollo que podía estancarse o llegar a ser un profesional. Para nosotros fue un balde de agua fría que tuvimos que procesar, porque lo dijeron como si fuera sencillo y es algo que podía marcar a alguien para el resto de su vida. Enseguida empezamos con el tratamiento de psicomotricidad y fonoaudiología”, afirmó.
Pero María y Claudio siguieron buscando y consultando con distintos profesionales para asegurar que Gabriel pudiera tener un buen desarrollo con su condición. “Fue una búsqueda incansable –afirmó María-. Llegamos al tratamiento con psicopedagogía cuando comenzó el jardín de infantes. El jardín de cuatro lo hizo solo, pero para el de 5, necesitaba tener una maestra de apoyo y, como no conseguíamos, no lo dejaron asistir durante 15 días. Para nosotros eso fue tremendo porque es violar los derechos de un niño”.
“Los rótulos, la discriminación es algo que lamentablemente existe porque hay desinformación. Al tener un diagnóstico lo tratan diferente, piensan que todo lo que hace es por culpa de ese diagnóstico. En la escuela todavía falta mucho de capacitación”, manifestó.
Agregó que cuando “comenzó primer grado no querían tomarlo en la escuela común, me dijeron que tenía que ir a una escuela especial. Fue una lucha tremenda, llegamos a la consulta con la psicopedagoga y junto con el equipo interdisciplinario, pudimos lograr que haga la primaria y secundaria en una escuela común, con maestra integradora y terapias”.
Un trabajo en equipo entre familia y profesionales
La licenciada en Psicopedagogía Analía Dussin, de la Fundación Akhenaton, que conduce el equipo en el que Gabriel encontró herramientas para su integración social, destacó el rol clave de la familia y aseguró que desde la institución promueven el no etiquetar, estimulando las fortalezas que tengan para que puedan desarrollarse plenamente.
“Nosotros vamos con el no a los rótulos, esto no significa que no nos interesa saber el diagnóstico, al contrario, queremos saber qué le pasa para entender en qué cosas tenemos que trabajar y estimular, qué fortalezas tiene para poder aprovecharlas. En el caso de Gabriel trabajamos su atención y pudo salir adelante”, afirmó.
La psicopedagoga remarcó que cuando “hay buena voluntad de los profesionales y se pone en primer lugar al paciente y no los egos, se puede trabajar muy bien en equipo. Aunque al principio puede costar porque hay diferencia de criterios en cuanto al diagnóstico y distintas formas de abordarlo, logramos consensos y fuimos todos juntos hacia adelante”.
“El rol de los padres fue fundamental, nunca fallaron en nada, estuvieron en todo, adaptándose y cumpliendo con lo que había que hacer para que logre autonomía”, remarcó.