La verdadera historia de por qué Campazzo todavía no juega en la NBA
El cordobés, de 28 años, viene brillando desde hace dos años en el Real Madrid, siendo uno de los tres armadores top de Europa. Pero, ¿cómo puede ser que la estrella del subcampeón del mundo no esté jugando en el mejor torneo del mundo?. Algunas de las explicaciones, en esta nota.
La pregunta se viene viralizando desde hace días, gracias al
Mundial épico del torbellino cordobés y no va a parar pese a no jugar bien en
la final. Este cordobés de 28 años viene brillando, desde hace dos años, en el
Real Madrid, siendo para la gran mayoría uno de los tres armadores top de
Europa. Pero, claro, cuando esto se ratifica en el máximo concierto
internacional, es otra cosa. Y la pregunta se reformula, de manera más
punzante: ¿cómo puede ser que la estrella del subcampeón del mundo no esté
jugando en el mejor torneo del mundo? Razón no le falta a la insistencia, por
eso aquí vamos a darle todas las explicaciones para poder entender algo que no
es matemático.
En la NBA, es verdad, están los mejores del mundo. O casi. Todos los estadounidenses y, cada año, desde hace 20 años, los mejores extranjeros. Al menos los que quieren (hubo algunos pocos casos que se resistieron). O los que puedan sacar de sus equipos europeos. En general, tarde o temprano, la gran mayoría está porque la mejor competencia del mundo seduce desde todo punto de vista, desde lo deportivo hasta lo económico. Pero, claro, cuando sos una estrella en el Viejo Continente, un status que ya adquirió Campazzo tras ganar ocho títulos con el Real (dos veces campeón europeo) y haberse consagrado como el MVP de la última final española, es otra cosa. Empezás a depender de las ofertas que lleguen de Estados Unidos, de tu propio interés y de tu contrato actual, entre otras cosas.
Hace unos años, Facu estaba obsesionado con la NBA. Se había convencido de que su estilo de juego caería perfecto y, a la vez, maravillado con lo que veía por TV y le contaban sus compañeros de Selección y el Real. "Si caés en un buen equipo, no te querés ir más", escuchó. Hubo algunas opiniones no tan positivas, pero en general él estaba decidido. Pensaba en destacarse en el Real, un par de años, y luego pegar el salto. Pero, en el camino, pasaron cosas. Primero, su nivel creció tanto que su importancia en la Casa Blanca fue tal que los dirigentes merengues empezaron a intentar bloquear su salida. O, al menos, no hacérsela fácil. Le subieron el contrato un par de veces y, por ende, también elevaron la cláusula de salida para la NBA, que siempre estuvo pero que, en cada extensión, se hizo más elevada hasta asustar hoy en día a varias franquicias. Y el base se empezó a sentir cada vez más cómodo en Madrid. Se hizo dueño del equipo y en el Real comenzaron a tratarlo como un dios. Pegó gran onda con el grupo y, algo determinante, su mujer cordobesa (Consuelo) se fascinó con el país y la ciudad. Encima, al poco tiempo, quedó embarazada y las prioridades cambiaron un poco. Para Facu y su esposa lo mejor era permanecer en Madrid hasta dar a luz (serán padres en los primeros días de noviembre). Y luego, hasta que la familia, con Sarah ya en este mundo, tenga una rutina armada. Por eso, por la extensión de contrato (firmó hasta 2024) que lo ubicó en el top 3 de los jugadores más caros del plantel y por la situación familiar, dar el salto quedaría mejor para otro momento...
Ojo, igual, la clave pasó por lo que ofreció (o no ofreció) la NBA. Equipos interesados hubo, hay y habrá. Pero hasta ahora ninguno presentó en la mesa una propuesta lo suficientemente seductora. Y, cuando se habla de irresistible, no solo se refiere a lo económico. Obvio que eso pesa y mucho, porque hay que pagar una alta cláusula de rescisión y porque en Estados Unidos los impuestos son mucho mayores (te sacan entre el 51 y el 42% del contrato, dependiendo del estado). Pero también porque una oferta refleja lo que te quieren. Varios equipos se comunicaron con el agente del jugador para manifestar deseos de llevarlo. Pero ninguno con lo esperado o al menos con la serie de requisitos que recibieron desde el lado del jugador. Un combo que incluye lo económico y lo deportivo: saber cuánto va a ganar y cuál será su protagonismo, al menos a priori (eso no se puede asegurar).
Denver Nuggets fue uno de los equipos más interesados. Lo sigue hace años, le admitieron desde Colorado a Infobae, pero no avanzó lo fuerte que esperaban desde el lado del jugador. Lo pensaban como base suplente de Jamal Murray, el canadiense que explotó como figura NBA en la última temporada, al ver que el experimento Isaiah Thomas no funcionó. Pero, claro, como Monte Morris absorbió ese rol y lo hizo muy bien como armador de relevo (10.4 puntos, 49% de campo, 41% triples, 3.6 asistencias y 0.6 pérdida en 24 minutos), los Nuggets decidieron no hacer la oferta que el entorno de Campazzo esperaba. Especuló, quiso que Facu empujara y saliera por poco.
Campazzo tiene claro que en la NBA, al menos de arranque, no será fácil tener los minutos, el protagonismo y la tolerancia al error que goza en Europa. Aún tiene el sueño (aunque más escondido) de dar el salto. "Una fantasía que tenía cuando jugaba con mis amigos desde chico era ser Steve Nash o Jason Kidd", develó hace poco. Incluso le encantaría ir a buscar un nuevo (y gran) desafío en su carrera. Pero, claro, no a cualquier precio ni a cualquier costo. ¿Cuál es la clave entonces? Que un general manager y un técnico se sientan convencidos de él y le muestren un interés importante y verdadero. Dejar de especular y jugar fuerte en todo sentido. Apostar a un pleno para poder sacarse la grande...
Lugares para Campazzo deberían sobrar. Más luego de abrir muchos más ojos durante este Mundial. Dallas, para venir atrás de Doncic, podría ser uno, aunque hoy tenga tres armadores (el esloveno, el boricua Barea y Jalen Brunson). Atlanta, para ser suplente de Trae Young. O Memphis, para relevar a su nueva figura, Ja Morant. Ninguno de los dos tiene bases confiables detrás. Phoenix es otro que lo sigue a full. Pero los equipos repiten casi todos lo mismo. "Es demasiado grande el buyout en el Madrid. Muy difícil sacarlo de allí", le dijo otro reclutador a Infobae. La cifra se mantiene bajo siete llaves, pero no sería menor a dos millones de dólares. Y, pensando que los equipos NBA solo pueden pagar un millón por una cláusula de salida, el otro restante debería salir del bolsillo del jugador. Y, para eso, la oferta de contrato deberá ser lo suficientemente poderosa...
Parece complejo, pero en realidad, si uno panea los rosters NBA, se cruza con jugadores y contratos insólitos para el rendimiento de varios. ¿O alguien puede decir que el australiano Dellavedova, más allá de su experiencia, es mejor que Facu? Y gana, como base suplente, 9.6 millones en los Cavs. O alguien piensa que Cory Joseph, el canadiense, pueda ganar 12 millones en Indiana (19/20) mientras a Facu le dan un 25%... Y qué tal DJ Augustin, armador reserva de Orlando, que embolsará 7.3m en la 19/20. O Ish Smith, suplente de John Wall en Washington por 6 millones, o Kris Dunn, que se lleva 5.4m de los Bulls pese a no estar consolidado. Y por qué no detenerse en Austin Rivers, el base-escolta de los Rockets... O al brasileño Raulzinho para mencionar otro extranjero, base de los 76ers por 1.8m, que hoy no puede competir con Campazzo. En otros equipos existen opciones más económicas (para 2do y hasta 3° base), pero también claramente inferiores al argentino: Shabazz Napier (reserva en Minnesota por 1.9m), Anfernee Simmons (1.8m en Portland), Tim Frazier (1.9 en Detroit), Devonte Graham (1.4 en Charlotte), Kendrick Nunn (1.4 en Miami) o Shake Milton (1.5 en Philadelphia).
Si hablamos de dudas que todavía algún equipo puede tener deberíamos enfocarnos en la altura. Lo único. Campazzo mide 1m79 (confesado por él) y, cada día más, la NBA busca bases altos, versátiles, que ayuden en rebotes y no den ventajas defensivas ante otros armadores espigados y potentes. Pero, uno intuye, que ya nadie (o pocos) a esta altura analiza a jugadores por su altura sino por su rendimiento. Facu, que lleva toda su carrera tapando bocas por el tema de su talla, ayuda en los rebotes casi tanto como bases altos, defiende igual o mejor ante armadores más grandes, y puede anotar ante quien se le ponga enfrente. Lo demostró en el máximo nivel europeo y ahora en el Mundial. Su potencia, velocidad, creatividad, intensidad, determinación y enorme variedad de recursos lo hacen posible. Pases de todo tipo y color, tiros a pie firme y saliendo de cortinas, con paso hacia atrás, corridas de cancha entera y penetraciones zigzagueantes. No hay nada que no pueda hacer para anotar o alimentar a compañeros. Por si hiciera falta, sin perder vértigo, le ha agregado una mucho mejor toma de decisiones y un muy buen control de los ritmos del juego. Faltaría agregar intangibles: su gran ambición, experiencia en momentos calientes y un avasallante carácter competidor. Y eso que no estamos contando su capacidad para el show. Hay pocas dudas de que Facu sería rápidamente uno de los favoritos, por entrega y estilo cautivante, de la afición donde le toque jugar. Como pasó en Mar del Plata, Murcia y Madrid.
En realidad, el tema altura parece una excusa que ya no puede sostenerse... No se olviden además que JJ Barea juega en la NBA desde el 2006. Con la misma altura que Facu y, a los 35 años, con mucho menos piernas... Otros se atreven a decir "fijensé que Teodosic, un supertalento, fue a la NBA y no pudo jugar", sin entender que Milos ya no tiene las piernas, defensa y la stamina para bancarse una fase regular al ritmo NBA y menos si tiene un rol acotado, justo un jugador que necesita ser amo y señor de un equipo...
Más allá de todo, por todo lo expuesto, horas después del Mundial parece muy improbable que el salto pueda darse para esta temporada, aunque seguramente algún equipo lo intentará, ahora convencido de que puede ser una pieza muy valiosa. Los reportes de los scouts que están en Europa siempre han sido muy elogiosos. Creen que el cordobés está, al menos, para base suplente de cualquier equipo, para jugar 20 minutos. Pero cuando esos informes llegan allá se diluyen. Managers y técnicos dudan, al menos por la plata que deberían poner (al menos un contrato de 12 millones por tres años). Y ahora, con este Mundial, quizá ya no. Será ahora o en 2020. Pero Facu merece la oportunidad. La va a tener, tarde o temprano. De lo contrario, nadie podrá entender como uno de los mejores bases del planeta no esté en el planeta NBA...
Infobae