“La Vélez”, la calle más piamontesa

El sello piamontés que caracteriza a San Francisco se hace más fuerte en barrio Vélez Sarsfield y la calle que lleva el mismo nombre. De esa "piamontesidad" del sector se valieron escritores para inspirarse en sus poemas e historias. Un recorrido para conocer porqué la calle de las fondas es la más piamontesa de todas.
Por Stefanía Musso
Que San Francisco es una ciudad con impronta piamontesa no es novedad. La curiosidad es que una calle, más que otras, mantiene viva esa cultura al punto que escritores la consideran, la más piamontesa de todas.
Se trata de la calle Vélez Sarsfield, que resguarda la historia de los inmigrantes. Hoy, con 20 cuadras de extensión desde el barrio homónimo llega hasta barrio Corradi.
Entre los siglos XIX y XX, "el Vélez" se convirtió en el barrio de las fondas como lo caracteriza el recordado historiador Alberto Navarro.
El barrio de las fondas. Vélez Sarfield es mucho más que una calle con impronta piamontesa
Musa de escritores
Recurriendo a la poesía de Ricardo Cornaglia, "Vélez Sarsfield antigua" y las vivencias de la infancia del escritor Adolfo Kuznitzky, LA VOZ DE SAN JUSTO repasa la historia de la calle que supo ser recinto de la piamontesidad con importantes negocios, emporios comerciales y bares.
"Vélez Sarsfield eres historia/Del San Francisco de ayer/ Donde plasmara su gesta/ El labrador piamontés", reza Cornaglia en su poesía, escrita en 1995.
El barrio de las fondas
La calle Vélez Sarsfield a fines del siglo XIX y primeros tiempos del XX, lejos está de lo que es en la actualidad. Según relata Navarro en su libro "Las fondas, hoteles y restaurantes del viejo San Francisco", éstas "se ubicaban en la zona delimitada por las calles Vélez Sarsfield, al este; Moreno, al oeste; Cabrera, al norte y el bulevar 25 de Mayo, al sur. Allí se instalaron numerosas fondas, recreos y posadas, favorecido su desenvolvimiento por la cercanía del sector", cuenta el historiador.
A este típico sector urbano se lo conoció popularmente como el barrio de las fondas.
Kuznitzky vivió allí su infancia, entre las décadas de 1930 y 1940, y respiró el aire piamontés en su esplendor.
"Nací en la calle Belgrano al 1400, en un sector céntrico, entre las calles Mariano Moreno y Vélez Sarsfield, y allí viví hasta los seis años para luego mudarme a la misma altura de la calle Iturraspe, un sector eminentemente comercial, en el segundo piso del negocio de mueblería que acababa de construir mi padre y que inauguró en 1944", coparte Kuznitzky con este diario.
Bar
Alto Piamonte, de María Bonardo de Bruno, en Vélez Sarsfield y Cabrera, hoy es
una verdulería de barrio.
Un paseo gastronómico
La gastronomía era protagonista en calle Vélez Sarsfield por aquellos tiempos de principios del siglo XX. "Tal como indica Alberto Navarro, en 1915 y subsiguientes, se publicaban en el diario LA VOZ DE SAN JUSTO avisos de la fonda Bon Vin, de Francisco Quaglia en Vélez Sarsfield 243; fonda Cavour, de Guillermo Gerbaldo en Vélez Sarsfield 211 y fonda de César Cattáneo en Vélez Sarsfield 242", agrega Kuznitzky.
"A principios de la década de 1920, en la esquina de Cabrera y Vélez Sarsfield, se estableció la Fonda Alto Piamonte, de los esposos Carlos Bruno y María Bonardo de Bruno, con servicios de bar, comedor y alojamiento para pensionistas, que sí conocí. De esos bares solamente recuerdo claramente lo que se conocía como la ya mencionada Pensión Bruno, incluso porque en su hospedaje se alojaban los jugadores de Sportivo Belgrano, algunos de ellos integrantes de la delantera completa que comprara San Lorenzo de Almagro, como es el caso de Uñate, que llegó a integrar la selección nacional", relata el entrevistado.
Sin duda alguna, esa abundancia de bares hizo al barrio merecedor de esa fama. "Las cantinas de la esquina Belgrano y Vélez Sarsfield que conocí, alborotaban la zona sobre todo por las noches de verano. En esos bares, los parroquianos daban rienda suelta a su alegría y también, porque no decirlo, su nostalgia, y entonaban conocidas canciones piemontesas", recuerda.
Y "en la esquina de Belgrano, el Nocturno, de rosado, con muchachada a deshora entre picadas y tragos", reza la poesía de Cornaglia.
Ripamonti, el viejo emporio comercial antes de 1934 cuando pasó a ser Casa Godino
El cine
Pero la calle no era solo de bares. "El cine Victoria hacía esquina con la calle Vélez Sarsfield y al lado de éste, estaba el bar - hoy Gimnasio Municipal- , que en mi época era manejado por una familia de origen asturiano de apellido Menéndez. Luego, llegó el cine Universal, de la familia Fornero, y el bar comunicaba tanto con la sala cubierta como con la sala al aire libre del cine -que estaba donde hoy, el Radar-, atendiendo directamente al público que se encontraba viendo las películas y que en el intervalo iban a probar sus delicadeces", continúa Kuznitzky.
En la esquina de enfrente, la farmacia Felizia, de Miguel Felizia, una de la primeras familias colonizadoras de la zona - luego farmacia Pasteur- y en otra esquina, el consultorio dental del doctor Alejandro Sema, descendiente de la primera familia colona.
La educación también dijo presente en la calle de la piamontesidad. "La existencia del Colegio Hermanos Maristas en la barriada, aunque en menor medida porque concurrían alumnos de toda la ciudad, también contribuyó con sus estudiantes pensionados a sostener ese aire piemontés que se respiraba en el sector", expresa Kuznitzky.
Crecimiento y extensión
Vélez Sarsfield lleva ese nombre desde los primeros años del siglo XX y en la actualidad corre por los barrios Iturraspe, Vélez Sarsfield y Corradi. Pero esta extensión, poco tiene que ver con las primigenias de la calle. "Para principios del siglo XX, Vélez Sarsfield contaba con una longitud que excede las seis cuadras, o sea, desde su nacimiento en Bv. 25 de Mayo hasta las vías del tren en calle Castelli, y que corresponde a una época, 1930, muy anterior a mi nacimiento en 1938, de modo que la configuración comercial, como no podía ser de otra manera, cambió muchísimo", describe Kuznitzky.
La educación también es protagonista en la calle que recuerda a los inmigrantes
¡Cómo llegaban los gringo con sus carros a comprar!
En calle Iturraspe y Vélez Sarsfield, se encontraba -y aún sigue funcionando aunque significativamente más reducido-, el emporio ferretero y electricista de Casa Godino (ex Ripamonti) y que Cornaglia supo contar con gracia poética: "...¡Cómo llegaban los gringos/con sus carros a comprar!".
Algunos de las primeras familias en habitar la calle y el barrio Vélez Sarsfield, aún conservan su espacio físico. Como indica Kuznitzky, "el vecindario de la época se componía fundamentalmente por familias de origen piemontés: Bruno, Molinelli, Boschetto, Bossio, Busanello, Bussi, Bergese, Gerbaudo Galli, Gemo, del Prete, Quaglia, Fornero, Frosasco, Pianetto, entre otros".
Arturo Fornero, hijo de Arturo y nieto de Juan Fornero, creadores del cine Universal y Radar
Haciendo un recorrido por la calle, LA VOZ DE SAN JUSTO visitó a algunos vecinos ya históricos del lugar como Arturo Fornero, quien fuera propietarios del cine El Universal y luego, Radar.
"Los Fornero nacimos y nos criamos en este barrio. En este sector vivió gente inherente a la historia de San Francisco. Un ícono era la farmacia Pasteur. Frente a Godino, por Iturraspe, vivía don Atilio Godino, más adelante, el pintor y artista plástico Miguel Pablo Borgarello y cerca de calle San Juan, Santiago Puzzi. Mi tío Alejandro Sema también vivía por calle Vélez Sarsfield. Todos ellos fueron protagonistas de la historia".
"El 29 de enero de 1926 mi abuelo y mi padre inauguraron El Universal. El cine conectaba con el bar de Menéndez y allí iba la gente que cruzaba una compuerta para comer los sándwiches de mortadela. Eso ocurría en invierno, en el verano cuando se usaba el cine al aire libre del Universal - hoy Radar-, la gente iba por un pasillo, entraba al bar y buscaba su bebida o comida".
"Este barrio es todo para mí -confiesa Fornero-. La calle Vélez Sarsfield siempre tuvo gran movimiento comercial y de entretenimiento".
Miguel Armando en Casa Godino, una esquina emplema de "la Vélez"
Godino, un precursor
Miguel Armando, propietario de Casa Godino, cuenta: "El negocio es de la familia desde el año 1934. Ya tiene 83 años en las costillas y hace 30, que estoy al frente de él. Nací en la vereda de enfrente, al lado de la casa de mi abuelo materno Atilio Godino".
"Godino cumplió una función primordial para el funcionamiento de la ciudad en sus inicios, porque no había este tipo de negocios. Era más completo e integral de lo que hay ahora. Antes, había vidriería, semillería, inclusive tenía maquinarias agrícolas. Con el tiempo, nos fuimos convirtiendo en una ferretería general e industrial como es ahora".
Más de 100 personas llegaron a trabajar en Godino. "Godino es un punto de referencia de la ciudad. Sería imposible mudarlo, no solo por su gran cantidad de productos, sino que es historia pura y se escribió en esta esquina de calle Vélez Sarsfield e Iturraspe", concluye Armando.