Economía
La suba de alquileres y la inflación ponen en alerta al sector gastronómico
El pago del alquiler es por esto días la gran preocupación de los comerciantes y gastronómicos con aumentos de más del 100%. Ante la crisis, algunos empresarios buscan “achicarse” mientras que otros, optan por mudarse a zonas más baratas.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
La combinación que genera la inflación con la recesión impacta duramente contra diferentes sectores de la actividad económica. En este contexto, y luego de haber transitado dos años de pandemia con una inactividad casi total, el sector gastronómico nuevamente está acusando un duro golpe al tener que enfrentar renovaciones de contratos de alquiler con montos que superan el doble de lo que pagaban anteriormente, sumado a la escasez de clientes que, afectados por la crisis, han dejado de acudir a los restaurantes y comedores por falta de dinero para llegar a fin de mes.
Esta situación está poniendo al Polo Gastronómico de San Francisco, conformado en octubre de 2019, en un momento de dura crisis donde muchos empresarios están pensando seriamente en la posibilidad de mudar sus locales a otros lugares que les represente un alquiler más accesible mientras que otros directamente analizan la inexorable realidad del cierre definitivo.
Y no son casos aislados: “Todo el sector gastronómico pasa por lo mismo. Es una cadena que influye a todo el sector. Cuando antes un empresario pagaba 150 mil pesos de alquiler, hoy debe pagar entre 330.000 y 350.000 pesos y en algunas ocasiones llegan a cantidades mucho más elevadas”, advirtió Carlos Varela, integrante del Polo.
En su momento, el Polo Gastronómico fue pensado como un espacio especialmente conformado por comedores, restaurantes y afines al rubro que nació para dar batalla a la crisis económica, alentar el consumo y ofrecer alternativas a la clientela.
Con lo que no contaba el Polo Gastronómico fue que la pandemia, surgida apenas unos meses más tarde de su puesta en vigencia, iba a asestarle un duro golpe a la actividad generando la necesidad de apelar a diferentes estrategias para tratar de subsistir.
Sin embargo, y pese a que luego de casi dos años, la emergencia sanitaria comenzó a ceder y con ello llegó el tan ansiado respiro. No obstante, esta sensación de recuperación de la actividad duró lo que un suspiro ya que desde hace varios meses la Argentina se debate en un escenario inflacionario que, anualizado, ya superó holgadamente el 100 %.
La crisis en primera persona
Carlos Varela, propietario de Aleph Resto Bar –Iturraspe 2265- es miembro del Polo Gastronómico y además está sufriendo en primera persona los efectos de la crisis en el rubro.
En este contexto, Varela explicó que “sin lugar a dudas que la inflación nos golpea duro a todos. En nuestro caso, semana tras semana nos encontramos que los precios aumentan, muchas veces sin previo aviso”.
Entre los insumos que registraron mayor incremento en su costo se cuentan los diferentes cortes de carne, indispensable para la conformación del menú de opciones que ofrecen los bares y restaurantes.
“La carne aumentó muchísimo en poco tiempo y es algo que utilizamos mucho como materia prima para elaborar nuestra carta de platos”, dijo.
Alquileres por las nubes
A esta situación se le suma el problema al que deben enfrentarse aquellos establecimientos gastronómicos que se enfrentan a la renovación del alquiler de sus locales comerciales.
En este caso, y por experiencia propia, Varela contó: “En mi caso tuve que enfrentar la renovación del contrato de alquiler de nuestro local con un 110 % de incremento de un mes para otro. La renovación de mi local fue en septiembre y fue un momento muy difícil para afrontar porque eso atenta muchas veces contra la posibilidad de continuar trabajando”.
Luego se refirió a las expresiones populares que indican que ‘pese a la crisis los establecimientos gastronómicos siguen funcionando porque la gente sale igual’ al indicar que “yo no sé qué miran quienes sostienen esa frase. En San Francisco no estamos en Disneylandia, es un razonamiento totalmente fuera de contexto”.
Menos movimiento
Si bien reconoció que en el último tiempo “hemos venido trabajando bien” por lo que “no nos podemos quejar de la actividad en los días en que funcionamos, que son los fines de semana” ya que durante los días de semana “no tenemos actividad, ya que no existe el mismo movimiento que se registra de jueves a domingo, de los cuales solo dos de esos días tenemos una actividad más fuerte y el resto apenas se subsiste”.
En este caso recordó que “el sector gastronómico debe prorratear los ingresos que obtiene durante los fines de semana en el resto de los días del mes con lo cual la utilidad prácticamente desaparece, sobre todo porque hay que abonarle el sueldo al personal, pagar los impuestos municipales, provinciales y nacionales, etc”.
Varela reconoció luego que los eventos que se llevan a cabo durante los fines de semana en San Francisco “benefician a todo el polo gastronómico porque, esas actividades, hacen que ingrese gente a los locales potenciando a todo el sector”.
No obstante, y teniendo en cuenta el impacto generado por la crisis económica, reconoció que “ese esfuerzo realizado por las autoridades municipales al organizar estos eventos obviamente que no es suficiente” ya que estas acciones que “son bienvenidas” por el polo gastronómico alcanzan solo para ser “un paliativo” que “no llega a cambiar la realidad en la que nos encontramos”.
“Nuestro problema radica en la utilidad de la ganancia que podamos tener. La rentabilidad es una cosa y otra diferente es la ganancia. En este momento estamos restringiendo la ganancia que podemos obtener para subsistir. No podemos trasladar el precio real a los comensales porque los estaríamos ‘matando’”.
Lejos de tratarse de una situación de crisis particular, explicó que “todo el sector gastronómico pasa por lo mismo” ya que “así como a mí me aumentaron el 110 % el monto del alquiler del local, esta es una cadena que influye a todo el sector. De esta forma cuando antes un empresario pagaba 150 mil pesos de alquiler hoy debe pagar entre 330.000 y 350.000 pesos y en algunas ocasiones llegan a cantidades mucho más elevadas”.
En este caso dijo que “se trata de locales que tienen una capacidad que no supera las 70 o las 100 personas y algunos son más reducidos. Eso afecta mucho a la hora de mantener un comercio”.
“Esa es una de las razones por las cuales hay tantos locales vacíos en la ciudad”, afirmó y reconoció que dentro del sector gastronómico “se han cerrado algunos locales” porque “ya no se puede seguir más en estas condiciones”.