Sociedad
La risa de un payaso se hace eterna en la primera plaza del país que lleva su nombre
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En un hecho sin precedentes, la localidad de El Tío inmortalizó al artista Horacio “Tati” Ordóñez, conocido como “Poca Sopa”, al nombrar un espacio público en su honor. La ceremonia, cargada de una profunda emotividad, reunió a colegas, familiares y vecinos para celebrar el legado de quien dedicó su vida a la alegría de niños y grandes.
El pasado domingo, la comunidad de El Tío se vistió de colores, y entre lágrimas y sonrisas, vivió una jornada histórica al oficializar el nombre de “Plaza Payaso Poca Sopa” a la hasta entonces conocida popularmente como “Plaza de los Juegos”. Este acto, cargado de simbolismo, convierte al espacio verde de la calle 25 de Mayo en la primera plaza de Argentina en llevar el nombre de un payaso, rindiendo un sentido y multitudinario homenaje a la vida y el legado del inolvidable artista local Horacio “Tati” Ordóñez.
La imposición del nombre, establecida formalmente por la Ordenanza Municipal 591/25, representa el reconocimiento de todo un pueblo a uno de sus hijos más queridos, quien falleció el 2 de enero de 2022 a los 55 años. Tras el acto protocolar, los artistas presentes ofrecieron un show que hizo reír y bailar a chicos y grandes, la mejor forma de honrar a su amigo y compañero.
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El evento congregó a una veintena de payasos de distintas localidades, colegas que viajaron para homenajear a su amigo, quienes se sumaron a familiares, artistas locales y a una gran cantidad de vecinos que quisieron ser parte de este momento. Entre aplausos y recuerdos, el acto se convirtió en una verdadera celebración de la vida.
La intendenta municipal, Silvia Bertotti, visiblemente emocionada, destacó en su discurso que Tati fue “mucho más que un payaso. Fue un símbolo de ternura, de humor sano, de esas risas que curan el alma”. Subrayó que, con su personaje, Ordóñez representó “lo que mejor tenemos los tíenses: la sencillez, la calidez, y el amor por lo que hacemos”.
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En el cierre de su alocución, la intendenta evocó una frase característica del homenajeado que reflejaba su inmenso amor por su tierra: “la Luna es más hermosa en El Tío”. A partir de ahora, una placa con la figura del artista recordará a las futuras generaciones su nombre y su legado, asegurando que su arte viva en cada rincón de ese espacio.
La voz de los colegas: el secreto de Poca Sopa
Ricky Piskui, payaso de Circo Piskui en Villa Carlos Paz y amigo cercano de Tati, fue una de las voces que representó el sentir de la comunidad circense. Para él, este gesto trasciende el homenaje personal y se convierte en un “reconocimiento maravilloso que visibiliza nuestra labor y resalta la importancia del payaso en los espacios públicos”.
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La atmósfera del evento, según Piskui, fue de “profundo cariño y gratitud, celebrando su legado y la importancia del payaso en la comunidad”. Para sus colegas, el secreto de Poca Sopa para conectar de una manera tan “dulce y tan real” con el público radicaba en su “pasión incondicional por la actividad”. Piskui aseguró que Tati dedicaba su corazón y profesionalismo en cada actuación, y que “esa pasión y ternura, sumadas a su autenticidad, son las que hicieron que su legado perdure y sea recordado con tanto cariño”.
La gran lección que Ordóñez transmitió a sus pares fue, precisamente, ese compromiso. “La mayor lección que nos dejó Tati fue su pasión y profesionalismo. Al trabajar a su lado, aprendimos a valorar la dedicación, la apertura al intercambio de ideas y la generosidad con los colegas”, concluyó Piskui, reflejando un sentimiento compartido por todos los artistas que tuvieron el privilegio de compartir escenario y vida con el eterno Payaso Poca Sopa.
“Su pueblo era lo mejor del mundo”, el recuerdo de la madre de “Tati” Ordóñez
Para Velia Cristina “Betty” Peralta, la madre de Horacio “Tati” Ordóñez, la jornada del homenaje fue una mezcla de emociones indescriptibles. “Para mí es un honor, un orgullo, pero el dolor de madre es terrible. Eso no se va con nada”, confiesa con una sinceridad que conmueve. Ver la placa con el rostro de su hijo fue un momento “bastante duro”, pero a la vez sintió su presencia. “Es como si me estuviera diciendo 'estoy en mi pueblo y estoy aquí presente, estoy con ustedes'“.
Desde esa intimidad, Betty reconstruye la figura del hombre detrás del personaje. Describe a un hijo “un sol”, compañero y profundamente “mamero”. “Él nunca me dijo mami, él siempre me dijo madre. Y yo le decía, ¿cuándo me vas a decir mami? Y me decía, 'hoy yo lo siento más madre'“. Esa conexión los llevó a recorrer juntos los caminos del arte. “Él pasaba a buscarme y ya salíamos de gira. A mí me gustaba, yo era feliz cuando salía con él”.
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El amor de Tati por El Tío era inmenso. “Aparte de hacer mucho por los niños y por los adultos, más que todo por los niños, él amaba a su pueblo. Su pueblo era lo mejor del mundo”, asegura su madre que vive en el lugar que ahora una plaza lleva el nombre de su hijo.
Su vocación artística también se manifestó temprano. Betty recuerda cómo, tras terminar el secundario en Córdoba, Tati le ocultó durante un tiempo que había abandonado la universidad para estudiar teatro. Un día, finalmente le confesó: “Madre, yo no estoy yendo a ningún lado, yo estoy haciendo teatro. Es lo que yo amo”. La respuesta de su madre fue de apoyo incondicional: “Mirá, hijo, si es lo que vos amás, quiero que termines”. Y así fue, Tati se recibió de Licenciado en Teatro.
El origen de “Poca Sopa” también nace de una anécdota. En sus inicios, Tati actuaba en la peatonal de Córdoba junto a su amigo Piñón Fijo; él era “Guardabarro”. Buscando un nombre propio, la inspiración llegó de forma inesperada en el bar de los artistas. El humorista “Chicharrón” Vaca, al verlo entrar, exclamó: “Ahí viene viene Poca Sopa, porque era flaquito”. Entre las risas de todos, Tati encontró su identidad artística: “Me diste el nombre que he andado buscando”.
Betty lo define con una palabra: “dulzura”. “Él todo lo hacía feliz, por más que tuviese problemas”, recuerda. Y comparte un último recuerdo que lo pinta de cuerpo entero: “Llegaba aquí, me abrazó y me decía, '¿me perdonas que te grité?' Era todo dulce, él era dulzura”.
La música del recuerdo
Uno de los momentos más conmovedores del homenaje fue la presentación de una canción inédita compuesta por el payaso Ricky Piskui, de Carlos Paz. La letra, inspirada en el espíritu de Tati Ordóñez, captura la esencia de su arte y su forma de conectar con el corazón de la gente.
Con tu nariz color sueño y tu alma de ilusión,
pintabas de risa el mundo, le dabas otro tono al sol.
Tu paso era una historia, tu voz una canción,
dejaste huellas de magia en cada corazón.
(Estribillo)
Tati, payaso del alma,
tu risa vive en la calma.
Aunque el telón hoy se cierre,
tu luz en nosotros florece.
Poca Sopa, viajero del amor,
tu arte vive en cada rincón.
Con tu humor sincero, tan dulce y tan real,
nos enseñaste que el circo es un modo de amar.
A veces tarde llegabas, pero a tiempo al corazón,
porque tu abrazo era el ritmo de la emoción.
(Estribillo)
Hoy la carpa te espera, el aplauso suena más,
porque el cielo se llena de tu risa una vez más.
Nos dejaste alegría, ternura y amistad,
el show continúa, y vos siempre estarás.
Y cuando el viento sople fuerte en la función,
sabremos que estás ahí, tocando el tambor.
Tati, payaso querido, eterno soñador,
tu risa nos guía... tu vida es amor.
