La Radio Cabeza que sonó de Brasil a Inglaterra

Un poeta, en Brasil, imagina que imagina a una mujer en una habitación. Crea una imagen preciosa sobre eso. Un músico escocés, desde Estados Unidos, compone una canción con esa metáfora. Una banda, en Inglaterra, busca ahí su nombre y su identidad.
Por Manuel Montali | LVSJ
Chico Buarque escribió en 1985 una canción llamada "O último blues". Allí describía la visión de ensueño de una mujer bailando en una habitación, besando y amando. Una mujer casi inalcanzable ("Essa menina que você seduz"), que brillaba en los rincones de la habitación como un espejismo, mientras el último blues sonaba en la "Radio Cabeza" del protagonista. Todo era una seducción de fantasía, imaginación, pero de esos delirios que se imponen sobre la realidad y la vigilia, con tanto peso, que viajan más allá del olvido.
Chico, nacido en 1944 como Francisco Buarque de Hollanda, artista de samba antitango, arquitecto de melodías, la sensibilidad brasileña hecha canción. Querido desde las playas de Copacabana e Ipanema a las cimas hormigueantes de la Rocinha. Hijo de un historiador que tuvo su propia vida de novela, y de una pianista y pintora. Pero hijo díscolo también de los padres del bossa, de los Vinícius y Tom Jobim. La vara alta de ojos claros con la que desde hace décadas tienen que competir los cariocas. De la generación de Nara Leão, Caetano, Toquinho, Gilberto Gil, Gal Costa.
Desde sus primeros grandes elogios con "A banda" y "Construção" venía poniendo en disputa si lo suyo era la música o las letras. La poesía. Las metáforas. Él se empecinaba en perseguir un futuro como constructor de ciudades imposibles en un Brasil que, más temprano que tarde, lo empujaría a patadas de botas hacia el exilio. Anduvo por Italia, viendo morir los años sesenta, y volvió a su tierra siendo otro. A este estudiante de arquitectura el arte le chorreaba de las manos, en sonidos y palabras, con juegos de palabras encriptados para evadir la censura. Y fue justamente la imagen de "Radio Cabeza" la que pegó en los oídos y retinas de otro buscador, un escocés que en los setenta había creado en Nueva York una banda ecléctica llamada "Talking Heads".
Este artista, llamado David Byrne y amante de la música sin banderas (de nuestro lado del Paraná tocó con León Gieco, La Portuaria, Kevin Johansen, Nico Landa...), se inspiró y escribió en 1986 una canción cuasi homónima, llamada "Radio head".
David Byrne
La música, que es del mundo y no es de nadie, siguió viajando, Atlántico va, Atlántico viene, porque navegar es preciso. Fue en Inglaterra. En la misma época en que Buarque escribía sobre una persona sintonizando seducciones desde la imaginación, unos muchachos emergían del Támesis con un puñado de covers. Se llamaban "On a friday", porque ensayaban solo los viernes. Pero, así y todo, fueron mejorando. Y ya en los noventa una discográfica captó su potencial y firmaron contrato por una serie de seis álbumes. ¿La única exigencia? Un cambio de nombre. Recordando, entonces, la influencia que en ellos había tenido la música de Byrne, decidieron llamarse "Radiohead". Demasiado alegre y chispeante para ellos, sí, pero un engendro que caminaba por el mismo borde y hablaba el mismo idioma que sus fenómenos y raros.
Thom Yorke
Quizá los ingleses aún no lo saben. En ninguna de las biografías de la banda de Thom Yorke aparece el nombre de Chico. Pero la Radio Cabeza, con el sonido de un mundo completamente nuevo, tuvo su primera emisión en Brasil.