La pelota siempre a él
"La pelota siempre al 10" reza un refrán futbolero que se hizo canción. En este caso la pelota debía encontrar las manos del 14, encargado de interpretar el último acorde de la banda de sonido de una película dramática que se resolvió de manera feliz.
Germán Sciutto, un hombre de la casa marcado por mil batallas, fue el héroe de una noche que empezó como comedia y casi termina siendo una de terror.
Con un triple del 14, sobre la chicharra y en tiempo suplementario, San Isidro venció a Comunicaciones de Corrientes por 72 a 71 y no solo se desahogó de la increíble derrota sufrida ante Tiro Federal, sino que también mandó un mensaje a propios y extraños, de que está para pelearle de igual a igual a cualquiera.
La orquesta de Pagura comenzó con buen ritmo y con algunos contrapuntos supo sacar ventaja sobre el final del cuarto inicial. Abrió el juego con un triple de Müller en respuesta a un doble de Essengue, pero luego el sanfrancisqueño se mostró errático y -aquejado por molestias- debió sentarse. El despertar de Kelly marcó el inicio del mejor momento de los Halcones en el primer tramo.
Con un parcial de 7-0 dieron vuelta el marcador y se adueñaron del juego. La clave fue una defensa sólida y un nivel que no se vio afectado por los cambios. Comunicaciones se fue del partido sobre el final y San Isidro aprovechó para ganar el cuarto por 19 a 13.
Estiró a 9 la diferencia el local en el inicio del segundo parcial. Pero el ingreso de Romero para reforzar el esfuerzo de Essengue en la zona pintada complicó el sistema defensivo del dueño de casa y el partido se hizo parejo nuevamente.
Con Muller y Sciutto de nuevo en cancha, San Isidro luchó cada pelota dentro de un trámite friccionado y con muchos porrazos debido a lo resbaladizo del piso.
Un bombazo de Sciutto cerca del final levantó al estadio, pero el bueno de Lauría contestó con otro y la paridad no se quebró. Müller aportó una jugada de 3 en el cierre y Sani se fue al descanso 32-27 arriba.
Suspenso y drama
La segunda mitad amagó con seguir la misma tónica del primer
tiempo, ya que en el tercer cuarto, San Isidro supo mantener la ventaja a pesar
de mostrarse algo errático y de ir in crescendo en el nivel. Pero el cuarto
trajo todas las dudas que no se habían presentado antes y terminó con un tono
dramático que casi se convierte en pesadilla.
Luego de quedarse con el tercer cuarto por 47-40, San Isidro comenzó a lucir su peor versión y Comunicaciones lo aprovechó gracias al gran nivel que mostraron Essengue y Lauría. La visita metió un parcial de 12 a 3 y todo parecía venirse abajo en el Robledo.
Pero un triple de Kelly volvió a meter al dueño de casa en la pelea y desde allí fue todo palo a palo hasta el tenso desenlace.
Ganando por 63-61, con 22 segundos por delante y la pelota en su poder, Kelly esperó hasta último momento sabiendo que la pelota debía ir al que más espalda tiene para soportar la presión de definir el partido. Pero el intento se quedó a mitad de camino y en la contra llegó el empate. Con 6 segundos por jugar, Kelly buscó el triple pero falló, y llegó el tan temido suplementario.
Desenlace épico
Temido era el suplementario porque San Isidro venía
decayendo y Comunicaciones lucía más entero.
Y así lo demostró con un parcial de 6-0 que ya provocaba las caras largas en
las tribunas.
A falta de 18 segundos, San Isidro perdía por 4 (71-67) y la derrota parecía inevitable. Sin embargo, en el básquet todo puede pasar, si la bola cae en las manos indicadas. Müller, que se había pasado gran parte del partido en el banco, fue clave para achicar a 2, pero una falta con 9 segundos por jugar, dejaba a Comunicaciones a dos libres de la victoria.
Pero Ferreyra falló y esta vez la pelota fue al hombre indicado. Kelly, ya rengo por un golpe recibido lo encontró a Sciutto, que casi en cámara lenta, con el sonido de la chicharra retumbando y las luces del tablero encendidas hacía volar la americana por el aire para que entre casi sin tocar la red. De más está contar que el estadio estalló de fervor.
San Isidro enmendó errores con amor propio y con sangre fría. Lo ganó porque no bajó los brazos y porque supo que cuando las papas queman la pelota siempre debe ir al 10 (al 14 en este caso).