“La música le salvó la vida a Édith Piaf y puede salvar la de todos”
La actriz sanfrancisqueña Luciana Balangione se pone en la piel de la cantante parisina, un personaje al que no solo quiere ponerle su voz sino también el cuerpo para contar una vida que no fue toda "en rosa".
A los 38 años, la cantante y actriz de nuestra ciudad, Luciana Balangione, sigue interpretando un personaje tan angelical como controvertido: Edith Piaf.
Balangione lleva casi dos décadas personificando a Edith Giovanna Gassion, que pasó a la historia como Edith Piaf. Sin embargo, cada función se presenta como un nuevo reto.
No se trata solo de la preciosa voz de Piaf, una sucesión de desgracias, desde su terrible infancia hasta sus adicciones quedan plasmadas sobre el escenario.
Soñadora, talentosa y valiente, así, como la Piaf, Balangione se sumergió en los placeres de la música francesa y es hoy una de las profesoras más requeridas para aprender canto.
En su sala, llamada como su musa inspiradora, Piaf, Luciana reúne a unos 40 alumnos; un espacio donde pueden ser ellos mismos, sentir y crecer con la música como hizo aquella parisina en los años '30, hija de un acróbata y una cantante; que llevó una vida ambulante y próxima a la pobreza.
"Ella nos observa a todos", dice Balangione dirigiendo la mirada a un cuadro de Piaf, y comienza a cantar "Non, je ne regrette rien", el tiempo se detiene en un viaje a los suburbios de la capital francesa.
- ¿Cómo llega el personaje de Édith Piaf que interpretas desde hace 18 años?
Siempre me gustó el idioma francés. Me resulta romántica esa lengua. Conocía su música pero me pegó fuerte cuando tuve que preparar una rutina para el circo. Trabajé su canción "No me arrepiento de nada" o "Non, je ne regrette rien" y ahí me di cuenta cuánto me gustaba. Poco a poco fui encontrándome más con su música que es bellísima pero esconde cierta tristeza.
- ¿Cómo reacciona el público cuando te escucha cantar temas de ella?
Muchos piensan que estoy haciendo playback, y eso es todo un halago. Interpretarla siempre es un desafío. Si el parecido entre las voces existe, como dice la gente, aunque aún no lo encontré (risas), es porque el público tiene la necesidad de encontrarse con ella. Por su parte, el artista tiene una necesidad intrínseca de ser amado y eso es lo que ella quería, porque debajo del escenario, ya no tenía a nadie. Piaf solo tenía a su público.
- ¿Qué te apasiona más de ella?
La música era todo para ella. De hecho, se murió a los pocos días que dejó de cantar. Era un ser que en ocasiones era desagradable por su ego o por su mal carácter, pero cuando se subía al escenario, demostraba cómo la música salvó su vida y puede salvar la de todos. Basándome en eso, entiendo cómo era su vida.
- A la Piaf le costó mucho llegar, pero llegó...
Pasó de ser una indigente que cantaba en la calle a ser una gran estrella. Eso habla de que todos tenemos dentro algo que el mundo debería llegar a conocer. También existe el golpe de suerte y es lo que le pasó a Édith y lo supo aprovechar, superando todas las adversidades como haber sido prohibida o considerada traidora en la Segunda Guerra Mundial. Con constancia y si uno quiere eso para su vida, se puede llegar.
- ¿Y hasta dónde quiere llegar la Edith sanfrancisqueña?
Sueño con un unipersonal, un music hall que tenga que ver con la vida de ella y poder actuarla, cosas que creo que van a llegar con la música, porque una canción no es otra cosa que una poesía. La gente no entiende lo que uno dice en la letra, pero emociona. La canción "No me arrepiento de nada" es la historia de su vida. Todo está resumido en esa frase.
- ¿Luciana se arrepiente de algo en su carrera?
Para nada. Todo lo que ocurrió en mi vida fue para dar el paso siguiente. Todo fue necesario, ni lo malo ni lo bueno. De lo que más se aprende, es de lo malo. Después de la oscuridad, llega la iluminación.
Reparar el alma con la música
Con 4 años de existencia, la sala Piaf comenzó con 8 alumnos y hoy tiene 40 que van todos los días a clases personalizadas. Ahí se respira música y también talento.
- Imagino que llegan personas de todas las edades y con historias muy diferentes... algunas más duras, como la Piaf...
Muchos chicos se salvaron con la música. La misma tiene la capacidad de tocar fibras muy íntimas en una persona como nada puede hacerlo. Uno puede escuchar una melodía y recordar a la abuela con los ravioles del domingo; otra canción, recordarte a un gran amor. Chicos que no hablan de sus problemas, que viven situaciones de violencia en su hogar o abuso y no pueden canalizar el dolor, liberan todo lo que tienen dentro a través del canto. La música te expone en cuerpo y alma.
- Tu sala es un éxito...
Está sucediendo algo impresionante y es que la gente quiere cantar. No hablo de niños que ya son seres musicales, hablo de personas de todas las edades que sienten la necesidad de hacerlo, de expresarse.
- Hay muchas mujeres que están animándose a cantar...
El escenario en la música para la mujer representa todo un desafío en cuanto a salirse de los cánones. Cantar canciones viejas en tiempos actuales, es todo un desafío. En San Francisco, la mujer como artista y cantante es muy bien recibida pero tenemos que ser más osadas en nuestras presentaciones. Hay mucho potencial, mucho talento. Hay mucho por descubrir de las mujeres de la ciudad.
Noches Pasionarias
Luciana Balangione será invitada especialen la obra de La Comedia San Francisco que este domingo regresa al Teatrillo Municipal. Se trata del music "Noches Pasionarias", a las 20.
El valor de las entradas es, de manera anticipada, para jubilados $100 y general, $150 (en Iturraspe 1885, Don Chitín, Sabores de Campo). En puerta el día de la función, $200.