La morgue, un trabajo que pese al creciente interés sigue siendo para pocos
Visitamos la morgue judicial de nuestra ciudad y entrevistamos a los forenses, que revelaron los detalles de ese trabajo especial, que siempre aporta datos clave en casos de muertes violentas o dudosas.
Por Juamps Lídiam
Series televisivas como Csi además de basarse en una discutible concepción de la ética, en la relación entre policías y criminales, genera confusiones -en no pocas ocasiones- sobre el trabajo de identificar muertos, cuya labor sigue manteniendo técnicas tradicionales. A su vez, determinadas situaciones tampoco varían, no es necesario estar al lado de un cuerpo para saber si se es proclive a ser parte de la profesión. Con facilidad lo determina el olor putrefacto, que a metros se percibe. Y se impregna. Aguantarlo es a priori un indicador más que significativo.
El equipo de Medicina Forense del Departamento San Justo de la quinta circunscripción está formado por los médicos forenses Mario Vignolo y Mariano Pispieiro; y el auxiliar, Esteban Astegiano. Prestan colaboración Antonio Garnero, anatomopatólogo, y Luis Cornaglia, médico psiquiatra.
Desde el año '80 la morgue funciona en su actual ubicación, anteriormente tenía lugar en el edificio viejo. "Es una de las mejores morgues de la provincia porque si bien es chica reúne las condiciones necesarias, cuenta con un equipamiento adecuado. Tenemos tres cámaras para enfriar cuerpos a cero grado. Al estar dentro del Hospital contamos con el servicio de radiología cerca y pronto contaremos con el tomógrafo. Cuando han venido de Policía Judicial han quedado impresionados por el orden", comenta Vignolo.
A los cadáveres se los trata de mantener el menor tiempo posible "porque tenemos máquinas enfriadoras y no congeladoras", señala Astegiano y agrega: "Lo máximo que hemos tenido un cadáver fueron treinta días. Fue el caso de un chico joven accidentado cerca del peaje. Se siguió el protocolo para la identificación y luego los padres lo vinieron a buscar desde Paraná",
El caso de
extranjeros e indigentes, y
los
tatuajes: más que dibujos en la piel
Los profesionales hablan de NN, iniciales que latín significan: Nomen nescio, conocidas en nuestro idioma como sin una identidad específica. Casos singulares se dan con los cuerpos de indigentes y extranjeros, estos últimos pueden morir ocasionalmente en la ciudad y los trámites a seguir "llevan sus días".
Pispieiro refiere el reciente caso de un brasilero de 35 años. "Venía de viaje y se descompensó, ingresó en mal estado al Hospital y falleció. Se nos plantearon muchas hipótesis, hicimos una extracción multiorgánica para que el doctor Carnero haga un estudio minucioso. Por las primeras investigaciones ha sido por una cuestión infectológica. Hay un protocolo a seguir con la muerte de extranjeros, la policía debe avisar a cancillería y al consulado".
Asimismo, el forense se extiende: "en el verano hubo un indigente que no lo reclamó nadie, se le tomaron muestras de ADN, foto y huella y se lo sepultó en el cementerio, después de que estuvo acá cerca de un mes". En esos casos el trámite de la sepultura queda a cargo del juzgado local.
Puede darse la ocasión de cadáveres que oficialmente quedan como NN, aunque tal vez se los conozca por un apodo. En la región ha pasado más de una vez.
Por otro lado, los tatuajes son identificadores, al punto que muchas familias se dan cuenta por ese detalle.
Vignolo afirma que "a veces ayudan a ver el perfil de la persona, la procedencia y el modo de vida, signos que se tienen en cuenta en la autopsia psicológica en los casos de suicidios".
Una técnica que se mantiene
"La técnica es la misma desde hace 150 años", dice Vignolo, aunque aclara que las exigencias son cada vez mayores. Por ello han aumentado los estudios paralelos, como la toxicología.
Pispieiro coincide: "En las autopsias, el estudio de los cadáveres no ha cambiado mucho, sí cambió la tecnología en la criminalística. El estudio previo y posterior a la muerte. Antes la data de la muerte se hacía en base a algunos indicios, en cambio ahora, se puede llegar a saber cuál fue la data de muerte. Con la química molecular, con pequeñas muestras podemos tener acceso a Adn. Pero más allá de eso el estudio del cuerpo en sí no ha variado mucho".
A todos los muertos se les saca sangre y humor vítreo, el líquido de la cámara ocular, para toxicología. "Y orina en lo posible para saber si hubo consumo de cocaína y marihuana, que se encuentra mucho en caso de suicidios", señala Vignolo.
En caso de sospecha de envenenamiento se saca una muestra de víscera. "La parte patológica normalmente se hace en Córdoba, pero nosotros contamos con el aporte del Dr. Garnero y lo hacemos aquí mismo".
A su vez, existen estudios complementarios, como los antropológicos cuando hay restos óseos y es necesario saber si pertenecen o no a humanos. De ser necesario, en otro tipo de estudio, se analizan los gusanos.
Con las décadas el número de autopsias aumentó
Un cuarto de siglo pasó desde que Vignolo ingresó a trabajar en el Hospital. "Hace 25 años se hacían 10 o 15 autopsias al año", indica. "Después llegamos a las 30 y ahora debemos estar alrededor de 25 mensuales". Lo que arroja el número de 300 autopsias al año.
De este total, un 40% son autopsias clínicas (muerte por causa natural cuando no hay medico de cabecera que haga el certificado o, eventualmente, por causa dudosa si murió en la vía pública). "Luego la mayoría son por accidente (si bien disminuyó la accidentología en las rutas, aumentó en la ciudad), luego siguen los suicidios y, por último, los homicidios", señala Vignolo.
La morgue funciona para todo el departamento San Justo. En ocasiones se presta a la ciudad de Frontera, hasta la derivación de los cuerpos a Rafaela o Santa Fe.
Las exhumaciones en el cementerio
Las exhumaciones se hacen por interés criminalístico o por carácter civil, cuando se solicita conocer relaciones de parentesco.
"Se sacan muestras de dientes y huesos para anatomía patológica; cuando es una exhumación criminalística es como una autopsia más, y a veces hay que acudir a radiología".
Los profesionales comentan que, dependiendo la época del año, al hacer exhumaciones puede venir una avalancha de moscas. "Hay que buscar que no estemos del lado hacia donde va el viento, en todo caso que estén los fotógrafos", señala con gracia Vignolo.
Para estos trabajos se utilizan prendas descartables, tras el uso se tiran. El olor, incluso, cuesta sacarlo del cuerpo.
El morbo parisino y la incidencia de la ficción en la realidad
En el siglo XIX se comenta que los parisinos se juntaban en la morgue a mirar a los cuerpos, pues la misma estaba abierta al público. Como en una especie de vidriera se podían apreciar los restos. La atracción era tal que los vendedores ambulantes no desaprovechaban la ocasión para hacer sus negocios. Cuando la actividad se puso en cuestionamiento ético, la morgue fue cerrada al público, esto ocurrió en 1907.
"Acá la gente haría lo mismo ahora. Por el morbo", no dudan en afirmar los profesionales. Y no es difícil imaginar la situación de tomar a la morgue cual sala de cine.
La ficción ha influido en la realidad por siglos y lo seguirá haciendo. Las series televisivas en la actualidad podrían ser las novelas de caballería que tanto influyeron en Alonso Quijano para ser El Quijote.
En otro ámbito, la ficción ha influido en la realidad por siglos y lo seguirá haciendo. Las series televisivas en la actualidad podrían ser las novelas de caballería que tanto influyeron en Alonso Quijano para ser El Quijote.
"En una época nadie quería ser médico forense, ahora no sabemos cómo hacer para darle a entender a los chicos que no es para cualquiera. Yo les aconsejo que antes de estudiar vengan a ver (cuando no son casos de interés criminalístico). Y te das cuenta quién puede ser y quién no, porque cuando sienten el olor en la puerta algunos ya no quieren entrar", comenta Astegiano.
"Esto se da por las series de televisión", coinciden todos.
"Hay mucho de ficción en eso, hemos estado en otros países viendo los procedimientos y no distan mucho de lo que nosotros hacemos acá. El año pasado nos visitó un forense criminalista de Texas y dijo que ellos mismos sufren de toda esta sobreinformación", afima Pispieiro.
Vignolo tuvo la oportunidad de ver cómo se trabaja en los Estados Unidos y no duda en sostener que por la dedicación en la labor, "acá se hace un mejor trabajo".