¿Cómo sigue la causa?
La madre de Aralí habló desde la cárcel: “Me acusan de algo horrible”

A siete meses del asesinato de la niña de Brinkmann, el caso aún permanece en etapa de instrucción. El nuevo fiscal Francisco Payges explicó que se esperan resultados de pericias para decidir si la causa está lista para ser elevada a juicio. Evitó pronunciarse sobre los dichos de Rauch.
A siete meses del crimen que conmocionó a Brinkmann y a toda la provincia, continúa la investigación judicial, ahora, bajo la conducción del nuevo fiscal de instrucción de Morteros, Francisco Payges. La investigación del asesinato de Aralí Vivas, la niña de 8 años que murió el 2 de noviembre de 2024 en su casa, en el marco de un incendio que en principio pareció accidental, reveló el encubrimiento de un femicidio y abuso sexual.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, el fiscal Payges confirmó que la investigación está en su etapa final, aunque aún no hay una fecha para un juicio. “Se aguardan informes y resultados de nuevas pericias”, indicó el fiscal, una de ellas sería una pericia genética pendiente, además de otras diligencias procesales menores.
Los tres imputados continúan con prisión preventiva. Se trata del padrastro de Aralí, Matías Ezequiel Simeone (33); un amigo de este, Cristian Hernán Varela (40); y la madre de la niña, Rocío Milagros Rauch (28). Las carátulas de imputación no se modificaron: Simeone y Varela están acusados de homicidio criminis causae, una figura que contempla la pena de prisión perpetua. Rauch, en tanto, fue imputada como partícipe necesaria del delito de homicidio calificado por el vínculo, por omisión.

Un crimen brutal y un vínculo perturbador
La investigación reconstruyó una escena que combina abuso sexual, homicidio e incendio intencional. Según la autopsia, la menor fue abusada y luego asesinada antes de que se iniciara el fuego. El dato clave: no se halló monóxido de carbono en sus pulmones, lo que descartó la hipótesis de una muerte accidental. Además, se encontró material genético masculino en el cuerpo de la víctima, aunque aún no se conoció el resultado de ADN que permita atribuirlo con certeza a alguno de los imputados.
Mientras se resuelven estas pruebas, la madre de la niña rompió el silencio por primera vez desde la cárcel. En una entrevista con Noticiero Doce, Rauch recordó que el día del crimen estaba en Morteros cuando recibió la llamada de su hermana. “Me dijo que se había incendiado mi casa y que Aralí había quedado adentro. Cuando llegué, nadie me quería decir que mi hija había fallecido”, relató.
Contó que encontró a Simeone y a Varela detrás de una cinta policial, “muy tranquilos para la situación que estábamos viviendo”. Según su versión, su pareja le explicó que se había ido a la plaza con los otros hijos, dejando a Aralí sola como castigo, y que “se había olvidado un encendedor”.
“Eso me encendió una lámpara porque Aralí no jugaba con fuego. Yo como mamá la conocía mucho”, sostuvo. En otro tramo de la entrevista, Rauch reveló que en ese momento los investigadores comenzaron a preguntarle si había notado comportamientos extraños entre Simeone y su hija. “Yo les dije que no. Jamás vi una reacción rara de él hacia mi hija, ni de Aralí hacia él”, afirmó.
La joven de 28 años insistió en que no tuvo participación en el crimen y aseguró estar “pagando injustamente detrás de las rejas”. “Me acusan de algo horrible. Solo pido que abran los ojos y vean que no tengo nada que ver”, declaró.

Rauch negó haber tenido sospechas de abusos. Aseguró que había enseñado a su hija que “ciertas partes del cuerpo no se tocaban” y que si alguien intentaba hacerlo, se lo dijera. También insistió en que, de haber ocurrido algo, su hija le habría contado. Sin embargo, reconoció que tras enterarse de los abusos y del intento de ocultamiento del crimen, empezó a sospechar de Simeone: “Con lo que ha hecho de prender fuego, a mí me da mucho a pensar. Sino, él no hubiera hecho nada”.
Sobre el vínculo entre su hija y Simeone, explicó que era muy cercano. “Ella lo quería mucho. Las maestras me contaban que cuando él la buscaba del colegio, Aralí decía: ‘Ahí viene mi papá. Bueno, él no es mi papá, pero yo lo quiero como si lo fuera’”, recordó.
Consultada sobre el consumo de drogas, dijo que Simeone “consumía en ocasiones” y que habían iniciado un tratamiento en el RAC de Brinkmann para superar las adicciones. Aseguró también que la noche del crimen, su pareja “estaba raro”.
Qué falta para llegar al juicio
La Fiscalía aguarda el resultado de más pericias para determinar si se puede cerrar la etapa de instrucción y formalizar la acusación en una audiencia oral. “Estamos avanzando en los últimos pasos del proceso”, adelantó el fiscal Payges, quien evitó pronunciarse sobre los dichos de Rauch.
El caso no solo golpeó a la comunidad de Brinkmann por la brutalidad del hecho, sino también por la trama familiar que lo rodea. La sociedad espera Justicia.