La lección de Pablo Aimar

El ex River se retiró el martes y las muestras de cariño que cosechó hablan a las claras de su calidad como jugador y persona
(POR FERNANDO QUAGLIA)
Buena parte de la afición futbolística de la Argentina estuvo
pendiente del anunciado retiro del ex jugador de River Plate, Pablo Aimar, con
la casaca de la Asociación Atlética Estudiantes de Río Cuarto, el club que lo
vio nacer en el deporte en su ciudad natal. Para San Francisco este evento tuvo
la particularidad de que Sportivo Belgrano fuera el partenaire del elenco del
Imperio del Sur, en el marco de las primeras instancias de la Copa Argentina.
Para los sanfrancisqueños, la noche fue más que auspiciosa, puesto que el elenco "verde" consiguió el pase a la siguiente ronda. Y para todo el mundo del deporte, la noche alcanzó un brillo especial en virtud de los alcances de la figura que se retiraba.
En este marco, una frase pronunciada por el ex volante de la selección argentina quizás pasó desapercibida o no fue suficientemente valorada en la vorágine periodística y futbolística que se vivió recientemente en Río Cuarto. Luego del partido, cuando era entrevistado por todos los medios de comunicación presentes, Aimar se refirió a su actual trabajo como seleccionador en las divisiones juveniles del fútbol nacional. En el momento de explayarse sobre cómo encara esta nueva etapa y cuáles son sus objetivos de su nueva tarea, el ex futbolista dijo que "lo importante no es el resultado. Pretendo que los chicos que pasen por la selección salgan siendo mejores personas".
Alejado de las estridencias y los escándalos con las que suelen convivir muchas grandes estrellas del deporte mundial, Pablo Aimar es reconocido no sólo por sus enormes cualidades como futbolista, sino fundamentalmente por su calidad humana. Es una figura que nunca renunció a los valores esenciales sobre las que debe sustentar su vida una persona. Y sus palabras, desde siempre, así lo han trasuntado.
La fiesta vivida en Río Cuarto y el logro obtenido por Sportivo Belgrano fueron el marco para que un ex jugador diese una clase magistral de humanidad. Humildad, sencillez, liderazgo positivo, prudencia en el uso de la palabra, compañerismo, tolerancia, reconocimiento de las virtudes del contrario, fueron entre otras las virtudes expuestas en tan solo unos minutos, pero que acompañan a este deportista desde siempre.
Ahora, Aimar será entrenador de juveniles. La figura del coach siempre ha sido referencial para los chicos para afianzar aspectos formativos no solo en el aspecto puramente técnico o táctico. La parte humana es mucho más importante. La formación en valores, muchos de los cuales se inculcan con el ejemplo, es una falencia evidente en una Argentina la que, por momentos, muchos compiten por ser más intolerantes y más soberbios. Por eso merece ser resaltado el principal objetivo planteado por el ex jugador: que los jóvenes sean cada vez mejores personas, lo que potenciará sin dudas sus talentos como deportistas.
La serenidad y simpleza de un deportista de elite como Pablo Aimar en el momento de su retiro es una muestra de que, ejerciendo los valores aprendidos y convirtiéndolos en virtudes, se puede ser cada día mejor persona. Merece ser aprendida y retransmitida la lección que el ex número 10 de River Plate y la selección argentina dio en su despedida riocuartense.