La inseguridad hace “objetivo” en los deliverys
Se convirtió en la salida laboral de muchos jóvenes y de los locales gastronómicos de nuestra ciudad. Sin embargo, por las noches no hay movimiento por la pandemia y ellos son el blanco perfecto de los delincuentes. Barrios negados y el miedo de salir con cada pedido.
La pandemia del coronavirus cambió nuestra forma de relacionarnos comercialmente y muchos de estos cambios quedarán presente cuando se levante la cuarentena. El delivery se convirtió en el nuevo sistema de ventas que por un lado, permitió que los restaurantes, bares y confiterías puedan seguir vendiendo y por otro, que muchos jóvenes tengan una salida laboral en medio de la cuarentena que afectó a tantos trabajadores.
Sin embargo, lo que puede resultar una opción laboral para muchos, es el blanco perfecto para los delincuentes que, cuando todos están en casa cumpliendo el aislamiento social, preventivo y obligatorio, ellos aprovechan para robar.
Los vendedores de comida de la ciudad aseguraron que la inseguridad estuvo siempre pero que la pandemia potenció el peligro y que ya hay barrios a los que no van por miedo a ser víctimas de robo.
Una oportunidad
Para la familia de Mauricio Bustos, con 10 años como propietarios de una rotisería en San Cayetano, el delivery se convirtió en una oportunidad para poder salir a vender de noche en medio de la pandemia. "Mis papás siempre estuvieron en contra del delivery por el peligro que podía ser pero como la gente no podía venir al local, no nos quedó otra opción que hacerlo".
Su papá Fabián fue a cumplir con el pedido de dos milanesas napolitanas a tres cuadras del comercio y ocurrió lo peor. Dos sujetos lo sorprendieron por detrás apuntándole con un arma de fuego en la cabeza y le pidieron dinero.
Sin nada en mano, les dijo que se llevaran la moto; el único vehículo que tenían para los pedidos. "No nos quedó otra que hacer delivery porque el negocio está parado. Ahora solo entregamos con nuestras motos particulares por la mañana pero por la noche no nos animamos más", contó Mauricio.
"Mi tío también fue víctima de robo en su rotisería. Le robaron en Frontera y le robaron la moto, la billetera y el celular", agregó el joven trabajador.
Tierra de nadie
A pesar de los móviles policiales en la calle, con la cuarentena no hay movimiento durante la noche. Eso convierte a las calles en tierra de nadie. "Cuando cae la noche no queda nadie. Los chicos están súper expuestos", dijo Damián Minetti de La Strega quien cuenta con siete deliverys incluyendo Lo de Jacinto.
Algunos comerciantes que prefirieron resguardar su identidad, aseguraron que sus deliverys tienen el permiso de pasar el semáforo en rojo para no quedar detenidos y que los segundos los conviertan en víctimas del delito.
Para Gastón Beltramone, propietario del restaurante Perla Negra que aumentó su servicio de delivery al tener cerrado el comedor expresó que "nosotros todavía no fuimos víctima de robo pero los colegas sí, pero tratamos que solo lleven el vuelto del pedido y van por calles iluminadas".
Sobran ejemplos
En el caso de La Strega, dos deliverys fueron víctimas de robo en el último mes y medio. En uno de los casos, le robaron el teléfono celular y los hechos ocurrieron en barrio Sarmiento y Parque.
Lo curioso en el caso del robo en el sector sureste de la ciudad, es que los delincuentes lo hicieron de una manera que es hasta tragicómica. "El chico nos contó que dos jóvenes a caballo se le cruzaron, frenó y le robaron el teléfono celular con un cuchillo".
En el caso de barrio Parque, "el delivery iba a baja velocidad porque había pozos en el camino que estaba transitando y de repente, aparecieron dos chicos con intenciones de robarle, lo golpearon y escaparon. El delivery logró zafar".
Pablo de Simone, propietario de Heladerías Grido aseguró que uno de sus delivery también le pasó lo mismo. "Esto está ocurriendo cada vez más y el problema es que se mueven de a dos en moto".
"Disculpe, allí no llegamos"
Ante la situación que están atravesando los deliverys en ciertos puntos de la ciudad, muchos vendedores decidieron acortar sus distancias y solamente llegar a ciertas calles de algunos barrios; sabiendo que pierden clientela y que esto es a causa de dos o tres que allí viven. "Podemos llegar a rechazar cuatro o cinco llamadas por noche porque hay lugares donde no entramos más. Esto solo hizo que achiquemos la zona de entrega. La gente se enoja, nos critica por las redes sociales y sabemos que hay gente muy buena pero están los que roban pero los mismos vecinos a veces entienden la situación porque reconocen la inseguridad que hay. Perdimos mucha clientela", reconoció Minetti.
"Hoy es muy fácil robarle a un delivery porque están solos. Lamentablemente, hay barrios de la periferia que ya no vamos y evitamos las zonas más peligrosas", agregó Beltramone.
"Hay barrios como Acapulco, San Cayetano, Parque y dentro de Frontera que los mismos deliverys no quieren ir porque tienen miedo", aseguró el empresario.
"Lamentablemente, cada vez es más inseguro trabajar y a nadie le gusta dejar de trabajar. Este servicio va a seguir creciendo y el delivery vino para quedarse", concluyó Minetti.
El comisario Mayor Mauricio Rantica, director
Departamental San Justo, fue consultado por
LA VOZ DE San JUSTO por estos hechos inseguridad. El titular de la
departamental indicó: "no tenemos ningún hecho en contra de un delivery al
que le hayan
robado, los dispositivos de seguridad funcionan y se realizan controles
vehiculares como en épocas normales". No hay casos
denunciados
El
comisario se mostró sorprendido por los casos denunciados y agregó: "si han
ocurrido robos o no los denuncian o no sé qué historia hay detrás de esto, no
tengo un solo hecho para informar, ni de robo ni tampoco que lo hayan
apretado", concluyó.