La historia del niño que dio su nombre a una plaza en Arroyito

Andrés Gil pasó su infancia jugando a la pelota en este lugar, cuando solo era un baldío, hasta que una enfermedad se lo llevó, a los 8 años.
Por Vanina Panero
En el sector noroeste de la ciudad, en las calles Tomás Juárez y Roque Sáenz Peña y frente a una guardería, quedó inaugurada una nueva plaza que, a diferencia del resto de los espacios públicos, rescata la historia de vida de un niño de 8 años fallecido en 1997, tras padecer meningitis.
Se trata de Andrés Gil, un amante de los animales que pasó su infancia en este lugar, que en ese momento era un terreno baldío donde los chicos del barrio se juntaban a jugar a la pelota. En su memoria, y a través de él, todos los niños que dejaron este mundo de manera demasiado temprana tendrán su homenaje en esta plaza, para la cual el intendente Mauricio Cravero eligió el nombre de "Andresito Gil".
"Es un gran reconocimiento a nuestro hijo y una caricia al alma saber que la memoria de Andresito sigue viva, no solo en nuestros corazones sino en este lugar que congregará a todos los niños del barrio, como lo hacía él en su momento", expresó a LA VOZ DE SAN JUSTO Zully Farchetto de Gil, su madre.
"No sé qué habrá pasado por el corazón del intendente para elegir su nombre, pero seguramente algo de mi hijo lo ha movilizado a tomar esta decisión. Mauricio (Cravero) lo conocía a Andrés y seguramente algo de su persona lo convenció en su alma de hacer esto", pensó Zully, quien vive a unas cinco cuadras del nuevo espacio verde: "Hoy es una plaza pero en ese momento era todo campo, donde los chicos del barrio iban a jugar a la pelota", recordó.
Andrés y su amor por los animales
El amor por los animales era una de las cosas que marcaba la personalidad de Andresito, motivo por el cual era muy conocido en el barrio y en la ciudad de Arroyito. "Como nosotros vivíamos sobre calle de tierra, se crió como todo chico de pueblo. Ni bien aprendió a andar en bicicleta, salió a la calle y así pasaba sus días", contó Zully.
"Iba de los vecinos que sabía que tenían animalitos y siempre les pedía uno, por lo que el patio de mi casa llegó a tener más de 30 gallinas pininas, gallos, pollitos bebés, conejos y hasta una paloma que se trajo de una plaza de Córdoba", recordó.
"Todos lo conocían por eso en el pueblo y no sé cómo hacía pero con esa dulzura y picardía que lo caracterizaba, lograba su cometido y siempre llegaba con una mascota nueva", rememoró emocionada.
Entre sus anécdotas, Zully recuerda que la abuela de una amiga de Andrés tenía pininas en su casa y el niño siempre le pedía una, hasta que un día esta señora le dijo que si lograba atrapar una, se la regalaba. Obviamente con la esperanza de que no lo lograra, ya que se trataba de animales muy difícil de agarrar.
"Andrés era muy ´chivo´, desde que se levantaba andaba todo el día buscando animales en su bicicleta", lo definió Zully.
Otra de las anécdotas que guarda en su memoria es que "Andresito sacaba frutas y verduras de nuestra verdulería para llevarle a un ´nonito´ de la cuadra, a cambio de que le regalase un gallo".
Andrés Gil, una imagen que queda en el
recuerdo de todo un pueblo
Una enfermedad repentina
"Andresito era un niño absolutamente sano", aseguró su mamá, pero una meningitis lo sorprendió a sus 8 años y acabó con su vida el 14 de marzo de 1997, tras haber estado internado durante 33 días en un hospital de la ciudad de Córdoba.
"Ese año (1997) habíamos ido a Brasil de vacaciones y todo estaba bien hasta que una mañana comenzó a levantar fiebre. Poco. Pensamos que era la garganta o algo normal en los niños, pero la fiebre fue aumentando. Ese día lo vieron cinco médicos y nadie daba con el diagnóstico", recordó la madre.
"Esa noche lo dejamos internado y le hicieron análisis. Al otro día, nos enteramos que era meningitis y fulminante, ya que la bacteria se había alojado en el encéfalo", continuó.
"Fue allí donde lo trasladan a Córdoba y donde ya llega en estado de coma. Allí estuvo internado en terapia intensiva durante 33 días y finalmente fallece el 14 de marzo de 1997", contó.
Aferrarse a la fe
Para la familia Gil- integrada por Walter (papá de Andrés), Zully y Virginia (la hermana del niño fallecido)- fueron días muy difíciles y en cierta manera preparatorios, ya que los médicos no daban esperanzas de vida. De hecho sostienen que sobrevivió esos 30 días por la fortaleza que tenía, pese a tener 8 años.
La fe fue la clave para sobrellevar el dolor de Zully, quien a partir de allí- asegura- conoció a Dios de una manera muy especial.
"Andresito iba de los vecinos que sabía que tenían animalitos y siempre les pedía uno, por lo que el patio de mi casa llegó a tener más de 30 gallinas pininas, gallos, pollitos bebés, conejos y hasta una paloma que se trajo de una plaza de Córdoba".
"En este camino lo primero que descubrí es que tenemos alma. El cuerpo no me dolía, pero mi alma no podía más de la angustia y el dolor. Ahí hice un click en mi vida y me llevó a replantearme muchas cosas como saber: ¿quién me asegura que voy a volver a ver a mi hijo?".
"Él se fue y dejó abiertas muchas puertas del cielo y por ahí empecé a mirar y comenzó a crecer esto de mi espiritualidad. Hubo mucha gente que me ayudó entre ellos el padre Daniel Maini, a quienes pregunté todas mis dudas y como era esto de la vida después de la muerte", continuó.
"Empecé a sentir consuelo en mi alma. A veces Dios nos llama a través del dolor, y creo que este fue mi caso", admitió.
El nuevo espacio en el barrio mantiene vivo el recuerdo del niño
Transformar el dolor en ayuda
Zully pudo transformar el dolor por la muerte de su hijo en ayuda a familiares que perdieron, como ella, a sus hijos. Desde el año 2000 conforma "Resurrección", un grupo de mutua ayuda dirigido por el padre Mateo Bautista, especialista en duelo. "El nos capacitó y a través padre Gabriel Camusso, cura párroco de Arroyito
somos formados para realizar un acompañamiento a las personas que están en duelo, tal como en su momento lo hicieron conmigo de manera personal", explicó Zully.
"Comenzamos en el año 2000 en la parroquia Nuestra Señora de la Merced, pero no se hace todos los años sino que vamos viendo en función de la necesidad de la gente. Hay un temario que comienza a dictarse después de Pascua y hasta el mes noviembre. Todas esas dudas que yo tenía, la gente también las tiene y a través de este grupo puede aclararlas y sobrellevar el dolor", comentó.
Finalmente, Zully señaló que pretenden desde este lugar llevar aliento a las familias que pasaron por lo mismo, de que en la fe se encuentra el camino de paz y tranquilidad hasta el momento donde nos volvamos a encontrar con nuestros hijos".