Sociedad
La historia de la abanderada de Medicina que elige volver a su ciudad
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Agostina Maggi, abanderada de la carrera de Medicina de la UNC con 9,29 de promedio, regresa al Hospital Iturraspe para sus prácticas. Su historia inspira: vocación temprana, el apoyo familiar y la pasión por la biología. Un ejemplo de excelencia y compromiso con su comunidad.
La joven sanfrancisqueña Agostina Andrea Maggi fue designada abanderada de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) para el ciclo lectivo 2025, destacándose con un promedio de 9,29. Agostina, quien realizó toda su formación escolar en la Escuela Normal Superior "Dr. Nicolás Avellaneda" de San Francisco, ha decidido regresar a su ciudad natal para realizar sus prácticas profesionales en el Hospital Regional “J. B. Iturraspe”, un gesto que subraya su compromiso con la comunidad que la vio crecer.
Desde pequeña, Agostina Maggi mostró una inclinación por la medicina. “Siempre de chiquita como que yo jugaba a la doctora”, recuerda. La influencia familiar fue significativa, especialmente la de su padre, a quien le habría gustado ser médico. Esta idea, como una "semillita", fue implantándose en ella desde temprana edad.
Una figura clave en su inspiración fue su pediatra, la médica pediatra María Soledad Villa. Agostina la describe como una profesional con una vocación admirable: “Ella desde chica también te fascinaba el mundo. Sí, a mí me gustaba ir porque ella siempre me explicaba todo, se notaba que tenía mucha vocación, siempre me resolvía todos los problemas”. Aunque hoy Agostina se encuentra lejos de la pediatría, reconoce que la Dra. Villa la conectó profundamente con la medicina.
La decisión de estudiar medicina no fue sencilla para Agostina. Al terminar el secundario en 2018, se sintió "perdida" y con miedo a rendir el examen de ingreso. Optó por prepararse un año más tranquila en 2019 para rendirlo en 2020. Un momento revelador durante su preparación fue en las clases de biología con la profesora Vanina Tolosa. A pesar de haber cursado en la rama de la Ciencias Sociales, Agostina reafirmó su amor por las Ciencias Naturales y lo biológico. “Yo salía fascinada, realmente salía sorprendida de todo lo que existía que yo desconocía, digamos, hasta el momento y me encantaba, me encantaba lo que era la biología, las ciencias naturales”.
Desafíos y reconocimientos
Los primeros años universitarios de Agostina estuvieron marcados por la pandemia de Covid-19. Sus clases iniciales fueron virtuales, generando “muchos miedos” y dificultando la creación de un grupo de amigos. Sin embargo, al regresar a la presencialidad en tercer año (2022), sintió un profundo entusiasmo. “Me encantaba, me encantaba tomarme el colectivo para ir al hospital, encontrarme con la gente y volver a esa presencialidad”.
A lo largo de su carrera, Agostina enfrentó el desafío de mantener su salud mental y equilibrar la autoexigencia con su vida personal. Reconoce haberse llevado “al límite varias veces” y aprendió la importancia de priorizar su bienestar y entender que el resultado de un examen no siempre depende solo de uno.
La noticia de su designación como abanderada fue recibida con inmensa alegría y orgullo. “La verdad que con mucha felicidad, porque bueno, y eso de ver tanto esfuerzo como reconocido, y es muy lindo sacarte, lo recibí con mucha felicidad, con mucha emoción”. Sus padres, familia y amigos compartieron este orgullo. Para Agostina, este logro va más allá de lo académico; representa años de confianza en la educación pública y el apoyo incondicional de su familia y amigos. “Representa también todo el sostén de la familia y los amigos que te acompañan y que hacen que tu día a día sea mucho mejor”.
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Prácticas en San Francisco y proyección a futuro
Agostina tomó la decisión consciente de regresar a San Francisco para realizar sus prácticas profesionales en el Hospital J. B. Iturraspe. Esta elección se basa en la “comodidad” de estar cerca de su familia y su novio, Laureano, y en la confianza que tiene en la calidad de la formación ofrecida por el hospital local.
Su experiencia en clínica médica ha sido sumamente enriquecedora. A pesar de llevar solo cinco semanas, afirma haber aprendido “muchísimo” gracias a la predisposición de las médicas. Destaca la diferencia entre la teoría y la práctica: “Una cosa es leerlo así bonito del libro y otra cosa es lo que uno se encuentra después en la sala de información, en la guardia… te das cuenta que sí, que claro, es mucho más complejo, digamos”.
Agostina siente un fuerte compromiso con su ciudad y la Universidad Nacional de Córdoba, a la que “adora y le debo toda mi formación”. Su intención es “devolverle” a San Francisco lo aprendido y, en un futuro, se imagina viviendo y ejerciendo la medicina en su ciudad natal.
En cuanto a su especialización, Agostina tiene un particular interés en la infectología, inspirada por su profesora la Dra. Rosana Truccia, a quien describe como “una genia total”. Aspira a aplicar sus conocimientos de infectología en el internado, contribuyendo así con su vocación y las necesidades de la comunidad.
La trayectoria de Agostina Maggi es un testimonio de perseverancia, pasión y conexión con sus raíces. Desde sus primeros juegos de "la doctora" hasta convertirse en abanderada de Medicina, cada paso ha sido impulsado por un profundo sentido de vocación y el inquebrantable apoyo de su entorno. Su regreso a San Francisco no es solo una etapa académica, sino un compromiso con la comunidad que la vio crecer, demostrando que la excelencia académica puede ir de la mano con la cercanía humana y el deseo de impactar positivamente en el lugar al que se pertenece. Su historia es un faro para las nuevas generaciones, invitándolas a seguir sus instintos, afrontar desafíos y, sobre todo, a nunca dejar de aprender y devolver.