La historia de Alejandra: “Gracias al cannabis medicinal mi esposa murió sin tanto dolor”
En el Día Mundial del Cáncer, Marcelo Ferrero narra la lucha que atravesó su mujer para tratar de salvarse de la muerte producto de esta patología.
Marcelo Ferrero perdió a su esposa Alejandra Busanello, de 41 años, el 15 de diciembre del año pasado a causa de un cáncer tipo "triple negativo".
Para dar batalla al dolor ante una situación considerada irreversible, ya que menos de un 10% de las mujeres diagnosticadas con este tumor lo hacen en fase metastásica, Marcelo recurrió al aceite de cannabis.
"Sabía que en la etapa en que encontramos el cannabis medicinal ya nada se podía hacer, pero todo lo que podía encontrar en Internet para aliviarle el dolor, lo iba a probar", recordó, agregando que "los médicos saben que este producto es el futuro para muchas personas pero el negocio de las drogas sintéticas parecen frenarlo".
Según precisó Ferrero, gracias a la toma del aceite de cannabis, Alejandra redujo a la mitad el consumo de morfina, única droga que aliviaba el dolor que le generaba el cáncer.
Alejandra enfermó en 2000, donde vio afectada su mama izquierda. En ese momento era mamá de Aylén de apenas 6 meses (hoy ya tiene 17). Según contó su marido, en nuestra ciudad los médicos que la atendieron no habían notado que el nódulo que tenía en el pecho era un tumor por lo que la pareja se trasladó a Córdoba, donde finalmente la operaron. Allí fue sometida a tratamientos de quimioterapia y 72 sesiones de radioterapia. Al terminar estos procedimientos y tras los análisis de rutina, Alejandra pudo salir adelante.
Las vueltas de la vida
En agosto de 2013, la vida volvió a mostrarle su peor cara a esta familia. Ya se había sumado a los tres integrantes el pequeño Mauricio, de 7 años (hoy con 10). Alejandra descubrió un nuevo tumor, esta vez en la mama derecha. Así volvieron las sesiones de radioterapia y de quimioterapia que duraron todo ese año.
Marcelo recordó a su mujer como una persona "de mucho empuje, que nunca tuvo miedo".
"Cuando se enfermó por primera vez, cursó el profesorado de adultos. Con Aylén de solo seis meses y sin cabello, viajaba a la ciudad de Villa María para estudiar", narró.
En la segunda etapa de la enfermedad, Alejandra empezó a estudiar maestra hospitalaria. Terminó la carrera mientras hacía el tratamiento de recuperación.
Pero como si nada hubiese ocurrido en su vida, el destino la volvió a poner a prueba. En septiembre de 2015, la mujer sufrió un accidente doméstico y se quebró el peroné en una de sus piernas. El golpe le produjo además fuertes dolores de espalda por lo que fue sometida a un estudio y los médicos detectaron que tenía además una de las vértebras de la columna fracturada.
"El dolor más grande era en la vértebra y no se habían dado cuenta. Estuvo así por más de 40 días y se movilizaba con muletas. Fue más de un mes de gritar día y noche en la cama. Le poníamos hielo, agua caliente para aliviar el dolor y nada. No había calmante que hiciera efecto", dijo el entrevistado.
Por los antecedentes que tenía Alejandra, debió visitar al oncólogo para poder hacer la operación en la columna (específicamente artrodesis) y así colocarse una prótesis. En una biopsia hecha para tal intervención, los estudios revelaron que había presencia de cáncer de mama tipo triple negativo, y también nódulos en el hígado. Otro golpe bajo para la familia.
"Ella sentía que de esta también iba a salir. Tenía que pedir el retiro laboral de la Unidad Penitenciaria Nº7 donde trabajaba, pero ella no quería, decía que iba a salir adelante y que al poco tiempo se reincorporaría", rememoró el viudo.
El 31 de diciembre de 2015 le dieron el alta en Córdoba donde fue intervenida, pero su cuerpo y el destino parecían darle una dura batalla a esta joven madre a la que el dolor iba venciendo lentamente. "Al principio estaba aliviada y comenzó con el tratamiento. Al poco tiempo empezó el dolor en un brazo y otra vez recayó".
Un final menos doloroso
El dolor de brazo de Alejandra reveló en 2016 que el cáncer se había extendido a su cervical, cadera, pulmón y a casi todo su cuerpo. "En ese momento decayó y recurrimos a un psiquiatra pero aunque se levantaba anímicamente el dolor era incalculable", describió Marcelo.
Pese a los esfuerzos médicos y el uso de morfina, Marcelo estaba desesperado y recurrió a internet para buscar qué productos naturales podía utilizar y aliviar el pesar de su mujer. "Alejandra había descubierto que en España había gente con la misma patología que ella y nombraban en el sitio de internet que consumían Escozul, un veneno del escorpión azul que solo se consigue en Cuba", contó el hombre.
El grupo Lifescozul en Cuba lo produce en una granja de su propiedad. "Es un producto que no cura pero puede estabilizar, retroceder o detener el avance del cáncer".
La firma "se encargó de seguir día a día el tratamiento vía online, nos respondían de inmediato y nos enviaron las dosis congeladas por transporte aéreo de manera gratuita. Sólo pagamos 1.000 dólares que era el valor del envío y una manera de aportar para la compra de insumos para la extracción del veneno porque de cada escorpión azul se obtiene una gota", destacó Ferrero.
Alejandra ingería cuatro tomas de 40 cm3 (la cantidad de un frasco) rebajado con agua destilada. El producto lo consumió durante los últimos seis meses y parecía que la enfermedad había detenido su avance. "Era un milagro", sostuvo.
A esto se sumó la investigación por el cannabis medicinal. "Hacía mucho que venía leyendo en internet sobre esto, no tenía prejuicios porque cuando estás en esa situación buscás lo que sea para que tu persona más querida esté mejor de lo que está".
La búsqueda fue a mediados de 2016. "Hay mucho negocio con esto pero es natural y es una pena que detengan su uso cuando conozco personalmente lo bueno que es para un enfermo".
Marcelo explicó que gracias a un conocido que vive en el sur argentino, en noviembre pudo conseguir este producto. Fue allí que Alejandra empezó a consumir el cannabis medicinal y poco a poco redujo el consumo de morfina a la mitad. "El último tiempo estuvo mejor, no tuvo casi dolor, pero la enfermedad la terminó venciendo", concluyó Ferrero.