La generación de los “copitos”

Son personas que han sido engendradas por esta sociedad a lo largo de las últimas décadas en las que la decadencia cultural y socioeconómica es muy marcada. La política los podrá calificar de "loquitos", "perversos", "odiadores" o "manipulables", aunque debería también tomar nota del fenómeno social de la generación "copo de nieve".
El atentado contra la vida de la vicepresidenta de la Nación continúa dando motivos para la discusión política, mientras las investigaciones judiciales procuran dar con las razones valederas del intento de magnicidio que, por fortuna, no se concretó. En este marco, el ex presidente de la Nación, Mauricio Macri, adjudicó la responsabilidad a un "grupo de loquitos". Desde la vereda de enfrente, lo salieron a cruzar de inmediato, reclamando además que se investigue, paradoja mediante, "la ruta del dinero".
Habitualmente, la pirotecnia verbal de la política argentina no repara en el análisis más profundo de las cuestiones de interés público. En este tema, la sorpresa y el estupor ante un hecho de violencia inconcebible debería dar paso a una reflexión menos superficial que responda a posibles profundos cambios que ya estarían consolidados en el cuerpo social.
El columnista Luciano Román, en La Nación, se preguntó: ¿solo vemos a un grupo de delirantes, o nos encontramos con el emergente extremo de una cultura de marginalidad y resentimiento que se ha enquistado en algunos sectores de las juventudes urbanas y suburbanas? ¿Son solo unos "locos sueltos" a los que un desvarío megalómano los llevó a planear un magnicidio? Podríamos agregar otro interrogante: ¿se trata de jóvenes que pueden ser fácilmente manipulables por alguna mente perversa o un bolsillo henchido? Finalmente, ¿no debería el poder hacer alguna introspección para tomar nota de su responsabilidad frente a estos extravíos encarnados en jóvenes vidas?
La psicología social ha denominado al grupo de adultos jóvenes conocidos como "milenials" como la generación "copo de nieve". Son personas que manifiestan mucha susceptibilidad frente a diversas situaciones o temáticas. El término proviene del inglés snowflake, que significa 'copo de nieve', y con ello se alude a ese grupo de personas que flaquean ante el menor obstáculo, prefieren promover la censura como un método de defensa antes que escuchar un par de verdades, sobre todo si estas no van en consonancia con lo que ellos sienten o piensan. Suelen ser vulnerables, frágiles y sensibles a lo que escuchan, y esto incluye a los discursos que se dan en los espacios públicos.
Por extraña coincidencia, los protagonistas de la trama oscura del atentado contra la vicepresidenta son llamados "copitos", en alusión a la "pantalla" que supuestamente tenían como vendedores de copos de azúcar. Por su edad pertenecen a esta generación "copo de nieve": no tienen incentivos, son frágiles a la hora de la toma de decisiones, están desmotivas, naturalizan la violencia y sueñan con sus "15 minutos de fama" mientras no tienen expectativas. "Jóvenes que caen en una suerte de nihilismo, en el que toda idea de futuro está teñida de oscuridad", sostiene Luciano Román.
Son personas que han sido engendradas por esta sociedad a lo largo de las últimas décadas en las que la decadencia cultural y socioeconómica es muy marcada. En el caso de los jóvenes detenidos, la Justicia debe establecer sus responsabilidades con rapidez y aplicar la ley con rigurosidad. Mientras tanto, la política los podrá calificar de "loquitos", "perversos", "odiadores" o "manipulables", aunque debería también tomar nota del fenómeno social de la generación "copo de nieve".