Análisis
La falta de pediatras
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No valorar la especialización como modo de crecimiento profesional se relaciona con la profunda crisis cultural que se vive y que llevará tiempo revertir. Una crisis surgida de la preferencia de la eficacia por sobre la vocación.
La Sociedad Argentina de Pediatría expresó su “profunda preocupación” por la falta de residentes médicos de esa especialidad. Señaló que se vive “una crisis sostenida y creciente” que ha tenido visibilidad en las últimas semanas por las protestas que aún continúan en el Hospital Garrahan de Buenos Aires.
El comunicado de la entidad que agrupa a los pediatras de todo el país califica el problema como “estructural, de larga data y múltiples causas, que afecta tanto a residencias nacionales como provinciales, así como a numerosos hospitales del sistema público y privado”. En el mismo sentido, la SAP es contundente al sostener que “cada vez menos jóvenes eligen formarse como pediatras, y quienes lo hacen enfrentan condiciones formativas y laborales que dificultan su desarrollo profesional”.
No es la primera voz de alerta que lanza la citada entidad sobre la grave situación de la pediatría argentina frente a la falta de profesionales especializados. Hace un par de años se había llamado a la reflexión y a la participación activa de cada uno de los sectores involucrados porque el futuro “de la atención de los niños, niñas y adolescentes en nuestro país requiere de una pronta solución que asegure una formación adecuadamente remunerada, digna y de calidad científico-técnica”.
El nuevo llamado de atención de la entidad que agrupa a los pediatras no se queda solo en la queja. Describe con crudeza la realidad, resumida en tres puntos clave: “La disminución sostenida de postulantes a las residencias de pediatría, neonatología y terapia intensiva pediátrica, la precarización de las jornadas laborales de los residentes y la “pérdida del valor formativo de la residencia, cada vez más desplazado por la necesidad de cubrir demandas asistenciales urgentes”. Este último punto es el único en el que existe consenso entre los entes profesionales y las autoridades sanitarias nacionales y provinciales.
“La situación no solo continúa, sino que se expande geográficamente y se agudiza en su impacto. La sobrecarga laboral, los bajos salarios y la falta de condiciones adecuadas para el ejercicio de la pediatría están empujando a muchos profesionales fuera del sistema público, debilitando aún más la estructura sanitaria”, se afirmó. En este punto, no valorar la especialización como modo de crecimiento profesional se relaciona con la profunda crisis cultural que se vive y que llevará tiempo revertir. Una crisis surgida de la preferencia de la eficacia por sobre la vocación y la búsqueda del éxito económico inmediato. Sin embargo, el modo de trabajo impuesto en las residencias y su muy escasa remuneración ha llegado a un punto extremo. Se requiere, por ello, una urgente reformulación.
Puesta en la escena pública por las persistentes manifestaciones de reclamo que se escenifican en el hospital más emblemático de la atención a los niños, la merma en la cantidad de pediatras y también de otras especialidades es un problema tan complejo como de difícil resolución. Sin embargo, se hace necesario que, con urgencia, se dejen al costado las especulaciones políticas o ideológicas y se comience a trabajar en serio para delinear medidas y proyectos que busquen modificar esta realidad.