La calidad de vida en San Francisco, según un estudio del Conicet

El organismo difundió un mapa en el que se detalla el ICV de todo el país y de cada región. En el caso de nuestra ciudad, se puede ver la diferencia de la calidad de vida entre los distintos barrios.
Con el título "Dime dónde resides y te diré cuán bien (o mal) vives", el Conicet dio a conocer un detallado informe en el que se da a conocer el ICV (Indice de Calidad de Vida) en los distintos puntos del país y en nuestra ciudad puede apreciarse la diferencia entre los distintos barrios.
El informe fue graficado en un mapa interactivo de todo el territorio argentino y discriminado por colores. Allí, el verde más oscuro corresponde al ICV más alto y la escala se va degradando de verde claro, pasando por amarillo y ocre hasta llegar al rojo que hace referencia al nivel de calidad de vida más bajo.
A nivel general puede apreciarse que los niveles más bajos se concentran en su gran mayoría en las provincias del norte argentino, con los puntos más críticos en algunos departamentos de Santiago del Estero. En tanto, en las provincias del sur se observan los sectores más vastos en cuanto a mejor calidad de vida, con picos en Santa Cruz y Tierra del Fuego.
En cuanto a la provincia de Córdoba, los sectores "rojos" también se ubican principalmente en el norte y los verdes de la capital hacia el sur. San Francisco aparece como un punto aislado del este provincial con predominio del buen nivel de calidad de vida.
Poniendo la lupa en la ciudad, los sectores de menor índice se concentran en las orillas del límite con Frontera. Barrios como La Florida, Parque y San Cayetano son los que tienen el ICV más bajo, entre 6,16 y 6,42, siendo que a nivel nacional hay distritos que caen hasta por debajo de los 3 puntos.
En contraste, los barrios residenciales del Noroeste de la ciudad como Casonas del Bosque y Las Rosas muestran las mejores condiciones, trepando hasta 8,13 en el ICV.
Cómo se calcula el índice
"Para definir qué tan bien vive la gente que reside en un área determinada tomamos dos grandes grupos de indicadores: los socioeconómicos y los ambientales. En relación a los primeros tenemos en cuenta datos vinculados con dimensiones como la educación, la salud o la vivienda. En cuanto a los denominados ambientales, por un lado, atendemos a los clásicos problemas que pueden tener impacto negativo sobre el bienestar de los residentes -como inundabilidad, sismicidad, asentamientos precarios o contaminación- y, por otro, lo que llamamos 'recursos recreativos' -que pueden ser 'de base natural', como las playas, relieves, balnearios o espacios verdes, o 'socialmente construidos', es decir, teatros, centros deportivos u otras actividades de esparcimiento- como algo que favorece una mejor calidad de vida", explica Guillermo Velázquez, investigador superior del Conicet en el Instituto de Geografía Historia y Ciencias Sociales quien desde hace más de veinte años trabaja en el estudio de la calidad de vida desde una perspectiva geográfica.
Actualmente, la ecuación que utilizan los investigadores para calcular el índice de calidad de vida (ICV) en diferentes puntos del país atribuye un 60 por ciento del peso a los diversos componentes socioeconómicos y un 40 por ciento a los ambientales. No obstante, la importancia otorgada a los datos ambientales ha crecido -otrora, pesaban sólo un 20 por ciento- en virtud de la mayor y mejor disponibilidad de información y el mayor reconocimiento social de su valor respecto del bienestar de la población.
"La calidad de vida es un concepto relacionado con el bienestar de las personas. En ese sentido, depende de ciertas bases materiales, pero está lejos de reducirse a ellas. Si la calidad de vida se redujera meramente al consumo o a algunos indicadores socioeconómicos básicos, sería mucho más sencillo estimarla, pero sabemos que se trata de un fenómeno más complejo en el que también entran en juego variables de otro tipo, que tienen que ver con la escala de valores de la sociedad y las expectativas de progreso histórico", afirma el investigador.