La batalla de Quebracho Herrado: el triste fratricidio que marcó el rumbo de la historia nacional
Quema el sol de noviembre de 1840. Cuatro mil soldados unitarios al mando de Juan Lavalle, sedientos y agotados, van en busca de una aguada, como un oasis, en medio del camino del desierto. Van en busca de Quebracho Herrado. Allí son atacados por el ejército de seis mil federales liderado por Manuel Oribe. La batalla será decisiva para el curso de la guerra fratricida entre argentinos. Un tendal de cadáveres abonará para siempre nuestra tierra.
Por Manuel Montali | La Voz de San Justo
"Ayer he perdido una batalla en las inmediaciones del Quebracho Herrado". Esa frase, que podría iniciar una novela, es el puntapié del parte que Juan Galo de Lavalle, general en jefe del Ejército Libertador, envió al gobernador provisorio de Córdoba, José Francisco Álvarez, el 29 de noviembre de 1840. Atrás había quedado un tendal de cadáveres unitarios, arrasados por los federales al mando de Manuel Oribe. Lavalle marchaba a Córdoba para reunirse con Gregorio Aráoz de Lamadrid y reforzar su ejército de cuatro mil hombres hambreados, sedientos y agotados después de andar cientos de kilómetros. Por orden de Juan Manuel de Rosas fue interceptado por el expresidente del Uruguay -uno de los 33 Orientales-, que estaba al mando de seis mil soldados.
Esta batalla entre hermanos no solo es uno de los hechos de mayor trascendencia en nuestra región sino que terminaría siendo decisiva para la historia de todo un país que recién terminaba de curar las heridas de la guerra de independencia.
Quebracho Herrado aparece en los primeros dibujos de nuestra tierra, incluso antes de que se llamara Argentina. Ya desde finales del siglo XVIII hay menciones certeras de la posta o del fuerte conocidos por ese nombre, en el curso del camino real de Buenos Aires al Alto Perú y en cercanías de una aguada que era un oasis en medio de lo que se señalaba como "desierto". Hay teorías de que los orígenes de la población se remontan incluso al siglo XVI. La versión más popular es que su identificación se debe a un árbol de ese tipo al que se había clavado una herradura como señalización.
Se dice que Quebracho se fundó varias veces y otras tantas fue destruida por invasiones indígenas, guaycurúes del norte y pampas del sur. Pero no faltan autores que indican que fueron grupos indígenas los que primero llegaron empujados por el pampero y se asentaron en la cañada cercana, en esa inmensa llanura a cien metros sobre el nivel del mar, donde comenzaron la lucha salvaje contra la naturaleza, contra pumas y víboras como la yarará.
En 1888 se encuentra la primera fundación formal por José Maciá y Luciano Leiva, sin planos. Al pasar el ferrocarril el 28 de mayo de 1904, el pueblo se trasladó finalmente unos tres kilómetros hacia el oeste.
Fue unos pocos kilómetros más al sur de su emplazamiento actual en donde los estudios coinciden generalmente en señalar que fue vencido el "León de Riobamba" o, como lo llamaban sus detractores, "La espada sin cabeza". Allí, fundamentalmente los inmigrantes que vinieron a trabajar la tierra, fueron encontrando al arar restos de armas que ayudaban a mantener vivo el recuerdo de este episodio sombrío.
Daniel Cerino, promotor de la historia de Quebracho Herrado, contó los pormenores de la cruenta batalla que ocupa un lugar de suma trascendencia en la guerra civil argentina
Diez mil hombres y una masacre
Daniel Cerino, nacido en Quebracho Herrado y promotor de la historia de esta localidad, se refirió a este enfrentamiento en entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO, explicando que "Rosas manejaba los destinos del país y hubo varios intentos de derrocarlo, porque sostenían de la posición contraria que era una tiranía. Uno de los más importantes rivales de Rosas fue Lavalle, que participó de varios de estos intentos".
Lavalle venía desde Uruguay, había cruzado Entre Ríos, Santa Fe y pensaba unir fuerzas con Lamadrid en Córdoba. Probablemente la comunicación mediantes chasquis falló y la cita entre ambos en Romero (inmediaciones de lo que es hoy Angélica) nunca se concretó. El ejército de Lavalle se había vuelto lento porque a él se habían incorporado familias que buscaban alejarse del gobierno federal.
Cerino detalló que Lamadrid esperaba a Lavalle alrededor del 20 de noviembre, pero este último "llega a Romero recién al 27. En ese trayecto lo venía persiguiendo Oribe, que había bajado de Coronda con un ejército mayor en número y en armas y que inclusive le armaba frente de combate". La estrategia de Lavalle era frenar, simular una posición de ataque e inmediatamente reemprender la marcha para ganar tiempo. Pero al no encontrar a Lamadrid, que ya se había retirado pensando que su aliado no llegaría, no tuvo más remedio que luchar, porque la rendición no era una opción. Intentó igual llegar hasta Quebracho porque allí había una aguada en lo que en ese momento se llamaba "El camino del desierto".
"Entre la fecha, noviembre, la falta de agua y el ejército lento, llegaron en un estado muy débil a la batalla, tanto los caballos como los hombres. Varios libros coinciden en que el 27 de noviembre a la tarde salieron de Romero, que estaba a 12 leguas, 60 kilómetros, entonces llegan a la madrugada del 28 a Quebracho, agotados después de toda una noche de travesía. Llegando a la aguada, Oribe lo atacó y se desarrolló esa batalla cruenta", dijo el entrevistado.
Sobre esto último, amplió: "Se habla de entre mil quinientos y dos mil muertos. En Malvinas murieron setecientas personas. Un conflicto no tiene nada que ver con el otro, pero la comparación sirve para dimensionar la magnitud del combate. Se calcula que había seis mil soldados de Oribe y cuatro mil unitarios, y veinte mil caballos, porque se estimaban dos caballos por persona. Si se dimensiona diez mil personas y veinte mil caballos, que desde el punto de vista físico deben tener el tamaño de cuatro personas, estamos hablando del volumen de noventa mil personas luchando en esta zona, en un lugar inhóspito. Es sin dudas una de las batallas más cruentas e importantes en cuanto a número de gente de la historia trágica de nuestra guerra civil".
Cerino coincide con el historiador Joaquín Martínez en que este enfrentamiento y la prisión del general José María Paz en El Tío, unos años antes, "para bien o para mal cambiaron la historia del país, porque en las dos fueron perdedores los unitarios. Y la batalla de Quebracho marca el final de la causa unitaria y de la carrera militar de Lavalle".
Junto a ello afirmó: "Muchos suponían que Lavalle podía ganar el enfrentamiento con Oribe y eso sería la posibilidad de resurgir de la causa unitaria y de derrocarlo a Rosas. Eso no sucedió así. En el transcurso de menos de un año Oribe lo derrota en Quebracho Herrado y lo vuelve a derrotar en Famaillá, y Lavalle termina perdiendo la vida en circunstancias dudosas en Jujuy, a lo que sigue ese capítulo épico de sus soldados transportando el cadáver y luego los restos descarnados por la Quebrada de Humahuaca, tratando de que Oribe no pudiera hacerse de su cabeza, ya que el emblema del momento era poner su cabeza en una lanza. Lo terminan enterrando en la catedral de Potosí, Bolivia".
La localidad exhibe un monolito, inaugurado en noviembre de 1977, con los bustos de los comandantes de ambos ejércitos. A su lado hay un mural reciente que evoca la batalla.
Homenaje al perdedor
Llama la atención que, en Quebracho Herrado, los principales homenajes son hacia el perdedor de esta contienda: el club se llama Quebrachense Lavalle, la Agrupación Gaucha es Fortín General Lavalle y el lugar de la batalla ha sido popularmente identificado como Campo Lavalle. Oribe, a pesar de haber ganado, no tiene mayores tributos institucionales.
Haciendo una apreciación personal, el entrevistado manifestó: "Me interesó mucho recorrer la ruta de Lavalle y todo lo que tuvo que ver con su actuación como militar, y pude comprobar que es una persona reconocida en todos los países de América por las guerras de la independencia. He visto reconocerlo en Perú, Chile, Bolivia y Ecuador. Creo que la envergadura de Lavalle como militar durante las guerras de la independencia estaba a la par de José de San Martín, Simón Bolívar y Manuel Belgrano. Siempre se dijo que en el encuentro entre Bolívar y San Martín fue Lavalle el que tomó la voz en lugar del segundo. Es a esto a lo que atribuyo que su nombre sea tan reconocido en nuestra zona".
"Se
habla de entre mil quinientos y dos mil muertos. En Malvinas murieron
setecientas personas. Un conflicto no tiene nada que ver con el otro, pero la
comparación sirve para dimensionar la magnitud del combate".
Quebracho en la historia
La localidad exhibe un monolito, inaugurado en noviembre de 1977, con los bustos de los comandantes de ambos ejércitos. A su lado hay un mural reciente que evoca la batalla y otros aspectos de la idiosincrasia de este pueblo abonado con la sangre de soldados hermanos.
Para Cerino, esta mayor conciencia que se ha venido ganando sobre la trascendencia de la batalla "le debe mucho a la gestión que puede haber hecho una institución tradicionalista como la Agrupación Gaucha Fortín General Lavalle, que ha sido artífice de recordar cada 28 de noviembre, sobre todo desde los noventa, que es cuando empieza esta movida primero sola y luego con la comisión de cultura municipal, para que se recuerde el aniversario. Después inclusive se creó un museo que la agrupación sostuvo mucho tiempo, posteriormente se incorporó la municipalidad y se invitó a la escuela. Hoy creo que a instancias de eso es una fecha de recuerdo obligatorio".
A modo de conclusión, consideró: "Quebracho, desde el punto de vista histórico, es muy importante. Se han ido haciendo cosas en este sentido, como el libro 'El ayer y el hoy del pueblo y colonia de Quebracho Herrado', que recorre las épocas de la posta, del fuerte y de la colonia, escrito por Teresita Morello y Jorge Camisassa, dos profesores de historia, pero creo que nos quedan más cosas por hacer para que el lugar sea una referencia histórica".