Kuki, el colectivero que es “cable a tierra” para sus pasajeros

Roberto "Kuki" Rossi tiene 48 años y desde hace 18 es chofer de uno de los "amarillos". Manejar fue siempre su preferencia. Este colectivero de alma y oficio manifestó el orgullo por su trabajo y la amistad ganada con los pasajeros de todos los días.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Grandes moles amarillas recorren de punta a punta San Francisco. En sus recorridos van subiendo y descendiendo los vecinos usuarios del Servicio de Transporte Urbano de Pasajeros.
En la ciudad son seis los colectiveros que conducen estas unidades. Cada uno tiene designados una línea, recorrido y frecuencia.
Uno de estos trabajadores es Roberto "Kuki" Rossi, un experimentado entre los choferes, al que vemos pasar con sus anteojos de sol cumpliendo horario y parada.
Entre sus pasajeros habituales, "Kuki" supo ganarse su cariño. El hombre no es ni psicólogo ni terapeuta, pero en 18 años se ganó la confianza de los que viajan en su línea C y se convirtió para sus pasajeros, en "un cable a tierra de cada jornada", afirma un usuario.
Cada 24 de septiembre, el vecino de barrio San Francisco de 48 años y sus cinco colegas, celebran su día, el Día del Colectivero, una fecha que surgió curiosamente en 2004 por parte del gremio de los taxistas.
Testigo del crecimiento de la ciudad
"En esta profesión, cuando uno recorre las calles de la ciudad, se pone contento porque ve el movimiento que tiene San Francisco, sus momentos de pico máximo, cuando descansa, cuando los chicos salen del colegio. Es imponente ver cómo va creciendo la ciudad, cada día es más notable y es fundamental poder ampliar el recorrido para poder cumplir con más y más vecinos", afirmó el chofer.
Un amigo
En cada viaje, Kuki se encuentra con sus queridos pasajeros. Ellos se suben, lo saludan y ya le tienen confianza porque es parte de su rutina diaria. Y no es para menos cuando hace casi dos décadas que recorre la ciudad al volante de los colectivos urbanos.
Para Kuki, la mayoría de los pasajeros "se convierten en verdaderos amigos y confidentes, porque son personas que uno suele ver y con las que comparte momentos todos los días. Muchas veces hasta nos convertimos en un cable a tierra para la gente porque te comentan las cosas de todos los días".
Estos mismos lazos lo unen con sus compañeros de trabajo que "son verdaderos amigos. Nos llevamos cada vez mejor y siempre le recalco a mis colegas que tratemos de ayudarnos mutuamente. Si hay un pasajero que habla mal de nosotros, que defendamos nuestro trabajo".
"Kuki" Rossi, el colectivero de la línea C que lleva 18 años recorriendo la ciudad y haciendo amigos en su trabajo. (Video: Emiliano Lavezzini | LVSJ)
Toda una vida arriba del "bondi"
"Kuki" es colectivero desde hace 18 años y siendo chofer, obtuvo el puesto enviando su curriculum con la ilusión de "dar el salto" a un transporte más grande. "Antes era remisero pero después me convertí en chofer de transporte urbano", recordó.
Afirma que lo fundamental es conducir "con los ojos bien abiertos, estar atentos y evitar choques porque estás a la orden del día. Si te ocurre, pasás un momento desagradable", dijo sobre uno de los pocos sin sabores que tiene el oficio.
"El chofer tiene que ser una persona amable, respetuosa, conocer y respetar todas las señales de tránsito. También, tiene que aprender constantemente capacitándose sobre lo que es necesario porque trabajamos con personas. En el momento en que estás manejando sos como ´dueño´ del vehículo y si ves que algo está ocurriendo con un pasajero, uno debe ponerse firme y tratar de resolverlo porque sos el responsable", concluyó.
El Día del Colectivero, gracias a los "tacheros"
El surgimiento de esta fecha se remonta a 1928, cuando un grupo de taxistas inició una nueva forma de transportar pasajeros en la Ciudad de Buenos Aires, que luego se consideró como el primer viaje en colectivo.
Sobre finales de la década de 1920, la economía en la Argentina no atravesaba un ciclo virtuoso y menos aún para los taxistas, quienes veían cómo sus ingresos se desplomaban frente a los de sus competidores directos: los ómnibus y los tranvías, cuyos boletos tenían precios muchos más accesibles.
Por eso llegaron a un consenso y decidieron hacer viajes compartidos, llevando a más de una persona en su vehículo y realizando dos o tres paradas. Todo en un mismo viaje y fraccionando la tarifa.
Aunque suene contradictorio, así como hoy se ven discusiones entre taxistas y colectiveros en las calles, hace ya 94 años se unieron para dar origen a un nuevo mecanismo de transporte y a la fecha a la que se lo atribuye.