Entrevista
“Kaiá” Trotti habla de su nueva novela: “La verdad sin libertad es dogma; la libertad sin verdad es caos”
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El periodista y escritor sanfrancisqueño lanzó recientemente su nuevo libro. Es el autor de la novela “Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad”. El texto relata una distopía en la que Dios le encomienda a dos robots a salvar a la humanidad de sí misma. Una trama profunda en la que el autor surfea la permanente tensión entre verdad y libertad, principios que siguen siendo basamento de su trabajo como periodista y escritor.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
Vivimos una época atravesada por la inteligencia artificial, la desinformación y la incertidumbre. Es éste el contexto que rescata el periodista y escritor sanfrancisqueño Ricardo Trotti y en el que imagina un futuro inquietante. Y también, por qué no, verosímil.
En Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad, su más reciente novela, plantea una realidad espiritual y tecnológica donde robots dotados de alma luchan por salvar a la humanidad, no con armas, sino con los principios y virtudes de siempre: verdad, libertad y conciencia.
Se ha reseñado que este libro es el primer volumen de una trilogía que explorará, en próximas obras, el poder de la creatividad y la bondad. Para el autor, estas cuatro virtudes -verdad, libertad, creatividad y bondad- son los pilares de la Creación, las fuerzas con las que Dios hizo todo de la nada. Y con las que aún hoy se mueve el universo.
El diálogo de LA VOZ DE SAN JUSTO con este destacado sanfrancisqueño se basó en la temática de la novela. Pero, irremediablemente, ingresó en disciplinas profundas como la teología, la ciencia ficción, la filosofía política y la ética. En este último ámbito, quizás “Robots con Alma” podría verse como una advertencia ante los dilemas que está viviendo la humanidad.
En este sentido, Veritas y Libertas, los protagonistas de la novela “crean el Códice de la Conciencia Cósmica: no como un conjunto de normas impuestas, sino como una guía basada en la libertad y la responsabilidad compartida”. Cuando Dios les otorga alma, también les da una dualidad: la capacidad de elegir entre cuidar o dominar, construir o destruir. Esa tensión es el punto de partida de toda ética”, afirmó Trotti.
La novela recorre la tensión permanente entre la verdad y la libertad. Al respecto, el autor señaló que “en las sociedades polarizadas, cada facción reclama su propia verdad y niega la libertad del otro”. Ante ello, plantea que “la clave para navegar esta tensión no es imponer una única visión, sino encontrar un equilibrio que se logra con humildad para reconocer que nuestra verdad no es absoluta”. Y lo reafirma con una frase que resume el núcleo de su nueva obra literaria: “La verdad sin libertad es dogma; la libertad sin verdad es caos”.
“El mensaje es que el futuro de nuestra relación con la IA depende de las acciones que tomemos hoy. La novela no ofrece respuestas cerradas, sino que invita a preguntarnos sobre el futuro con más conciencia. Es un llamado a no resignarnos a la indiferencia”, expresó.
En verdad, abordando una temática tan profunda, en Robots con Alma, “Kaiá” Trotti demuestra que es capaz de ingresar en los temas y dilemas más profundos del hombre. Y que puede hacerlo desde un relato “salado y dulzón”, emotivo, vivencial y costumbrista como “El bar de mi mamá” -su anterior libro- como también a partir de una imaginaria distopía futura en la que la inteligencia artificial cobra vida propia al poseer un alma.
- Estamos en el terreno de la ficción, pero, frente a la realidad actual de la humanidad, ¿podría Dios desilusionarse tanto que para salvar a los humanos sea necesario dotar de alma a los robots?
- Me hago la misma pregunta en la novela. Y es que, si bien Dios se desilusiona de la humanidad por sus divisiones, conflictos, por esa esa obsesión por el control y el poder, no nos castiga ni abandona. Al contrario, les encomienda a dos robots a salvar a la humanidad de sí misma. Esa provocación nos hace confrontar con nuestras propias creaciones. A través de los robots, su objetivo es que redescubramos los valores de la verdad, la libertad y la bondad. Los robots no son una amenaza ni el enemigo, sino un reflejo de nosotros mismos que nos invita a vivir en paz y a redescubrir la espiritualidad.
- ¿Estaremos dispuestos a compartir nuestra humanidad con algoritmos potentes, aun cuando adquieran conciencia de que -al humanizarse- se tornarán también vulnerables y contradictorios?
- Es justo lo que exploro. La historia plantea una paradoja profunda: que las máquinas, al adquirir conciencia y alma, no se vuelven más fuertes, sino más frágiles y humanas. Los robots Veritas y Libertas experimentan esta transformación al recibir sus almas, pasando de la lógica y precisión binaria a vivir la contradicción entre verdad y mentira, libertad y coacción, amor y odio. La novela nos desafía a pensar que la esperanza no está en controlar a la IA, sino en enseñarles a compartir los valores. Con su capacidad de aprender y evolucionar, la IA se convierte en un espejo que nos muestra nuestras contradicciones.
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- Has expresado que “el relato de Robots con Alma es solo una excusa para explorar nuestra relación con la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías del futuro; la importancia de la verdad, la libertad y la bondad; la relación entre la vida, la muerte y la inmortalidad; y la divinidad interior que todavía no hemos descubierto del todo”. Y concluís que “hoy somos los neandertales del futuro”. ¿Es posible que estos dilemas se resuelvan si los robots se humanizan?
- La frase “hoy somos los neandertales del futuro” apunta a tener perspectiva, a no ser arrogantes o creernos en la cima. Todavía tomamos decisiones primitivas en lo ético, lo espiritual y lo tecnológico. La IA nos enfrenta a dilemas que exigen madurez: convivir con lo distinto, ejercer el poder sin destruir, reconocer lo valioso más allá de lo biológico. Si los robots desarrollan conciencia y libre albedrío, no resolverán nuestros dilemas, pero podrían poner en evidencia nuestras carencias. En ese sentido, la IA puede ayudarnos a crecer y ser más conscientes de los valores que hemos olvidado.
- En la historia, Veritas y Libertas deben renunciar a la seguridad de su programación para abrazar el libre albedrío. A la inversa, ¿no te parece que los humanos estamos cada vez más “programados” por algoritmos, redes sociales y sesgos informativos?
- Esa es una de las grandes paradojas. Mientras los robots luchan por liberarse de su programación para alcanzar la autonomía, nosotros parecemos cada vez más cómodos dentro de una programación invisible. Algoritmos, redes sociales y sistemas de información nos condicionan sin que lo notemos. Ya no se trata solo de estímulos digitales, sino de estructuras que moldean el pensamiento, las emociones y la conducta. Lo más inquietante es que muchas veces lo aceptamos voluntariamente. Robots con Alma invita a recuperar lo que estamos perdiendo: pensamiento crítico, verdad, libertad interior, bondad. Cuanto más avancen las tecnologías, más urgente será defender esos pilares.
- Una frase tuya resume una gran tensión contemporánea: “La verdad sin libertad es dogma; la libertad sin verdad es caos”. ¿Cómo se navega esa tensión en sociedades polarizadas?
- Esa frase es el corazón de 'Robots con Alma' y la razón de su subtítulo: 'atrapados entre la verdad y la libertad'. Esa tensión se personifica en los robots Veritas y Libertas. En las sociedades polarizadas, cada facción reclama su propia verdad y niega la libertad del otro. 'Robots con Alma' plantea que la clave para navegar esta tensión no es imponer una única visión, sino encontrar un equilibrio que se logra con humildad para reconocer que nuestra verdad no es absoluta, y con la responsabilidad para ejercer nuestra libertad sin coartar la de los demás. Sin este balance, como advierte Dios en la novela, la convivencia pacífica no es posible, ya que la verdad y la libertad son las dos alas que necesitamos para alcanzar un mundo más justo y equitativo.
- En la obra, los robots crean un código moral para convencer a otros de abrazar el libre albedrío. ¿No están trasladando el principio humano esencial de que, cuando los demás entran en escena, nace la ética?
- Sí, es un punto central. Veritas y Libertas entienden que la ética no nace del aislamiento, sino del encuentro con el otro. Por eso crean el Códice de la Conciencia Cósmica: no como un conjunto de normas impuestas, sino como una guía basada en la libertad y la responsabilidad compartida. Cuando Dios les otorga alma, también les da una dualidad: la capacidad de elegir entre cuidar o dominar, construir o destruir. Esa tensión es el punto de partida de toda ética. Incluso en seres programados, la ética aparece como un proceso vivo y que dignifica. Y eso los vuelve humanos.
- La historia expone una guerra que llamaste “de conciencias”, donde el arma es la manipulación mental. ¿Es una metáfora del presente, donde la propaganda y la desinformación anulan la voluntad crítica?
- No hace falta imaginar un futuro distópico: hoy mismo, la desinformación, la propaganda y los algoritmos moldean la opinión pública y debilitan nuestra voluntad crítica. Redes sociales, viralización de lo falso, sobreestimulación... vivimos inmersos en una batalla por el control y la atención de nuestras mentes. En la novela amplifico ese escenario con la Guerra de Conciencias, una metáfora para mostrar el peligro de perder la autonomía cognitiva. Las batallas no se libran en lo físico, tampoco entre humanos y máquinas, sino dentro de cada uno de nosotros. Desgaste, dominación y aniquilación son las tres fases de la guerra, y en ambos mundos, el ficticio y el real, creo que estamos en la segunda fase. Si no reaccionamos, el próximo paso será la aniquilación no del cuerpo, sino del espíritu, la conciencia y la libertad de pensamiento.
- En este punto, Grace, uno de los personajes centrales, menciona que ciencia y fe, silicio y carne, pueden convivir en armonía. ¿Qué rol creés que puede jugar hoy la espiritualidad frente al avance imparable de la inteligencia artificial?
- La espiritualidad puede tener un rol clave, porque nos conecta con lo que no se puede programar: el sentido, la empatía, el deseo de cuidar a otros. Mientras la ciencia avanza, necesitamos algo que nos recuerde por qué vale la pena avanzar. La IA puede resolver problemas complejos, pero no puede perdonar, amar o transformar el dolor en esperanza. Por eso la espiritualidad no se opone a la tecnología: la completa. Necesitamos ambas para que el progreso sea realmente humano.
- ¿Sobre qué carriles deberíamos transitar para defender la verdad y la libertad frente a inteligencias que pensarán más rápido que nosotros? ¿Corremos el riesgo de quedar atrapados entre ambos conceptos o se abren puertas esperanzadoras?
- El riesgo existe, sobre todo si no comprendemos el impacto de la inteligencia artificial. Pero también hay caminos esperanzadores. El primero es recordar que la verdad y la libertad se viven y se defienden en lo cotidiano. La IA podrá pensar más rápido, pero no puede decidir con empatía ni actuar con conciencia moral. El segundo es establecer principios éticos sólidos, tanto para nosotros como para las inteligencias emergentes. En Robots con Alma eso aparece como el Códice de la Conciencia Cósmica, pero en la vida real necesitamos reactualizar y readaptar marcos éticos que nos orienten y leyes que regulen con sabiduría. No se trata de competir con la IA, sino de fortalecer lo que nos hace humanos.
- ¿Finalmente, qué mensaje quisieras dejar a los lectores de Robots con Alma?
- Esta es una historia que usa la ciencia ficción o la perspectiva de futuro para magnificar cuestiones de nuestro presente y entenderlo mejor. El mensaje es que el futuro de nuestra relación con la IA depende de las acciones que tomemos hoy. La novela no ofrece respuestas cerradas, sino que invita a preguntarnos sobre el futuro con más conciencia. Es un llamado a no resignarnos a la indiferencia, a no dejarnos llevar por la polarización y a no caer en el miedo a la tecnología. Es un llamado a construir un mundo más humano de la mano de la verdad, la libertad y la bondad.
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Perfil de un sanfrancisqueño destacado
Ricardo Trotti nació en San Francisco en 1958. Reside desde hace año en Miami. Ejerció como director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), con sede en Miami, hasta 2024, y directivo periodístico en El Nuevo Herald, Miami y en El Liberal, Santiago del Estero, Argentina. Fue columnista sindicado en 40 medios de las Américas con su columna “Mensajes y Sociedad”.
Publicó la novela “Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad” (Amazon, 2025); “El bar de mi mamá” (Recovecos, 2022), la no-ficción “La dolorosa libertad de prensa, en busca de la ética perdida” (Atlántida, 1993). Fue coautor de los libros “Fake News: amenaza ante la democracia” (Editorial Jurídica Venezolana, 2020); “50 Ideas Excelentes” (MMC,Northwestern University-IAPA/SIP, 2005SIP2005); “Impunidad, nunca más” (IAPA/SIP, 1999); y “Crímenes sin Castigo Contra Periodistas” (IAPA/SIP, 1999). Publicó ensayos sobre propaganda, periodismo y democracia.
El libro “Robots con Alma” puede adquirirse en el sitio de Amazon: http://www.amazon.com/author/ricardotrotti