Juan Carlos Rolando, un mecánico a libro abierto

El vecino de barrio Vélez Sarsfield ya lleva más de medio siglo al frente de su taller y aunque hoy ya delegó parte de la labor a su hijo Pablo, una pasión jamás se puede dejar de lado.
En el taller de Bulevar Roca y Perú, hay un DKW Auto Unión que espera ser reparado por su dueño. El auto tiene aproximadamente alrededor de 60 años y pocos son los que conocen sus secretos.
Uno de ellos es Juan Carlos Rolando (75), el mecánico de barrio Vélez Sarsfield que ya lleva más de medio siglo ejerciendo esta pasión por los autos.
Juan Carlos ya no trabaja pero este auto antiguo llegó y no pudo decirle que no. Lleva la mecánica en la sangre. "En mi juventud llegué a armar hasta tres DKW por día", afirmó.
Sus conocimientos de este auto no son pocos. El hombre fue uno de los tantos que tuvo la posibilidad de formarse en la fábrica de este vehículo histórico en Sauce Viejo, en la provincia de Santa Fe.
"Yo no trabajo mucho ya, pero estoy asesorando a mi hijo que se queda al frente. Es su turno y esperemos que se embale", aseguró don Rolando.
Por su parte, Pablo contó que desde los 12 años está en el taller, pero estuvo unos 15 años afuera. "Sin embargo, dicen que siempre se vuelve al primer amor y aquí estoy", comentó el joven.
Como cada 24 de febrero se conmemora en Argentina el Día del Mecánico Automotor, los grandes profesionales que se dedican a poner "a punto" nuestros vehículos para poder trasladarnos de un lugar a otro con total seguridad. Esta efeméride fue instaurada por la Secretaría de Trabajo y Previsión de la Nación de 1947. Fue el secretario general de SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina), Adolfo García, quien impulsó este pedido a la secretaría.
Siempre actualizado
El taller de Juan Carlos Rolando cuenta con gran cantidad de computadoras y maquinas adaptadas a la realidad y exigencia de los actuales autos. Siempre un precursor, fue el primer mecánico que incorporó una computadora scanner para diagnóstico automotriz en nuestra ciudad.
A pesar de la tecnología, Juan Carlos aseguró que "todo el mundo piensa que la computadora soluciona el problema y no es así. Hay que tener mucho conocimiento".
Pero en las paredes de la oficina de Juan Carlos hay decena de diplomas y libros, muchos libros que son los que nutrieron al mecánico y que aún hoy lo siguen haciendo.
El mecánico comenzó su carrera desde muy jovencito cuando aún asistía al secundario al ex Colegio Nacional San Martín pero arreglando motocicletas en el garaje de su casa paterna sobre calle Perú, a la vuelta del actual taller. Al terminar, iba a estudiar ingeniería y también participaba en una orquesta de música.
A los 18, comenzó a trabajar en la concesionaria de Renault de Balangione, Volpi y Vaudagna pero al tiempo se animó a hacer su camino en solitario.
Aunque rindió en la Banda Militar de Música del Liceo Aeronáutico Militar "Teodoro Fels" para vivir en la ciudad de Córdoba, el papá de Juan Carlos sufrió un infarto por lo que su sueño quedó trunco y tuvo que quedarse en San Francisco.
Desde ese momento, la mecánica se convirtió en su sustento y pasión absoluta, pero, además, lo nutrió de conocimiento convirtiéndolo en un verdadero libro abierto del rubro. "Después de la DKW, estudié en la Fiat de Rafaela. En un momento me llamaron desde la concesionaria de Peugeot en San Francisco porque el modelo 404 tenía problemas y por eso, partí a Buenos Aires a capacitarme para darle solución a la gente en la ciudad; también aprendí a arreglar los Dodge 1500 por pedido de mi suegro".
Ya de grande, tuvo la oportunidad de formarse en la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional en San Francisco para estar actualizado ante los nuevos modelos de vehículos que fueron surgiendo. Eso da la pauta del valor de la educación para este mecánico. "Me gusta estudiar, lo hice y lo sigo haciendo. Muchos me preguntan si aprendí mucho y yo respondo que `no, porque siempre se aprende algo nuevo´".
"La mayor alegría es ver el auto marchando y el que el auto se vaya marchando. Tenemos la suerte de tener una UTN y la Escuela del Trabajo que nutren a los nuevos mecánicos".
Pero más allá de las formalidades, este "artesano" como lo llama su hijo Pablo, es un sabio. "Muchos mecánicos nuevos vienen al taller y me preguntan cosas o piden asesoramiento. Yo no tengo problemas en dar mis conocimientos porque no me los quiero guardar y tampoco me los voy a llevar", reflexionó Juan Carlos.
Pablo es sin dudas el primer alumno: "Mi papá es un artesano de los motores. Un tipo por más que no tenga nada, los hace marchar. Conoce tanto las mañas de los motores que yo con 100 años más no podría aprender lo que él sabe. Papá es una fuente de conocimiento", concluyó Pablo.