José de San Martín prócer, militar y hombre

Colonia Marina tiene una reluciente y única estatua del General donde se lo observa de pie y esa autenticidad invita a pensar qué había más allá de ese hombre ataviado como militar.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Los espacios públicos de todo el país y en el mundo evocan al General José de San Martín, su figura suele repetirse una y otra vez casi siempre montado en su caballo cuando estaba al frente del ejército en la gesta del Cruce de los Andes. Su existencia no hace más que enaltecer su figura como prócer en la memoria colectiva.
En Colonia Marina, en el mes de julio se colocó una estatua en su honor que reemplazó un viejo busto vandalizado en la plaza central de la localidad, pero el detalle es que aquí no hay un José de San Martín a caballo sino uno de pie ataviado con su vestimenta militar, erguido e igual de imponente, pero al mismo tiempo despojado de adustez.
La destreza en esta estatua partió de la inteligencia y talento del escultor sanfrancisqueño Damián Bolaño que al igual que sucedió hace un tiempo con Manuel Belgrano logró combinar su personalidad de militar y la humana.
La escultura hace honor al nombre de la plaza y es una figura única e irreproducible por la forma en que el artista trabaja y también debido a que no proliferan en la provincia reminiscencias al padre de la patria de este tipo.
Su descubrimiento fue realizado en ocasión de las fiestas patronales de la localidad realizadas para conmemorar a Santa Marina, la protectora del lugar cuyo nombre el fundador de la colonia, José Bertelli, le había colocado a su hija.
El trabajo dio como resultado a un San Martín de pie, uniformado con su clásica capa, además del sable corvo y el sombrero militar. Se lo observa relajado y a la vez alerta, lo contrario de lo que quizás sucedería con una figura a caballo que requiere otro tipo de materiales y mayor espacio, rompería en definitiva la esencia de plaza.
No hay muchos antecedentes de un trabajo como este en la figura del padre de la patria y por eso se hace llamativa y diferente poniéndose a tono con la refuncionalización de este espacio verde que para los pueblos es el punto de reunión más importante.
Semblante humano, coraza de militar así se veía en parte a San Martín cuando la estatua todavía estaba en el taller de Damián Bolaño.
Una idea diferente
Damián Bolaño siempre sorprende con cada una de sus obras porque logra transmitirle una impronta que las hace únicas ya que dotar de cierta humanidad a algo que en sí no la tiene no es algo que cualquiera haga, ni tampoco es una perspectiva que abunde entre sus pares porque cada uno tiene algo que los diferencia.
Cuando desde el municipio se comunicaron con él le comentaron su idea de revalorizar la figura del prócer en esa plaza que también estaba en refacción. Era una necesidad casi imperiosa en la localidad porque el vandalismo había afectado gravemente al busto sanmartiniano.
La idea de los funcionarios era hacer otro busto, sin embargo, Bolaño propuso ir un poco más allá ya que por su tradicionalismo e importancia se podía hacer otra cosa, su idea era realizar una figura no ecuestre ya que no es una modalidad que abunde en nuestro país y en el mundo.
A su favor estaba el hecho de que no era ningún inexperto puesto que ya había realizado una con su padre que está en el centro de la ciudad de Jesús María y ya solo después llevó adelante un proyecto en la comuna de Sarmiento, provincia de Santa Fe.
Después de mucho diálogo todos concordaron en su propuesta que está realizada en tamaño real, una auténtica estatua que da valor agregado al lugar, la cual puede ser mencionada así debido a que son esculturas con figuración humana en modo clásico, con proporciones y dimensiones reales.
Único e irrepetible
El General San Martín de Damián tiene una humanidad que es difícil de plasmar teniendo en cuenta que no existen fotos de la época y que ya de por sí se trabaja en base a la interpretación de otro artista que lo retrató, en su caso, "intenta darle otra mirada (la humana, cálida) manteniendo los rasgos clásicos que lo hacen identificable" para el común de la gente.
De memoria como si la tuviera al frente el artista sanfrancisqueño habló sobre los rasgos distintivos de la estatua que se erige en la plaza de Colonia Marina. Con suma minuciosidad señaló que la estatua tiene dos metros y con la base que se le colocó llega a los 2,20 metros, eso la protegerá del vandalismo.
Fueron tres meses de arduo trabajo en su taller donde combinó el hormigón y la fibra de vidrio, para el modelado de las facciones (rostro y manos) aplicó la arcilla y el sable corvo que empuña el General y es un sello de distinción lo hizo en hierro.
Eso no es todo pues también tuvo en cuenta la altura de la escultura y en base a ello dirigió la mirada de San Martín hacia los espectadores evitando que esté "con la mirada perdida mirando hacia la nada".
Dadas las dimensiones del lugar y el costo no era viable realizar una figura ecuestre, como por ejemplo tiene San Francisco en su centro cívico, pero eso no la afecta en nada porque ganó en autenticidad la obra si se tiene en cuenta que es única en esta región, y en general porque Damián no trabaja con moldes así que cada proyecto es único.
"Esta forma (la de un San Martín de pie) rompe con la tradicional ecuestre y que debe hacerse en función de bronce, algo que hoy es muy oneroso y por las dimensiones requiere más espacio", expresó y remarcó su intención: "Quería llevarlo a la realidad, es una figura que no estamos acostumbrados con él y hace ruido tanto para mí como para ellos que fue todo un desafío en su momento hacerlo así".
En Las Varillas hoy se inaugura una obra sanmartiniana que lo recuerda en la última etapa de su vida.
Un atractivo para la gente
El monumento fue descubierto el 18 de julio, día de la patrona de Santa Marina en el marco de un proyecto donde la plaza está modernizándose. La imagen que había estaba muy deteriorada y el gobierno decidió colocar una nueva.
Hace más de 40 años por lo menos que se había colocado cuando se hizo otra transformación importante en la plaza. Su reemplazo no se hizo porque se deterioró por el paso del tiempo si no que lo habían dañado con explosivos durante fiestas pasadas que afectaron el rostro del busto.
"Conocíamos del trabajo de Damián y se trabajó con distintas propuestas entre él y la Secretaría de Cultura, al final decidimos tener una imagen de él en posición de defensa y de pie. A la gente le gustó el cambio, le dio importancia y también realzó el lugar. Hoy se sacan fotografías y llama la atención", comentó con orgullo el intendente Gerardo Cerutti
El busto antecesor por protocolo no puede destruirse, por el contrario, Bolaño está restaurándolo y "cuando esté listo se va a exhibir en el Museo de la Colonización Piamontesa sea en el patio o dentro del lugar".
Lejos de su patria
La vida de San Martín tiene tres etapas diferenciadas según narró el historiador cordobés Esteban Dómina. La primera es la que lo tuvo en España donde hizo su carrera militar peleando en el ejército del rey, la cual se extiende hasta 1812 que decide regresar a su patria.
Luego ya en estas pampas, entre 1812 y 1822 encabezó las hazañas que lo hicieron mundialmente destacado como el Cruce de los Andes, la campaña Libertadora en Chile y Perú hasta la entrevista en Guayaquil (en el encuentro con Simón Bolívar) donde decide dar un paso al costado, volver a su patria y retirarse de la vida pública.
Ahí comienza la tercera y larga etapa, menos conocida pero muy interesante que transcurre en Europa entre 1824 y 1850, año en que murió. En esa época estuvo con su hija Merceditas, su yerno Mariano Balcarce y sus dos nietas en su casa de Boulogne-sur-Mer.
Se trata de un hombre que jugaba con sus nietas donde ellas juegan con sus medallas, dejando anécdotas como cuando Merceditas las reta y él le dice: "Deja hija para que otra cosa pueden servir estas medallas si no es para calmar el llanto de una niña''.
Junto al prócer que identifica la plaza de Las Varillas hay un caballo que recuerda su paso por Los Andes. (Gentileza: FM Identidad)
Las Varillas rinde otro homenaje diferente
No conocemos fotos de nuestros próceres, apenas retratos aproximados, pero principalmente de los momentos en que estaban luchando por la patria. Pocas veces se los muestra envejecidos a los que llegaron a estos años obviamente.
¿Cómo sería ese San Martín anciano? En Las Varillas aparece un monumento al padre de la patria con una imagen de él en los últimos años de su vida.
En dicha plaza se instaló un monumento nuevo sin uniforme militar, pero manteniendo ese porte con bastón, sombrero y un caballo que recuerda a aquel que cabalgó para cruzar los Andes. En esa época era un hombre que jugaba con sus nietas donde ellas juegan con sus medallas, dejando anécdotas como cuando Merceditas las reta y él le dice: "Deja hija para que otra cosa pueden servir estas medallas si no es para calmar el llanto de una niña''.
Fiel a sus principios, el general mantuvo en el final de su vida la austeridad como modo de conducirse y así se lo ve en esa estatua. En Francia cuidaba la huerta, picaba su tabaco y tomaba café en una especie de mate. Es un San Martín muy humano despojado de solemnidad como se aprecia en la escultura varíllense y la inaugurada en Colonia Marina.
Ambas esculturas (la de Las Varillas no es de Damián Bolaño) rompen con las figuras ecuestres tan famosas alrededor del globo. Existe una referencia permanente a esa figura de San Martín como militar porque la historia ha sido narrada en tono épico, sumado a ello que la figura ecuestre trascendió todas las fronteras y figura en los anales de la historia por ser simbolismo de aquella gesta.
Es por esto que no importa si San Martín está en una estatua siendo joven a caballo y en batalla, maduro o muy mayor, siempre será austero, de porte militar, valiente y mirará custodiará a su patria mirando a los Andes.