Inteligencia emocional: la importancia del equilibrio para el éxito
En instituciones educativas, deportivas, empresas y todo tipo de espacio donde haya un trabajo de grupo de personas es importante encontrar el equilibrio de emociones de los integrantes del equipo para de esta manera lograr una positiva autopercepción.
Años atrás era suficiente tener un título que acreditara que contabas con determinadas herramientas técnicas, como hacer un balance, interpretar un plano, manejar un programa informático o aplicar una fórmula química a un proceso productivo. T
La fortaleza residía en estos saberes teóricos y prácticos. Las empresas buscaban y seleccionaban personas con conocimientos específicos, esos mismos que te brinda el colegio secundario o un estudio superior.
Hoy en día se continúan buscando este tipo de perfiles, pero se analizan otras competencias relacionadas a lo emocional, además de lo meramente técnico y se pueden identificar cinco que contienen diferentes habilidades pero son interdependientes, con un fuerte sentido de construcción ascendente.
Pero ¿Cómo lograr un equilibro entre las diferentes emociones? La inteligencia emocional (IE) viene a darnos el impulso necesario para lograr una sana y equilibrada autopercepción y ego para poder interactuar con los demás.
Así lo explica Jorge Torossi, licenciado en Recursos Humanos formado en coaching ontológico además de magíster en Gestión de la Educación Superior y especialista en Docencia Universitaria. Es uno de los pioneros en la materia que dedica su labor al reclutamiento y selección de personal, resolución de conflictos, capacitación de personal, descripción de puestos y procedimientos, diseño y rediseño de los procesos de trabajo, diseños de espacios de evaluación de desempeño ya sea de manera individual o grupal para todas las áreas humanas posibles, desde el deporte hasta una empresa, institución educativa o de salud.
Múltiples beneficios
Torossi plantea que "es reduccionista pensar que la inteligencia emocional sólo sirve para el manejo de emociones. La tentación es adentrarnos en un tema tan profundo para darle un sentido de utilidad. Todo lo que se ha popularizado, como el coaching, el liderazgo y la inteligencia emocional, corre un gran riesgo de perder su esencia".
"La inteligencia emocional, en primer lugar, es para un beneficio netamente personal. La dimensión autoconocimiento y autorregulación, bien trabajadas, traen beneficios profundos y duraderos en todos los ámbitos de vida de una persona. Saber quién sos, identificar tus fortalezas y aspectos a mejorar, cuáles son tus pensamientos, solidifica la identidad del ser humano. Por lo tanto, no se trata del manejo de emociones, eso sigue siendo la punta del iceberg. Antes que nada, el ser humano debe conocerse, saber quién es y hacia dónde va", dijo.
"Sentirse seguro de quién sos y dueño de tus propios pensamientos, sería el beneficio principal -siguió el profesional-. Desde las neurociencias sabemos que las emociones son producidas por nuestros pensamientos, por lo que, aquel que domine y cambie su forma de pensar, cambiará su manera de ser y hacer".
"Comenzás a decidir en base a lo que querés y no a lo que sentís. Si sólo hago lo que siento, seré preso de mis emociones. Estudiaré, asistiré a mi trabajo, le hablaré a un compañero, todo en función de mis ganas, y no de mi decisión. Con la IE se cambia este patrón de comportamiento, empoderando al ser humano en sus hábitos cotidianos. Sólo en la repetición de hábitos se adquieren las competencias emocionales", explicó.
"Es reduccionista pensar que la inteligencia emocional sólo sirve para el manejo de emociones", dijo Torossi en base a su experiencia en distintos ámbitos.
Su aplicación
¿Cómo se aplica? "Entrenar sería el término correcto para responder a esta pregunta", expresó Torossi. Por eso, "es necesario trabajar con las personas de forma individual y grupal, haciendo que vivan verdaderas experiencias de descubrimiento personal. La inteligencia emocional nos transporta a lo existencial, es decir, a categorías que no se ven ni se tocan".
"El primer paso es que la persona se conecte consigo misma, en particular, con sus pensamientos y emociones. El facilitador debe ser experto en dinámicas profundas y lúdicas, individuales y grupales, invitando a las personas a un verdadero descubrimiento interior", añadió.
En cuanto a las instituciones educativas, la aplicación pasa por seguir una pirámide como mapa conceptual, comenzando con la base. "A un docente le preguntaría ´¿qué ejercicios y dinámicas estás llevando a cabo con tus alumnos para favorecer que cada uno se conecte consigo mismo? En lo personal, hace años que practico la meditación con mis alumnos. Tiene distintas variables, y como toda técnica, cada uno tiene 'su librito'. Yo la defino como un momento de silencio, donde el estudiante o trabajador puede conectarse con sus pensamientos y emociones, regalándose un momento único de desarrollo personal. También propongo diferentes dinámicas individuales o grupales, donde profundicen cómo están pensando las situaciones cotidianas".
"El mundo del trabajo requiere de personas que piensen aquello en lo que están pensando. Ya no basta con sólo pensar. Necesitamos de jóvenes y adultos con un nivel de abstracción superior, con capacidad de análisis, resolución de problemas y capacidad de decisión", indicó Torossi.
Para concluir, Torossi reflexionó: "La inteligencia emocional baja los niveles de estrés e invita a nuevos desafíos. Con la práctica, la persona visualiza nuevos escenarios en su vida, proponiéndose metas para alcanzarlos".
"La IE no es un medio para un fin, una herramienta de moda ni una técnica mágica, es una invitación a un desarrollo personal integral, a sentirse mejor consigo mismo, a un bienestar pleno para estar al servicio de otros. Amar, donarse, pensar en el otro es el mejor indicador de que la persona es inteligentemente emocional".