Instituto José María Paz: 60 años formando jóvenes en Devoto
El Instituto José María Paz cumplió 60 años. Un repaso por la historia de esta institución que cumple un rol destacado en la educación de jóvenes devotenses.
El Instituto José María Paz celebra su 60º aniversario cumpliendo un rol fundamental en la educación de nivel medio de los devotenses. La iniciativa nació en 1957 cuando el pueblo comienza a pensar en el progreso.
En ese entonces, la gente del Centro Comercial observó que no había posibilidades para que los jóvenes accedieran a los estudios secundarios. Sólo un 10% de la población completaba su trayecto en el secundario y para hacerlo viajaba a San Francisco.
El instituto comenzó a funcionar con la colaboración de toda la comunidad. La comisión cooperadora eligió a Pedro Villani en el cargo de rector, luego de tres años, al fallecer el primer rector asumió el cargo el vice-rector Donato Audano.
El 1961 marcó un hito trascendental: un líder indiscutible asume la conducción del José María Paz. Reconocido y admirado, gestiona y compromete su propia vida con este proyecto. Se trata Dante H. Godoy, un símbolo que marca la existencia de este colegio. El reconocimiento a su obra queda registrado en 1986, cuando se acuerda que el edificio llevaría su nombre para siempre.
Los primeros egresados
En 1962 se obtiene la primera promoción de egresados, así el proyecto se fortalece y demuestra a todos que es posible transformar la realidad para que las futuras generaciones accedan al conocimiento.
Primero, el colegio funcionó en las instalaciones de la Escuela Nacional N° 288, hoy Carlos Justo Florit. Luego, María Irene Bago de Gaido cedió su casa de calle San Martín para dictar las clases.
Mientras tanto, los esfuerzos individuales se volvieron colectivos. Es necesario construir el edificio propio. La generosidad vuelve a dejar su huella: el matrimonio Borgogno donó el terreno para que se construyan cinco aulas, un laboratorio, depósitos, sanitarios y galerías cubiertas.
El 27 de julio de 1969, una semana después de que la humanidad pisara por primera vez la Luna, se inaugura el edificio del José María Paz, construido ladrillo por ladrillo por toda la comunidad.
En 1975, se construye el gimnasio que constituye una verdadera necesidad. Sucesivas ampliaciones fueron dando forma definitiva a las ya amplias instalaciones incorporando el sector administrativo, sala de profesores, sanitarios, cerco perimetral y una nueva aula que fue destinada al dictado de la clase de mecanografía.
Todo eso fue fruto del trabajo realizado en eventos tan significativos para el colegio como la tradicional búsqueda del tesoro de los 25 de Mayo y un proyecto emblemático como el puchero de gallina.
Los docentes, pilar fundamental de seis
décadas de misión educadora
En tiempos de democracia
En 1989 se inició con una nueva gestión: asumió como rectora la ex alumna y profesora de la institución, Laura Adés, quien permaneció algo más de quince años en su cargo.
Las nuevas realidades económicas del tiempo democrático y las renovadas crisis hicieron que la demanda educativa se orientara a satisfacer necesidades laborales casi inmediatas.
Los esfuerzos se vieron coronados cuando en 1991 se implementó una nueva modalidad: Bachillerato con capacitación laboral en auxiliar contable e impositiva, que ofrecía un amplio abanico de posibilidades no solo para continuar estudios superiores sino también para enfrentar el mercado laboral. Surgen con ello las pasantías laborales y la apertura de la escuela a la sociedad.
La Expo- Instituto, se convirtió en 1996 en motivo de encuentro y de aprendizaje durante diez años consecutivos. Además, nació el centro de estudiantes, como expresión democrática.
La presencia equilibrada, discreta y eficiente de la "secretaria", la profesora Teresita Callieno de Cavallo, fue todo un símbolo de la identidad del Instituto.
Otra etapa comienza
La ex alumna y profesora Alicia Sachetto, acompañada de la profesora Marcela Pallini, asume la conducción del colegio.
Desde entonces, el José María Paz ofrece a sus alumnos la posibilidad de desarrollar sus múltiples capacidades a través de innumerables proyectos, abarcando todas las áreas del conocimiento, fortaleciendo las capacidades pedagógicas, la integración con instituciones educativas de otros niveles y el vínculo con la comunidad a través de pasantías laborales, centro de estudiantes, cooperativa escolar fuerza estudiantil.
Carta de alumnos
60 años. Esto es más que números, o una fórmula, una oración descompuesta, una nota o un título. Va más allá de todo eso. El Instituto les abrió las puertas a niños confundidos a los que orientó y enseñó a emprender vuelo. Llevando cada día a casa no solo nuevos conocimientos, sino también valores consolidados. En esta escuela encontramos oídos que nos escuchan, brazos cuando tan solo necesitamos una mano. Es un hogar, una familia que se formó hace sesenta años.
Si fuese una montaña, sería el Aconcagua, cuya cima todos quieren alcanzar.
Si fuese un río, hablaríamos del Nilo, que con cada temporada llena de vida sus orillas.
Si se tratase de un ave, sería el cóndor que enseña a sus hijos a volar, cada día más alto.
Pero no es una montaña, ni un río, ni un ave. Se trata de un sentimiento, este que llevamos dentro y no podemos explicar.
Resulta imposible hablar de nuestro colegio sin emocionarnos, es esa sensación que nace sin querer y que nos llena de ganas de gritarle al mundo lo afortunados que somos por formar parte de él. No lo podemos controlar, y cuando nos dimos cuenta estamos relatando todas las cosas buenas, los proyectos a futuro, y nos estamos refiriendo a la institución como si fuese la mejor. Y no... no lo hacemos con el fin de alardear, ni de competir, es tan solo el resultado de tanto amor acumulado.
Varias veces nos preguntamos, ¿por qué será que el sentimiento de pertenencia es tan fuerte en nosotros? Y la respuesta todavía no es tan clara. Serán los profesores que nos enseñan a amar a nuestra escuela. O será la hermosa historia de lucha, valor y sacrificio que el establecimiento conlleva. A caso serán los miles de recuerdos y los cientos de amigos que cargamos en nuestra mochila de vida.
Aunque lo que sí es cierto, es que en cada aula permanecen guardados millones de momentos, miradas, suspiros. No es un simple lugar, es donde todas las mañanas, profesores y preceptores llegan para enseñar a volar (al igual que el cóndor), a desear, a querer. Si hay algo que el Instituto José María Paz nos demostró, es que si se quiere, se puede. Ellos quisieron, y pudieron. Nosotros también queremos; queremos que sean muchos años más, que esto sea solo el comienzo. Y así será. Son 60 años Instituto, y el sentimiento por tus pasillos sigue intacto.
Casualidad (o tal vez no) nos despedimos en tu mejor momento. Estás lleno de almas puras y sanas, y es lo que más vamos a extrañar.
Gracias, millones de gracias para vos.
Por siempre en nosotros, en cada uno.
¡Feliz cumpleaños!
(*) Guido Beccarini, Julieta Di Paoli, Candela Díaz, Antonella Branchese, Candelaria Vietto, de la Promoción 2017.