Análisis
Independencia, unanimidad y coraje

A 208 años de la declaración de la independencia, la realidad nacional enfrenta desafíos similares. La impaciencia de San Martín, reflejada en su carta a Godoy Cruz, se ve hoy en millones de argentinos que desean una vida más tranquila y estable.
“Hasta cuando esperamos para declarar nuestra Independencia. Es ridículo acuñar moneda, tener pabellón y escarapela nacional y, por último, hacer la guerra al soberano de quien dependemos y permanecer a pupilo de los enemigos. ¿Qué más tenemos que decirle? Con este paso, el estado ganará un cincuenta por ciento. Y si tiene riesgos, para los hombres de coraje se han hecho las empresas.” La frase pertenece al general José de San Martín y aparece en una carta que el Padre de la Patria envió a Tomás Godoy Cruz, diputado por Mendoza al Congreso de Tucumán.
Para San Martín era indispensable la proclamación de la independencia para el espíritu de aquella nacionalidad en gestación. La Asamblea de 1813 nos había dado algunos de los principales símbolos soberanos: el Himno, como canción patriótica, el uso de la escarapela celeste y blanca, el escudo nacional y la moneda. Pero al no cumplir con el objetivo fundamental de que proclamara la emancipación, demoró una cuestión que en 1816 resultaría impostergable para el congreso al que "ciudades y villas" habían sido convocadas a nombrar diputados.
El 9 de julio de 1816, la Argentina se presentó al mundo como una nueva nación, decidida a romper con la dominación colonial y a forjar su propio destino. Esta decisión fue tomada con una votación unánime, descrita como "nemine discrepante" por el diputado José Darregueira. A pesar de las diferencias y enfrentamientos que existían, los diputados lograron unirse en ese momento histórico. La unanimidad en la votación fue un hecho notable, ya que los diputados dejaron de lado sus controversias para enfrentar el reto de la emancipación. Así, la libertad del pueblo argentino se consolidó.
Hoy, a 208 años de la declaración de la independencia, la realidad nacional enfrenta desafíos similares. Persisten los enfrentamientos y las divisiones, y muchos problemas siguen sin resolverse. La impaciencia de San Martín, reflejada en su carta a Godoy Cruz, se ve hoy en millones de argentinos que desean una vida más tranquila y estable. Estos ciudadanos esperan que sus líderes políticos sigan el ejemplo de los congresales de Tucumán y encuentren soluciones a los grandes problemas del país.
Anoche se firmó el "Pacto de Mayo". Aunque su texto no detalla cómo se abordarán las distintas problemáticas, enumera una serie de desafíos importantes que deben enfrentarse para que Argentina alcance el país soñado por los congresales de Tucumán: equilibrio fiscal, respeto a la propiedad privada, educación de calidad, reforma tributaria, redistribución de la coparticipación federal de impuestos, explotación de los recursos naturales, reforma laboral que fomente el trabajo formal, reforma previsional sostenible y apertura al mundo.
Lamentablemente, a la hora de la firma de esta declaración, no hubo unanimidad como en 1816. Más de dos siglos después, y ante la necesidad de reconstruir Argentina, la carta de San Martín sigue siendo relevante. Es cierto que hay riesgos, pero "para los hombres de coraje se han hecho las empresas".