Independencia: para que el país esté de regreso

Pese a todo, tenemos mucho que celebrar. Una Patria que nos identifica, un sentimiento emocionado que nos une y un futuro que deberemos construir en comunión. Esto último es el gran desafío: superar el despropósito de la grieta.
Hace algunos días, en ocasión de conmemorar un nuevo aniversario de la independencia de su país, el presidente de los Estados Unidos afirmó que esa nación "está de regreso y tiene mucho que celebrar", mostrándose victorioso frente al coronavirus pese a que persisten zonas del país con bajas tasas de vacunación. "En este 4 de julio Estados Unidos está de regreso y tiene mucho que celebrar; estamos entrando en un verano de alegría, de libertad, gracias a millones de estadounidenses que se vacunaron y a los trabajadores de primera línea que lo hicieron posible", sostuvo Joe Biden.
Jornadas más tarde, la Argentina tendría que vivir el 205 aniversario de la declaración de su independencia con las mismas sensaciones. Sin embargo, el humor social y la realidad no otorgan parámetros para que la alegría en libertad pueda fluir. De todos modos, aun dentro de un clima enrarecido, se impone honrar a quienes nos hicieron definitivamente libres y a todos los antecesores que trabajaron duramente para que esta tierra fuese parte de las naciones que hicieron de la libertad humana un estandarte.
Pese a todo, tenemos mucho que celebrar. Una Patria que nos identifica, un sentimiento emocionado que nos une y un futuro que deberemos construir en comunión. Esto último es el gran desafío: superar el despropósito de la grieta que profundiza las diferencias y difumina lo que nos liga, reparar las heridas, sanarlas, ensayar el diálogo, tolerarnos, buscar consensos en temas fundamentales y respetar el ordenamiento jurídico y la libertad de los ciudadanos.
Hemos nacido en una tierra amplia y generosa. Pero hoy vivimos una realidad difícil y angustiante que impone responsabilidades compartidas. La necesidad de lidiar con circunstancias distópicas e inéditas nos encontró sin muchas herramientas para contrarrestarla. Una falencia principal ha sido la imposibilidad manifiesta de superar las diferencias y comprender que derrotar al virus implica también recuperar la libertad de las personas.
Independencia y libertad son conceptos que van de la mano. Se emparentan con la soberanía. La personal y la de la Nación. La primera exige conciencia ciudadana y responsabilidad en los actos que puedan afectar a terceros. La segunda, la no dependencia de ningún poder extranjero y la vigencia del Estado de Derecho. Después de un año y medio de pandemia, se podría afirmar que ha mucho para repensar en torno a estas cuestiones.
Sería conveniente, entonces, profundizar la reflexión en torno a esos conceptos y así reanimar los valores que están implícitos en la histórica declaración de Tucumán. Que no son otros que la unión nacional, el afianzamiento de la Justicia, la consolidación de la paz interior, la defensa común, la promoción del bienestar general y el trabajo permanente para asegurar los beneficios de la libertad para todos, tal como reza el Preámbulo de la Constitución. Es posible que, de ese modo, podamos el próximo 9 de Julio celebrar que también la Argentina está, definitivamente, de regreso.