Horacio Baldesari: el goleador de vuelta entre nosotros

Para el mundo del fútbol en la Argentina y, al menos en Bolivia y Perú, es la "Pepita". Para los que lo vieron nacer como futbolista en Barrio Jardín, luego en la Liga Amateur vistiendo la casaca de Sáenz Peña y finalmente en Sportivo Belgrano, es "Garrincha, quien volvió a radicarse en San Francisco.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
Pasaron 33 años. Salvo esporádicas visitas para ver a familiares, su vida estaba en Perú. Allí recaló en los primeros años de la década de los 90. Y se convirtió en ídolo de una de las instituciones más grandes, Sporting Cristal.
Por esas cosas de la vida, comenzó a barajar la decisión de "volver a las raíces, que no se olvidan". Y se decidió. Locuaz, entrador, histriónico, de conversación amena y con su humor particular, Horacio Raúl Baldessari, la "Pepita" o la "Pepa" está de nuevo en San Francisco para, como él mismo afirma, "volver a empezar".
Creció en una familia estrechamente ligada al fútbol sanfrancisqueño. Basta recordar a su hermano Héctor, el recordado "Gallego", inolvidable centro delantero de Sportivo. Fue él que lo llevó, cuando aún era un chiquilín, a entrenar a la "verde". Se había ganado la fama de goleador en el Baby Fútbol, jugando en el equipo del barrio. Por Barrio Jardín dejó su sello. El mismo que esparció por cientos de campos de juego en la Argentina, Bolivia y, especialmente, Perú.
"Me costó tomar la decisión de volver porque tengo 64 años y es un volver a empezar. Allá como director técnico tuve tres ascensos. Quizás tenía las cosas más fáciles allá que lo que las tendría acá", admitió Baldessari. Luego de 33 años en el país incaico, la vuelta al pago despertó en él "sensaciones raras, no conozco a la gente. Me saludan y les tengo que preguntar quiénes son", dijo riendo. Se emocionó cuando contó que "me compré una bicicleta al tercer día que llegué. Y así comencé a andar. Cuando pasé por Carrá 2030 -la casa familiar- se me cayeron las lágrimas. La escuela Bouchard y la Escuela del Trabajo donde cursé hasta tercer año ¡porque para pasar de curso tenía que hacer un hueco en la pared!".
En febrero pasado, Sporting Cristal despidió a Baldessari.
En estos tiempos difíciles, en los que muchos jóvenes proyectan el futuro en otras geografías, esas sensaciones raras también aparecen al tomar nota de que Baldessari retornó al lugar en el que nació. "Mi corazón me trajo. Por una "cosita" que dejé en la infancia acá y nos volvimos a encontrar. El corazón me trajo de vuelta. Estoy en pareja de nuevo", explicó. Y de inmediato, con su inconfundible "fierita" de por medio, relató otras sensaciones: las que le mostraron un San Francisco distinto. "Ayer me desperté y dije ¿qué estoy haciendo en Londres? ¡Nunca había visto niebla en San Francisco! Entré a la cancha de Sportivo y lo primero que busqué fueron los eucaliptus. ¡Chau eucaliptus! ¡Cómo ha cambiado todo!". Entre esos cambios que observó, dejó también una frase para pensar: "Jugué siete años en Bolivia y viví treinta y pico en Perú. Y me doy cuenta de que hay más droga en la Argentina que en esos países".
El fútbol, su vida
El fútbol ha sido el eje de la vida de Baldessari. También el de esta entrevista. Las anécdotas asomaron naturalmente. Las risas coronaron cada uno de sus relatos.
Recordó sus comienzos: "Hice muchos goles en el Baby. Sé que el récord era de mi hermano el "Gallego", pero yo también hice muchos. Barrio Jardín fue el único club de mi infancia. El problema era que en aquella época -no sé si ahora es igual- yo tenía 12 años más o menos y en el baby había límite de estatura. Si te pasabas de 1,45 metros, aunque tuvieses 9 años, no podías jugar. Me acuerdo de don Carlos Corzo, de Tarzanito. Cuando me llevaron a la Liga para medirme, me habían pedido que soltara todo el aire y me hiciera chiquito. Y este viejo se puso a mirarme y cuando tuve que aspirar porque ya no aguantaba, me midió y se acabó mi carrera en el Baby".
Como ya no podía jugar en el fútbol infantil, la Liga Amateur fue el siguiente escalón. Fichó para Sáenz Peña, una de las tradicionales divisas de aquellas históricas porfías barriales. "Era el equipo de don Tito, mi viejo. Imaginate: del baby saltar a la Liga Amateur donde te daban cada patada... Me acuerdo que mi hermano Carlos jugaba para Primero de Mayo. Nunca vi una bestia como él. No entraba a la cancha para pegarle a la pelota. Él veía carne y allá iba. En un partido, no llega uno de la primera y mi viejo me preguntó si me animaba. Por supuesto que sí. Me pusieron de wing derecho y mi hermano jugaba de lateral. En la primera que me llegó, no sé qué hice pero mi hermano pasó de largo. "Andate para el otro lado", me dijo. En la segunda, busco la pelota y encaro. ¡Me revoleó por el aire! Pasé por encima de él. Yo todavía era un nene. Le gritaba: ¡Le voy a decir a mami!".
Luego llegó Sportivo. La "Pepita" evocó a su hermano Héctor, quien lo empezó a llevar a las prácticas. "Ahí también me agarraban Pipo (Gerez), el "Pumita" Ferreyra y los demás defensores. "Tenés que hacerte hombre acá, me decían". Bajo la dirección técnica de Jorge Sanitá debutó en la primera en 1975. "Ese año jugué varios partidos e hice muchos goles. Me acuerdo que no podía creer que veía la tabla de goleadores y ¡la encabezaba yo! Arranqué contra Lavalle acá. Perdíamos dos a cero y Sanitá me tiró a la cancha en el segundo tiempo. Ganamos 3 a 2. Hice dos goles y el otro creo que lo hizo Marucci. En la fecha siguiente fuimos a jugar con Huracán y volví a "vacunar". Así todos los primeros partidos. Pero Jorge me iba llevando de a poco. Tenía 17 años".
Sigue siendo recordado su paso por Belgrano.
El recordado técnico santafesino dejó barrio Alberione para asumir en Belgrano. Y se llevó a Baldessari al "Pirata". No era una buena época para los "celestes". El Talleres de Valencia, Galván, Ludueña y Alderete se llevaba todos los títulos. Pero con sus actuaciones, Baldessari se ganó a los simpatizantes de barrio Alberdi. Ahí nació la "Pepita". Es que la "Pepona" Reinaldi se había ido a River. Y llegó otro rubio al plantel: "Quizás por la similitud del pelo rubio salió el apodo. Yo no tenía nada de la "Pepona". Me encajaron la "Pepita" y me sirvió mucho para lo que vino después".
Los penales "despacito"
También en el estadio "celeste" surgió aquella extraña manera de patear "despacio" los penales. "Fue algo raro -sostuvo-. Acá en el Baby pateaba los penales. Pero siempre le metía fierro. Trataba de romperle el arco. A Belgrano me voy con el "Upa" Funes, un jugador de aquellos. Como teníamos poco que hacer, nos quedábamos con él siempre después de las prácticas. En esa época no había esos conos que colocan hoy para entrenar. Entonces, poníamos una silla al lado del palo y practicábamos penales. Sin arquero, sin nada. Pero había que pegarle a la silla. Me acostumbré de tal manera que el primer penal que yo pateo en Belgrano fue contra Racing de Córdoba. Estábamos jugando la clasificación al Nacional. Le pequé demasiado despacio. Decí que Malavolta -el arquero de Racing en ese partido- se tiró para el otro costado".
Muchos recuerdan un penal que casi infarta al presidente de Racing de Córdoba, Mario Spirópulos y al "Coco" Basile, el técnico del equipo. "Estábamos jugando también la clasificación al Nacional. Nunca me putearon tanto como ese día. Fue contra Gimnasia de Jujuy. El ganador de ese partido se metía en la clasificación. ¡El arquero parece que me conocía!", dijo riendo. Según cuentan el arquero se tiró para el lado que fue la pelota que, mansa, pegó en el palo, recorrió la línea y se metió apenas. "Lo raro es que en Belgrano los encargados eran Laciar, Rodolfo Rodríguez y recién después yo. En Racing estaban Gasparini y Amuchástegui antes. En ambos casos me miraron y me dijeron que vaya nomás a patearlo", evocó Baldessari.
Los años en Perú
Baldessari fue ídolo en el país incaico. Estuvo casi medio año en Deportivo Municipal, pero sus goles lo pusieron en la mira de uno de los grandes. Y fue contratado por Sporting Cristal.
La "Pepa" en su época de director técnico en
Perú.
"Nunca pensé que iban a transcurrir tantos años
allá. A Dios gracias me fue muy bien. La gente te empieza a idolatrar. A mí no
me gusta ponerme en ese papel. Me reía, fiera, ¡porque había gente que se había
tatuado mi cara! La primera vez que vi un tatuaje así me emocioné a tal extremo
que lagrimeé. Porque uno normalmente uno se tatúa el rostro del viejo o de la
vieja, pero ¡qué me voy yo a tatuar un jugador de fútbol! Después conocí a
varios más que habían hecho lo mismo. No lo podía creer", relató.
No jugó mucho en el conjunto que también tiene camiseta celeste. Pero fue ídolo. Dijo que "fui campeón una sola vez con el Sporting Cristal. Es que estuve solo dos años y medio en el club. Normalmente, quien es ídolo de un club juega durante muchos años. Pero yo no. Por eso me extraña que me consideren todavía como un ídolo. Es verdad que el primer año que llegué ganamos el campeonato y salí goleador".
Entonces, ¿por qué sigue siendo reconocido todavía hoy? La respuesta tiene relación con su personalidad extrovertida sin dudas. Su vínculo con los hinchas del Cristal fue muy estrecho. Y sigue siéndolo. "Era la época de los casetes y pedía que me graben los cantos de las hinchadas de acá. Y se las pasaba a los de la barra. Los hinchas me iban a visitar a mi departamento. Charlábamos mucho. Cristal es un club modelo, tanto que la hinchada ¡iba a la platea! Les dije que no podía ser, que se fueran al tablón atrás del arco. ¡Y se fueron a la popular! Empezamos a tener un nexo hermoso. Cuando se enteraron que me venía tuvieron lindos gestos conmigo. Yo también lloré cuando me fui de Perú".
"El fútbol es algo maravilloso. Si juntaste algo de dinero, lo juntaste. Si no, fuiste. Pero te deja un montón de cosas hermosas".
La vuelta "Garrincha"
Para los que lo conocen de toda la vida no es la "Pepa". Es "Garrincha", aludiendo al formidable delantero brasileño. Baldessari no tiene idea quién lo apodó así: "Debe haber salido de Barrio Jardín. Debe haber sido el viejo Quiroga. Capaz que haya sido por la cantidad de goles que hice en el Baby. Tengo que averiguarlo".
Está esperanzado en poder volver a dirigir un equipo. "Juveniles, lo que sea", dijo. Es que "uno está acostumbrado a estar en la cancha. Y si pasa mucho tiempo se hace duro". Agregó que "en Perú dirigí varios clubes. Y logré varios ascensos. Allá la segunda división se llama Copa Perú. No te imaginás los sitios a los que tenés que ir a jugar. Pero lo que aprendés es impresionante".
Baldesari contó que fue a ver a Sportivo Belgrano. Y que habló con Juan Manuel Aróstegui, el presidente hace algún tiempo. "Me dijo que una vez que estuviera acá veríamos la posibilidad de ubicarme en algo. Es que si venís a San Francisco y no pasás por Sportivo..."
La reflexión va tomando protagonismo en el final de la charla. "El fútbol es algo maravilloso. Si juntaste algo de dinero, lo juntaste. Si no, fuiste. Pero te deja un montón de cosas hermosas. El solo hecho de estar en una cancha con 70 mil personas hace que uno se vaya formando con una personalidad única. Lamentablemente, hay chicos que se confunden con la fama y aparecen las tentaciones", sostuvo. Y añadió: "Tuve la costumbre de nunca tener un empresario, un representante. Creo que los b... como yo no vienen más. Si volaran yo sería un helicóptero de aquellos".
A los 64 años, se debe acostumbrar a que lo vuelvan a llamar Horacio a secas o "Garrincha" como en aquellos tiempos del Baby. También en esto hay un volver a empezar. Por eso, "le pido a la gente que, si voy por la calle y no saludo, no me tomen por maleducado. ¡No conozco a nadie!", afirmó sonriente.
"Acá nací. Y acá me van a enterrar". Su frase cerró la charla. Volvió luego de más de tres décadas. Está reencontrándose con su terruño. En otras geografías seguirá siendo la "Pepita". Para los futboleros sanfrancisqueños, "Garrincha" retornó a casa.
Una extensa trayectoria
Horacio Raúl Baldesari nació el 21 de noviembre de 1958. Comenzó a jugar al baby fútbol en Barrio Jardín. Tuvo un paso, luego, por la Liga Amateur defendiendo los colores de Sáenz Peña.
En 1975, con solo 17 años, debutó en la primera de Sportivo Belgrano en un partido frente al desaparecido Lavalle. Los cordobeses ganaban 2 a 0. El técnico Jorge Sanitá lo envió a la cancha en el segundo tiempo y marcó dos goles. El "verde" venció por 3 a 2. Entre otros, integraban el plantel "verde" Espósito, Gerez, Ludueña, Ferreyra, Garde, Cabrera, Micheloud, Marucci, Bogliotti, Eladio Rodríguez, Meglio, Daniel Alberto, Martino y Barovero.
Al año siguiente, cuando Sanitá se hizo cargo de la dirección técnica de Belgrano, Baldessari pasó al equipo cordobés. Vistió la "celeste" del club de Alberdi entre 1976 y 1980, con un segundo paso entre 1988 y 1989. Jugó 113 partidos y marcó 37 goles. Allí fue compañero, entre otros, de Tocalli, el "Colorado" Suárez, Coletti, Beccerica, Laciar, Viberti, Rodolfo Rodríguez, Vaca y Rosané.
Baldessari
con la casaca del Sporting Cristal.
En 1978 fichó por el Blooming de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), pero en 1980 volvió a Belgrano. Fue cedido a préstamo en 1981 al Racing de Córdoba que dirigía Alfio Basile, para jugar con Amuchástegui y Gasparini, por ejemplo.
Posteriormente, retornó a Bolivia donde jugó en Oriente Petrolero, Bolívar, nuevamente Blooming y Destroyers. Es el quinto goleador histórico del fútbol boliviano: marcó 161 tantos.
En 1990 llegó a Perú. Fue contratado por el Deportivo Municipal. Las buenas actuaciones de la "Pepa" y los goles que convirtió en el elenco que lleva el apodo de "los ediles", despertaron el interés de Sporting Cristal, uno de los grandes del fútbol peruano. Allí llegó en 1991. Con la camiseta celeste de este gigante de Perú jugó tres temporadas hasta su retiro en 1993. En la primera, logró el título y se consagró goleador del campeonato con 25 conversiones.
Se convirtió en ídolo del equipo "celeste" de Perú, compartiendo equipo con históricas figuras del fútbol de ese país como Percy Olivares, Julio César Uribe, Francesco Manassero, Franco Navarro, Flavio Maestri y Roberto Palacios, entre otros.
Debutó como entrenador dirigiendo al Aurich-Cañaña, en 1993. Logró el campeonato de la Copa Perú -la segunda división del fútbol peruano- en aquel año. Luego se puso el buzo de Deportivo Municipal, Deportivo Aviación y Estudiantes de Medicina de Ica.
En 2007, Horacio Baldessari dirigió a Juan Aurich y también ganó la Copa Perú. Luego fue contratado por Carlos Mannucci, en 2011. Allí se recuerda un episodio en el que denunció ante la prensa el intento de soborno al arquero de su equipo. En 2015, fue técnico de Comerciantes Unidos y logró el campeonato de la segunda división.
Fuera de las canchas, fungió como comentarista y panelista de televisión y dirigió una escuela de fútbol entre otras actividades.