Hizo casi 500 kilómetros para su primera clase presencial en el Cres

Benjamín viajó desde Avellaneda (Santa Fe) para cursar una materia de Diseño Industrial. Aunque la virtualidad fue una oportunidad para comenzar la carrera, destaca "lo lindo" de compartir en el aula y piensa en mudarse a San Francisco.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
Ni el frío ni el fuerte viento o la amenaza de lluvia detuvieron las ganas de estudiar de Benjamín Paduán, que este jueves hizo casi 500 kilómetros - 450,5 exactamente- para asistir a su primera clase presencial del primer año de la carrera de Diseño Industrial que cursa en el Centro Regional de Estudios Superiores (Cres) en San Francisco.
Todo es nuevo para este joven proveniente de Avellaneda, una localidad del departamento General Obligado en el noreste de la provincia de Santa Fe, conurbada con Reconquista. Todo. Apenas conoce nuestra ciudad, las pocas veces que vino, estaba de paso. Los compañeros, los docentes, el edificio de calle Trigueros también forman parte de esa novedad, de su nueva etapa de universitario.
En la víspera de su cumpleaños número 22, Benjamín viajó hasta aquí acompañado por su padres Liliana y Walter y con el apoyo de sus hermanas que le hacen el "aguante" a la distancia.
Como muchos otros, decidió emprender un estudio durante el aislamiento, aprovechando las ventajas de la virtualidad. "Si bien para mí estudiar de forma remota significó la posibilidad de emprender una nueva carrera, tenía muchas ganas de empezar las clases presenciales. Además, para promocionar una materia, debía asistir a los parciales y así lo hice", le contó el joven a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Benjamín: "El Cres fue un puerta que se abrió y no podía desaprovecharla".
"A San Francisco la conocía por afuera, cuando pasé en algún viaje a Córdoba, no sabía nada de esta ciudad hasta que vi una publicación en Instagram que decía que todavía estaban abiertas las inscripciones para las carreras universitarias del Cres y ¡justo para Diseño Industrial!, que es lo que yo quería estudiar. No lo dudé ni un minuto y me anoté", dijo sobre su primer contacto con el centro educativo que depende de la Universidad Nacional de Villa María y que desembarcó en 2013 como Centro Universitario San Francisco (Cusf), se consolidó, fue sumando licenciaturas y está cerca de tener edificio propio.
Benjamín en el aula junto a sus compañeros y haciendo lo que le gusta.
"Estaba averiguando sobre la carrera de Diseño Industrial, pero ya habían cerrado las inscripciones en varias universidades donde tenía algún conocido o amigo estudiando, la Universidad Nacional de Córdoba, por ejemplo. Por ello, en medio de un contexto difícil -tan complejo, una pandemia- esa publicación del Cres fue un puerta que se abrió y no podía desaprovecharla", agregó.
La gratuidad universitaria es sin duda una característica que distingue a nuestro país en todo el mundo; aquí el acceso a la educación superior de calidad es un derecho de todos e historias como las de Benjamín se multiplican por miles como testimonio alrededor de la importancia de la educación pública.
Anteriormente, Benjamín hizo dos años de ingeniería, pero sintió que no era por ahí, lo suyo era el diseño industrial; aquella habilidad para ilustrar claramente ideas que comenzó en la escuela secundaria técnica maduró en una vocación, llamado que lo llevó hoy a buscar un lugar para mudarse de su Avellaneda natal a San Francisco. Fue una elección alejada de cualquier mandato familiar, su padre es analista en Sistemas y sus dos hermanas, contadoras públicas.
No es casualidad que hasta ahora su materia favorita de la carrera sea Diseño I, que dicta el profesor Pablo Ambrosino, que tiene mucho de trabajo con maquetas, dibujos y prototipos.
"Me gustaría poder diseñar maquinarias, de cualquier tipo, agropecuarias, industriales", dijo el santafesino.
"La idea es residir en San Francisco, aun cuando no volvamos este año a la presencialidad plena, porque se hace complicado viajar tanto. Con mi familia estamos viendo algunos departamentos y lugares donde alojarme", manifestó Benjamín sobre las dificultades de trasladarse ya que no abundan en frecuencia servicios de colectivos interurbanos entre nuestra ciudad y la suya.
Consultado sobre su primera impresión de San Francisco, expresó: "Es una ciudad más grande que Avellaneda, pero mucho más tranquila".
Comentó que no fue difícil la adaptación. "Todavía me estoy adoptando, conociendo a mis compañeros ya no a través de una pantalla sino en la vida real y eso es muy lindo", manifestó.
Sobre sus aspiraciones y proyecto a futuro, Benjamín se visualiza
"más abocado a lo técnico del diseño. Me gustaría poder diseñar maquinarias, de
cualquier tipo, agropecuarias, industriales", confesó.
A Benjamín todavía le queda mucho camino por recorrer. Mientras tanto, su historia pone en valor la función de la universidad como instrumento de oportunidades.