Hernández, aquel “soldado” de Sportivo
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Sus dos décadas como jugador de la institución de barrio Alberione dan cuenta de una de trascendental trayectoria en la que sumó más de 500 partidos y alcanzó 6 títulos. Un genuino producto de etiqueta "verde"
Es uno de los símbolos de Sportivo Belgrano, un reconocimiento del que no muchos gozan en la inmensa historia de la institución de barrio Alberione. Pero lo que es más importante aún, es el único sanfrancisqueño que desarrolló su carrera íntegramente en el club. Fueron nada menos que 20 años luchándola en la vieja y competitiva Liga Cordobesa, algo así de más de 500 partidos en primera división, todo un récord.
Una peña lleva su nombre en merecido homenaje y un trapo testimonia la admiración por quien siempre exhibió su caballeroridad dentro y fuera de la cancha, un deportista de gran trayectoria marcada por su personalidad sencilla y conducta intachable , espejos que en la actualidad escasean.
Su pasión por el fútbol hoy lo mantiene en actividad, pegadito a la raya de cal con el buzo de técnico de La Hidráulica de Frontera. Una manera de escribir otro capítulo en su vida deportiva que se agregará a alguno de los albumes que prolijamente le armó su esposa y compañera Graciela.
Horacio Hernández recibió en su domicilio a LA VOZ DE SAN JUSTO y en un ameno diálogo matizado por un delicioso café, rememoró aquellas doradas décadas del '70, '80 y '90 junto a la "verde" como jugador y también su feliz paso como entrenador de las divisiones inferiores.
Revisar cada folio significó revivir los títulos conseguidos, los goles inolvidables, innumerables anécdotas que en rigor de verdad se hacen imposible condensar en una sola publicación.
Una larga charla en la que se pudo comprobar su perseverancia como futbolista y la fidelidad con la camiseta, si después de haberse retirado de la práctica activa, a los 38 años volvió para dar una mano y terminó alcanzando un nuevo título.
Hincha, socio, jugador y entrenador, fueron diferentes facetas que al "Lola" lo marcaron como un indiscutido emblema que durante casi tres décadas de su vida sirvió sin renuncios al club de sus amores. La atrapante historia del que fue un genuino "soldado" de Sportivo.
Pasión infantil. "Cuando
terminé el baby fútbol en Los Andes, me hice socio de Sportivo. Con mi papá
Felipe siempre iba a ver la reserva en el preliminar y después venía la
primera. En ese tiempo estaban Coletti, Eladio Rodríguez, el "Gallego"
Baldesarri, Garde, "Chila" Ludueña, "Pipo" Geréz, por nombrar algunos".
El día del debut. "Debuté
a los 22 años en primera división el 6 de mayo de 1981 ante Escuela Presidente
Roca en el torneo Apertura "Dr. Arturo Orgaz" de la ex Liga Cordobesa. Entré
por Horacio Cabrera y ganamos 2-0 con goles del "Lobo" Fischer".
"Ese equipo que dirigía Jesús Gallegos formó con Piergentile; Caffarena, De Santis, Barrera, Pepellín; Garay, Román, Torletti; Cabrera, Fischer y Chávez.
"Pero aclaro que entré al club en el '77, tenía 17 años, después en el '78 me tocó el servicio militar y cuando volví en el '79, Sportivo estaba en la B y me sumé al plantel que dirigía "Cacho" Taborda".
Transferencias fallidas. "Un día me habló Jorge Sanitá y me
dijo que tenía una oferta para irme a España, estaba todo listo para viajar
pero la familia se oponía y dije que no. Fue en el '85, justo había entrado a
trabajar en Epec. Sabía que podía haber llegado, pero prioricé la familia y el
trabajo".
"También en el '83, Isabella me iba a llevar a jugar un Nacional con Renato Censarini pero se frustró porque después el equipo no clasificó".
"En el '97 me vino a buscar el "Gato" Bujedo para llevarme Racing de Córdoba para un torneo Argentino, hasta habían conseguido el traslado de mi trabajo, pero ya era muy grande, tenía 38 años, y decidí quedarme en Sportivo".
Los once del Lola. "Un equipo que me gustó fue el del '83
pese a que no salimos campeones. Jugaba Roberto Medrán, Pecorini, Foressi y
Romero que eran dos centrales rosarinos y Giaccone, después estaban el "Chueco"
Garay, yo y Julio Bonn y arriba el "Bayo" Cabrera, el santiagueño Pérez y
Eduardo Chávez. Ese año le ganamos a Belgrano 3-2 en el estadio Córdoba".
El primer campeonato. "A principios del '81 salimos
campeones del Provincial "Confraternidad". En Río Cuarto le ganamos la final
por penales a Estudiantes 5 a 4. Yo convertí uno. Para ese torneo habían
llegado como refuerzos Husillos, Rotondi, Marandet, pero no estuvieron en la
final.
Títulos encuadrados. "Todos los títulos fueron importantes porque ganarle a los cordobeses era toda una proeza. Pero me quedo con el del '94, donde en la segunda final con Racing acá me tocó hacer un gol. Y los dos campeonatos del '88, el Oficial y el Provincial".
Un plantel de acá. "En aquel plantel del '88 que dirigió
Nelsi (Mina), los únicos de afuera eran Juan Carlos López y Edgardo Latini. Los
demás eramos todos de acá y la zona. Estaban Piergentile, Bianchotti, Possetto,
Dutto, Bringas, Hidalgo, Medina, Peludé, Tórtolo, Primo, Bernarte, Busatto, Bocca,
Grosso, Scarmagnan, Bordese y Giménez".
Goles preferidos. "En el '81 le hice un gol a Belgrano que
sirvió para empatar sobre la hora, después en el '94 en la final con Racing que
le pegué desde afuera del área grande y en cancha de Juniors que fue desde la
mitad de la cancha, la pelota pegó en el travesaño y entró".
Marcaron su camino. "Tuve muchos técnicos, el primero fue
Alfredo Gironasi en el '77, quien había sido arquero suplente de Amadeo Carrizo
en River. Después lo tuve a "Lito" Isabella, José Trignani, el "Indio" Navarro,
Daniel Alberto, Nelsi Mina con el que gané la mayoría de los torneos. De todos
aprendí algo".
Bajo amenaza. "En una final con Juniors, cuando estacionamos
frente a la cancha de ellos, cuatro tipos se subieron al micro y nos amenzaron
haciendo movimientos con las manos como que en las camperas escondían un arma.
Después nos patearon las puertas del
vestuario para no dejarnos dar la charla técnica. Habíamos ganado 1-0 acá y
perdimos 1-0 allá y cuando definimos por penales lo hicimos con los hinchas de
ellos metidos en la cancha. Si ganábanos creo que no salíamos".
Atrapado sin salida. "En Moldes empatamos sobre la hora de
penal y cuando entramos al vestuario tuvimos que romper una ventana con el "Cacho"
Guerra (masajista) para que entrara el técnico
Trignani y algunos dirigentes a los que venían corriendo. Tuvimos que apoyar
sobre la puerta la mesa de masajes y nosotros arriba porque los hinchas se querían
meter y aguantamos hasta que llegó la policía".
Una noche violenta. "En un Torneo del Interior en Rafaela
ante 9 de Julio que tenía un equipazo con Mazo, Carabelli, Yerol que era
arquero de Colón. Acá le ganamos 1-0 y allá de entrada nos hicieron un gol en
una noche de lluvia y al ratito nos hicieron otro pero el árbitro no se dio
cuenta porque la red estaba rota y la pelota pasó de largo por el ángulo".
"Entonces el "Turco" (Piergentile) sacó rápido y la jugada siguió. Luego se puso pusieron 2-0 pero descontamos y nos echaron a Papaleo y otro más. Y en la última jugada en un córner peine la pelota en el primer palo, pegó en el segundo y entró".
"Como hice el gol terminó el partido y se armó una de piñas, entró la policía, hubo gases lagrimógenos. Pudimos salir a las 2 de la mañana y escoltados por la policía".
Por la camiseta. "En quellos tiempos se jugaba más por la
camiseta que por el dinero. Plata no hice en el fútbol. Si te sentabas a hablar
con los dirigentes cuando había partidos importantes y jugábamos por la
recaudación".
"Con la recaudación se pagaban todos los gastos que había y el resto era para repartir en el plantel. Hubo partidos en que aquellos que no les tocaba jugar, con el "cuenta ganado", controlaban la gente que entraba por las dudas. Era otra época pero no la cambio por ninguna".
Cancha pelada. "En el '86 habían sembrado pero vino una
tormenta y barrió todas las semillas para los costados, si atrás del arco había
un césped bárbaro. Pero adentro había unos buches enormes. Ese año vino Boca y
el "Loco" Gatti jugó el primer tiempo y después no quiso seguir. A esa altura
la cancha estaba llena de cráteres y la pelota picaba para cualquier lado. En
cambio ahora te dan ganas de meterte a jugar".
Rivales. "Había grandes rivales como ese Belgrano al que le
ganamos 3 a 2 que tenía a Chaparro, Batalla, Suárez, eran jugadores
profesionales; estaba Racing y Unión San Vicente con Bernio, Corró, Bonifasi y
el "Flaco" Stobbia en el arco".
De emergencia. "Me había retirado en el '96 pero me quedé
trabajando en la reserva. Al año siguiente Lencinas se lesionó y Nelsi (Mina)
me pidió que volviera a jugar por unos partidos. Así que volví en un partido
con Unión San Vicente y de ahí seguí hasta que terminamos campeones cuando le
ganamos la final a Las Palmas".
"Le habíamos ganado 1-0 acá y allá estábamos 1-0 arriba cuando se suspendió por la bomba de estruendo que le tiraron a (Diego) Casado. Después nos mandaron a completar ese partido en cancha de Instituto que terminó 1-1 y pudimos salir campeones".
En inferiores. "En Sportivo son muchos los años que pasé, a
los 20 de jugador tenés que agregarle otros como técnico de inferiores. Con la
categoría '94 quedamos entre los ocho finalistas de un torneo nacional en la
temporada 2009-10 y con la categoría '96-'97 jugamos la final en el predio de
Ezeiza en el 2011- 12".
Reconocimiento. "No son muchos los que tienen una Peña y una
bandera con su nombre. Cada vez que voy a la cancha cuando la miro me hace
sentir bien, especial. El mejor reconocimiento es el de la gente, sin dudas.
Creo que se me valora el hecho de haber mantenido una conducta, ser buena
persona sobre todas las cosas".
Sigue su vocación. "En el fútbol creo que voy a seguir hasta
que me muera. Es que siempre lo practiqué por vocación. En la actualidad dirijo
La Hidráulica porque esa pasión que uno tiene, pero sin ninguna otra pretensión".
Ficha
Nombre: Horacio Roberto Hernández
Fecha de nacimiento: 17-5-59
Familia: Graciela Nancy Bautista (esposa); Gonzalo y Nicolás (hijos).
Títulos logrados: 6 (Campeonato Provincial "Confraternidad" '81; Copa Gobernación '87; Oficial y Provincial '88; Clausura '94; Clasificatorio '97En pie de guerra
En tiempos que se cumplía con el servicio militar, a Horacio
Hernández le tocó vivir un duro momento como lo fue el conflicto por el Canal
de Beagle con Chile que estuvo muy cerca de desembocar en una guerra.
"En el año '78 fui al servicio militar donde estuve como 14 meses, me tocó el Batallón 1 de Infantería de Marina de Bahía Blanca. Un día sin saber nada nos subieron a un Boeing 707 y nos llevaron al primer destino que fue Comodoro Rivadavia".
"Desde ahí nos pasaron a Ushuaia y después nos fueron distribuyendo por toda la frontera en la montaña . Habíamos hecho pozos de zorros, dormíamos ahí, estábamos preparados para la guerra pero después todo se solucionó porque intercedió el Papa".
"Estábamos en plena montaña y con los larga vista veíamos el despliegue de los chilenos al otro lado de la frontera, así que hacíamos guardia día y noche, nos comimos un fríos bárbaros. Giachino, que después fue a Las Malvinas, era el capitán de la compañía en la que estaba yo".