Hay otro Che: Rubén Gattino y su última obra sobre la infancia de Ernesto Guevara
"Tetete: el Che para principiantes" es una producción del Grupo Zéppelin Teatro. Ofrece el inicio de una trilogía sobre el comandante que marcó un hito en la mitad del siglo pasado.
Por Manuel Ruiz
Es viernes por la noche y afuera del teatro "Medida x Medida" el frío es el personaje central de la calle Montevideo, en ese sector de barrio Observatorio en la ciudad de Córdoba.
Adentro, la gente, el público, espera por ingresar a la sala. Como viene sucediendo desde que "Tetete, el Che para principiantes", la obra de la compañía Zeppelin Teatro dirigida por el talentoso dramaturgo Jorge Villegas, la función va a ser a localidades agotadas.
Ya en la sala, es el propio Villegas quien acomoda a los espectadores. El butacado está retraído, el escenario está a la altura de los espectadores que se van sentando de a uno en las sillas ubicadas en contra de la pared. El público rodea el escenario. Los actores esperan distribuidos en diferentes lugares de ese escenario. En uno de los rincones, se lo ve al actor sanfrancisqueño Rubén Gattino. El "Fica" nota la presencia y agradece en forma de sonrisa cortes.
Después, durante una hora, no se va a ver más. Ni él, ni ninguno de sus ocho compañeros que aparecerán en escena para interpretar una versión de la vida de Ernesto "Che" Guevara que siempre ha quedado en la sombra del ícono revolucionario del siglo XX.
El "Che", antes de ser el "Che", fue Ernesto, Pelao, Fúser. Antes de eso, Ernestito, antes de eso, "Tetete" (el acento en la segunda E).
Entonces la oscuridad. Completa. Y un flash informativo de radio El Mundo que dice que el poeta y dramaturgo español Federico García Lorca ha sido fusilado por el gobierno español, por ser comunista.
Ernesto tenía entonces ocho años, ya vivía hace cinco con su familia en esa Alta Gracia clave para controlar sus crisis asmáticas. Ernesto, "Tetete", alucinaba y quería ser como Sandokán, el pirata aventurero creado y protagonista central de las novelas del italiano Emilio Salgari.
"La obra empieza con el fusilamiento de Lorca. Por ser comunista, republicano en realidad. Es decir, empieza con una injusticia. Pero lo más llamativo de la obra es quizás que el que lleva la obra adelante, es Sandokán. El personaje que caracteriza a la obra es Sandokán, y creo que es un recurso genial de Villegas porque le da ese toque de particularidad. ¿Cómo se te va a ocurrir hablar del Che Guevara y poner como personaje a Sandokán, pero justamente es o que no haría alguien que solo ve a Guevara como el revolucionario", me dice Gattino unos días después en su casa, en San Francisco, mientras hablamos de la obra.
Una trilogía teatral de Guevara
"Tetete" es una consecuencia de otras obras y una obra consecuente con la ideología teatral de Jorge Villegas, por llamarlo así. Donde no se limita en la forma; no se limita a solo a tratar lo político, en un obra donde el contenido ya es político, sino que también busca formas nuevas, incorrectas, provocadoras de hacer teatro, que interpelen a esas formas conservadoras. La propuesta de hacer teatro en la oscuridad para nosotros que nunca habíamos hecho algo así y para hablar de alguien tan luminoso como el Che Guevara es una contradicción. Y a la vez un desafío", explica el actor.
Hace muchos años que Jorge Villegas tenía la idea de algo ambicioso como es llevar al teatro su versión de la figura de Guevara y entonces este proyecto tiene tres partes, "Tetete" es una y la primera de esas tres partes, "el Che para principiantes", el Che antes del Che. Guevara en la primaria, en su adolescencia, en su juventud... hasta que emprende su viaje con Alberto Granado por Latinoamérica cuando no era un revolucionario, sino en sus propias palabras, un viajero y un "socialudo".
- Hay algo muy positivo en la idea de hacer teatro en la oscuridad completa con respecto a esta obra y es que no hay una referencia gráfica del Che, no hay un debate innecesario si el actor se parece o no. Ese recurso permite que la obra tenga otro impacto.
Tiene que ver cuando el actor toma lo esencial de esa persona. Acá se podría trabajar el ficcional de Guevara, a nosotros nos resultó muy atractivo ese mundo, de esa infancia, en ese lugar, para también rescatar lo que los biógrafos no toman en cuenta, los biógrafos enumeran muy brevemente esa parte de su vida. La imagen del Che parece que naciera cuando emprende el viaje por América Latina. Muchos no sabían que Ernesto Guevara no participó políticamente en su juventud en algún espacio político.
- La obra es brillante. Podría de ser sobre la obra de otra persona e igual lo sería. Pero que sea del Che genera una atracción especial.
Lo que nos sorprende todavía ahora es la capacidad de convocatoria que tiene la obra en torno a un aspecto que tiene que ver con invitar al público a un viaje a su infancia. A una infancia común con muchos de nosotros, donde percibíamos la injusticia, el compañerismo, los amores de jovencitos. Ese tipo de viaje es una introspección a la propia vida del espectador, porque era un chico, un adolescente muy común, muy similar a nosotros, pero que tuvo la voluntad y convicción de llevar al fondo su pensamiento y su modo de ver la vida. Aquellos que mínimamente entendemos que la sensibilidad es algo que nos puede conmover, entendemos que la sensibilidad es una parte necesaria de la cotidianeidad, y que no hay que reprimirla, ni encasillarla, entonces advertimos cuando empezamos a ver la vida del Che que hay una empatía con el espíritu de ese muchacho, de ese niño y los que soñamos con un mundo mejor.
- ¿Desde lo actoral cómo es actuar en la oscuridad plena?
El concepto fue 'vamos a hacer una obra de teatro, no vamos a hacer teatro en la oscuridad. Vamos a hacer teatro, nada más que vamos a apagar la luz'. Todo el trabajo se hizo con luz, se ensayó así. Lo que si después fue necesario trabajar un mecanismo para tener la confianza de moverse en esa oscuridad total. Se requiere de una coreografía donde todos tenemos que considerarnos mucho. Este es un buen grupo, sino yo creo que sería muy difícil, como si en un grupo de acróbatas de un circo, se me ocurre, no hay conexión, alguno se va a caer, acá es lo mismo.
Actoralmente no sentimos grandes diferencias. La no luz te permite trabajar otras sutilezas, obviamente cambian los textos, hay acciones que hay que referenciar. Con luz no harían falta, sonidos que no harías, pero el desafío nunca fue a ver cuántas cosas le hacemos sentir al espectador desde lo auditivo o lo olfativo. Las dos terceras partes de la obra se hicieron durante el proceso, no estaba escritas antes, Villegas tenía idea de todas las escenas que iban a ser, pero se fue trabajando mucho en el durante. De hecho, algunas escenas no salieron, el inicio de la obra no era este.
"Tetete, el Che para principiantes", la primera de la trilogía sobre Ernesto Guevara. Rubén Gattino cuenta una historia a oscuras.
Un idealista
"En esta obra al Che se le saca el arma y el uniforme, y se le deja la sonrisa y la mirada al futuro. Fue un idealista de verdad, no ingenuo. Hoy, cuando te dicen idealista es sinónimo de que sos ingenuo, un boludo. La figura del Che es la de aquel que entiende que la injusticia es lo que hay que combatir en cualquier parte del mundo. ´Él, de chico y joven no entendía que el cambio social pasaba por la revolución marxista; él no soportaba las injusticias y de hecho el epígrafe la obra es ese: 'Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario', como le dijo Guevara en la última carta que le escribió a sus hijos", finaliza Gattino cuando le pregunto sobre lo que aprendió de Guevara haciendo esta obra.
La parte dos y tres de la vida del Che se harán, aun no se sabe cuándo y quiénes serán los actores. "Tetete" seguirá en la cartelera del teatro independiente cordobés, aunque en otra sala. Pues es una obra necesaria para entender cómo "el Sandokán de Alta Gracia", no fue un revolucionario de armas tomar desde siempre, pero sí cómo el odio ante la injusticia lo hizo ver que había otro mundo posible, aunque los vientos sean en contra y no se vea nada.