Soberanía Nacional
Guillermo Luis Curiotti: "Hay que sembrar soberanía en nuestras escuelas"
La soberanía nacional, concepto esencial en la construcción de la identidad de los países, ha evolucionado a lo largo del tiempo, tanto en su significado como en su conmemoración. El profesor de Historia Guillermo Curiotti reflexionó sobre cómo se trabaja este concepto en las escuelas, su vinculación con la industria nacional y el significado de ser soberano en la actualidad.
Por María Laura Ferrero | LVSJ
El Día de la Soberanía Nacional, conmemorado cada 20 de noviembre, recuerda la Batalla de la Vuelta de Obligado (1845), un enfrentamiento entre la Confederación Argentina y las flotas de Gran Bretaña y Francia. Sin embargo, esta fecha no siempre tuvo la relevancia que posee hoy.
“Cuando era chico no se celebraba esta fecha. Fue recién en 1974 cuando el Congreso la aprobó y María Estela Martínez de Perón la oficializó”, comentó Guillermo Curiotti, profesor de Historia en una escuela secundaria PROA en el barrio La Milka. “Sin embargo, durante la dictadura militar fue derogada y no fue hasta 2010, con motivo del Bicentenario, que volvió a tomar fuerza bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner”.
El profesor destacó cómo las efemérides son herramientas para fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia en la ciudadanía. “Estas fechas no solo conmemoran eventos, sino que también tienen intenciones simbólicas, como fomentar el diálogo y la reflexión en las escuelas sobre valores como la justicia, la democracia y el amor por la tierra”, afirmó.
Soberanía y la industria nacional
La soberanía no solo se trata de la independencia política, sino también económica. En este sentido, Curiotti resaltó la importancia de fortalecer la industria nacional: “En la crisis de 1930, Argentina tuvo que sustituir importaciones y comenzar a generar sus propios productos. Esto nos hizo valorar la industria nacional como un pilar de la soberanía”.
El profesor cita ejemplos históricos como el cruce de los Andes por el Ejército Libertador, donde la fundición de cañones en manos de Fray Luis Beltrán fue clave: “San Martín entendió que la independencia política debía ir de la mano de la capacidad de producir nuestros propios recursos”.
En contraste, el modelo colonial británico buscaba convertir a Argentina en un proveedor de materias primas y un comprador de manufacturas. “Eso genera dependencia y desempleo. Es hora de apostar por darle valor agregado a nuestras materias primas, como lo planteaba Belgrano”, insistió Curiotti.
El rol de las escuelas
Para Curiotti, la enseñanza de la soberanía en las aulas ha cambiado con el tiempo. “Antes las escuelas formaban trabajadores; ahora buscamos formar ciudadanos reflexivos y críticos”, señaló.
El docente enfatiza la importancia de los actos escolares como vehículos para transmitir valores patrios. Sin embargo, propone un enfoque más reflexivo: “No se trata solo de memorizar fechas, sino de debatir lo que significa la soberanía en el contexto actual, tanto a nivel nacional como local”.
Al abordar cómo se enseña la soberanía en las escuelas actuales, Curiotti señaló que existe una transición entre métodos tradicionales y enfoques más modernos. “Hoy buscamos fomentar un diálogo reflexivo donde las preguntas de los estudiantes son tan importantes como las respuestas”, dijo. Sin embargo, también observó una tendencia a ver a los estudiantes con camisetas de fútbol durante los actos patrios, lo que refleja una conexión cultural más amplia.
El profesor destacó que el fútbol, un deporte introducido por los ingleses, ha sido reinterpretado en Argentina. “La ‘messimanía’ no solo representa un fenómeno deportivo; también tiene connotaciones políticas y sociales”, agregó.
Ser soberano hoy
En la actualidad, el concepto de soberanía abarca múltiples dimensiones. “No basta con defender el territorio en un conflicto armado. La soberanía también se juega en la capacidad de decidir sobre nuestra economía, en apostar por la educación, el trabajo y la industria nacional”, afirmó Curiotti.
El profesor también llama la atención sobre temas pendientes, como la bicontinentalidad de Argentina y la protección de territorios estratégicos como la Antártida y la Patagonia. “Estos son espacios claves que las grandes potencias siempre han codiciado, y debemos mantenernos firmes para preservarlos”, advirtió.
Además, resalta el desafío de frenar la fuga de talentos y recursos: “Formamos científicos, jugadores de fútbol, exportamos carne y vino de alta calidad. Es hora de repensar las formas para que esas riquezas queden en el país”.
En un mundo cada vez más globalizado, el significado de soberanía evoluciona constantemente. Para Guillermo Curiotti, ser soberano no es solo una cuestión de resistencia frente a invasiones extranjeras, como la que se recuerda cada 20 de noviembre. Es también garantizar que las decisiones políticas, económicas y sociales reflejen los intereses y necesidades de los argentinos.
“Hay que sembrar soberanía en nuestras escuelas”, concluye. Y sembrar soberanía implica formar ciudadanos comprometidos, promover la industria nacional y defender lo propio. Así, el país podrá enfrentar los desafíos de un futuro en constante transformación.’
Qué se celebra el 20 de noviembre
La batalla de la Vuelta de Obligado, en 1845, marcó un hito por el cual, cada 20 de noviembre, se conmemora y celebra el Día de la Soberanía Nacional.
Ese día, soldados argentinos repelieron la invasión del ejército anglo-francés, que pretendía colonizar los territorios de nuestro país. Pero el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, respaldado desde el exilio por el general José de San Martín, preparó una resistencia y lo impidió.
Las fuerzas invasoras buscaban ingresar por el Paraná. Sin embargo, las tropas nacionales, al mando de Lucio Mansilla, se anticiparon en un estrecho recodo de ese río: la Vuelta de Obligado, en el distrito bonaerense de San Pedro.
El número de fuerzas enemigas superaba ampliamente en cantidad y modernidad de su armamento a las argentinas, que sin embargo no se amedrentaron y pelearon durante siete horas. De este modo, lograron que las tropas adversarias no pudieran ocupar las costas, objetivo necesario para poder adentrarse en el territorio argentino.
La resistencia a la invasión extranjera logró la defensa del país en términos de fronteras y comerciales, ya que se evitó que colocaran en el mercado los productos extranjeros desplazando a los artículos locales.
El acontecimiento sirvió para ratificar y garantizar la soberanía nacional, implicó la firma de un tratado de paz entre Argentina, Francia y Gran Bretaña, y quedó grabado en la historia como un símbolo de independencia, libertad y unidad nacional.