Análisis
Guerra, paz e incertidumbre

Todo ha cambiado en Medio Oriente desde el brutal ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023. En el actual escenario, prevalece el temor de que la guerra se extienda, se profundice y se internacionalice, doblegando cualquier esfuerzo para lograr una paz duradera.
Todo ha cambiado en Medio Oriente desde el brutal ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023. La reacción israelí -hoy cuestionada por su obstinación y crudeza- y la resistencia no menos violenta de los terroristas ha generado una catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza. Y ha extendido la mecha de la guerra hacia otras latitudes. El mundo observa con las pantallas cómo los misiles surcan los cielos de Teherán y Tel Aviv, en un espectáculo de destrucción que denigra la condición humana.
A partir de la revolución islámica de 1979, la hostilidad entre los dos países no deja de incrementarse. El régimen de los ayatolás persiste en el explícito objetivo de conseguir la desaparición del Estado de Israel. A su vez, la estrategia de defensa israelí surge de la preocupación que generan los experimentos persas en materia de armamento nuclear. En este marco, Israel demostró su poder de su inteligencia respecto de las actividades de los jerarcas del régimen fundamentalista de Irán. La respuesta de Teherán era esperable. Así, el antiguo conflicto territorial y religioso entre judíos y musulmanes ha ingresado en una etapa de imprevisibles derivaciones.
Numerosos interrogantes asoman en torno a las proyecciones internacionales de este enfrentamiento bélico. La ambigüedad y ansia de protagonismo de ciertos líderes de las potencias internacionales agregan incertidumbre política sobre lo que podría ocurrir. En lo económico, los analistas presagian graves inconvenientes en la provisión de petróleo, lo que podría llevar a una crisis que solo recuerda pocos precedentes, en especial la de los primeros años de la década de los 70.
La arquitectura del orden internacional nacido luego de la Segunda Guerra se muestra inútil para contener los conflictos que tienen en Medio Oriente un permanente escenario. Sin embargo, frente a la posibilidad de que se esté frente a una guerra devastadora, la comunidad internacional no puede mantenerse al margen. La lluvia de misiles que cada noche se produce es una razón de peso para que los líderes mundiales dejen atrás las bravuconadas, propias de este tiempo de desmesuras, para iniciar el tendido de puentes que garanticen una salida sensata.
El recordado ex presidente de Israel y Premio Nobel de la Paz en 1994, Shimon Peres, expresó que “el verdadero triunfo está en la cosecha de la paz, no en las semillas de otra guerra”. Además de revelar la convicción de un líder político que logró entenderse con quienes por siglos fueron enemigos. la frase remite a la parábola bíblica del trigo y la cizaña, relatada en el Evangelio de San Mateo. El problema es que, en el actual escenario, no es posible asegurar que la cizaña termine quemada y triunfe el trigo. En otras palabras, prevalece el temor de que la guerra se extienda, se profundice y se internacionalice, doblegando cualquier esfuerzo para lograr una paz duradera en aquella región del mundo.
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