Historias
Grinbaum y Robino, en distintos bandos, unidos en una historia

La violenta década de 1930 tuvo correlato en San Francisco y la región. Hubo asaltos y crímenes que determinaron que se dijera en algún medio capitalino que aquí estaba “la cuna de la Mafia”.
Por Arturo A. Bienedell | LVSJ
Además de estos hechos, la tensión pasaba también por la proliferación de prostíbulos en los que tenía rol mayor Salomón Grinbaum, un extraño de la ciudad que era promotor de la prostitución con mujeres traídas desde Rosario y candidato a la deportación que preveía la ley para extranjeros que traficaban con personas.
En junio de 1934 trascendió que el fiscal Dr. Horacio Gómez Molina, tramitó un recurso de hábeas corpus a favor de Salomón Grinbaum, a quien la policía instruyó sumario por reiteradas actividades como tratante de blancas.
La noticia fue dada por LA VOZ DE SAN JUSTO, cuyo director Mario Luis Formento era un declarado enemigo de Grinbaum, así como de los quinieleros y ladrones que tenían a maltraer a los vecinos de la ciudad y los campos. Por haber difundido esa novedad, el juez del Crimen, Dr. Telésforo Lozada Llanes decretó la detención de Formento, dando curso a un procedimiento iniciado por el fiscal Gómez Molina, por haber revelado el hábeas corpus que él había presentado a favor de Grinbaum.
Formento fue liberado horas después y denunció el caso al ministro de Gobierno de Córdoba que hizo trasladar a Grinbaum, para ponerlo a disposición del gobierno nacional que tramitaba su deportación a Polonia su país de origen.
Pasaron unos días y el 4 de julio el juez Dr. Arturo Maldonado, de Córdoba, hizo lugar a otro hábeas corpus a favor de Grinbaum, por el cual éste fue liberado. No se hizo lugar a su deportación al no probarse su verdadera identidad de extranjero polaco.
Todo siguió igual hasta que en abril de 1935 Grinbaum, que llevaba una vida gustos costosos, fue asaltado en su domicilio de Bv. 25 de Mayo esquina Rafaela (actual calle Mallat), donde le robaron dos anillos valuados en $ 3.000, su automóvil Ford 1930 y otros valores.
La investigación fue simultánea en San Francisco como en Córdoba. Aquí intervino en la pesquisa junto a los agentes investigadores, el policía Santiago Robino llegando a conclusiones que determinaron que el 1 de mayo, los que le robaron a Grinbaum fuesen rodeados por la policía en una guarida en Monte Cristo.
La patrulla policial esperó la madrugada y entonces los cercó para capturarlos. Los “gangsters” se resistieron y se desarrolló un tiroteo donde Robino -un arriesgado y certero tirador-. resultó con heridas mortales, pero antes dio muerte al asaltante Pablo Aldalá y dejó gravemente herido a Antonio Cardona.
La noticia indicó que “el tiroteo se produjo en total oscuridad y en un espacio al aire libre separados Robino y los asaltantes por sólo cinco metros. El resto de los policías, de Córdoba y nuestra ciudad no llegaron a participar del mismo”.
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En poder de un reducidor se rescataron después los anillos de Grinbaum, pero nada se supo de su Ford 1930 y los otros valores robados.
Para rendir homenaje a Robino, las autoridades policiales colocaron una placa de bronce en la sala de acceso de la Comisaría General en San Francisco la que estuvo hasta las modificaciones y modernización que se le hicieron en la década pasada.
En cuanto a Grinbaum, siguió su vida licenciosa hasta que murió poco después. Fue sepultado en el Cementerio Municipal y volvió a ser noticia el 10 de febrero 1956 cuando la Municipalidad dio una extensa nómina de difuntos sepultados en tumbas comunes de la Sección “A” del Cementerio Municipal, y advirtió que, por estar vencidas, se daba un plazo hasta el 5 de marzo de 1956 para saldar las deudas so pena de exhumación y reducción de restos para trasladarlos a la fosa común.
Con el N° 474 figuraba Salomón Grinbaum que, una vez más, quedó en deuda con la sociedad sin la posibilidad entonces de recurrir a algún argumento que lo reivindique.