Gracias Valentino
Este "pequeño guerrero" fue protagonista de la, quizás, cruzada comunitaria más importante de nuestro tiempo. Y se convirtió en un símbolo. De lucha contra la enfermedad, sí. Pero también de vida plena. De humanismo profundo. De amor fraternal. De conciencia solidaria.
La dolorosa noticia del fallecimiento del pequeño Valentino Ponce, de tan solo 3 años, ha conmovido a la ciudad. Este "pequeño guerrero" fue protagonista de la, quizás, cruzada comunitaria más importante de nuestro tiempo. Y se convirtió en un símbolo. De lucha contra la enfermedad, sí. Pero también de vida plena. De humanismo profundo. De amor fraternal. De conciencia solidaria.
La historia de Valentino movilizó a toda la comunidad para alcanzar el monto que se requería con el objetivo de que pudiese ser tratado de su terrible mal en España. Fueron innumerables las muestras de solidaridad y hasta su caso tomó relevancia nacional e internacional cuando el astro futbolístico, Lionel Messi, le donó una camiseta firmada para subastar. Finalmente, con la ayuda de todos, el pequeño, junto a sus padres, pudo viajar para ser atendido en el centro de salud de Barcelona, pero lamentablemente una progresión de su enfermedad hizo que se debiera detener el tratamiento y volver a nuestro país.
Se conocía que en las últimas semanas su estado había desmejorado y tuvo que ser internado en la ciudad de Córdoba. Este lunes falleció abrazado al amor de su familia. Y, a partir de ese triste instante, su resplandeciente rostro, su tierna sonrisa, su alegría de vivir, adquirieron un nuevo significado. Es que, pese a que no tuvo éxito, el aporte de miles de voluntades cuyo objetivo era darle a Valentino la posibilidad de sanar, tuvo -no obstante- un efecto sanador.
Es preciso agradecerle a Valentino por ello. Porque a partir de aquellos días en los que, con los medios al alcance de cada uno, se procuró reunir el dinero para el tratamiento en Barcelona, el sentimiento generalizado fue que la comunidad se estaba dando un baño de concordia. Al respecto, una de las obras del escritor vasco Fernando Aramburu se titula "Utilidad de las desgracias". Allí expresa: "No me imagino a nadie siendo buena persona a solas. Uno necesita a los demás para mostrarse bondadoso". Valentino fue quien reveló nuestro mejor costado, que es el que siempre se manifiesta cuando se está junto a un semejante.
Aramburu agrega: "Quien agradece acepta el doloroso mundo que nos contiene". En medio del egoísmo y el enfrentamiento que causan dolor, el agradecimiento supone entender que no son las divisiones las que forjan un mundo mejor. La causa del "pequeño guerrero" así lo demuestra. Por eso, gracias querido Valentino por habernos hecho mejores. Por haber convertido en útil esta desgracia. Por habernos demostrado que se pueden sellar grietas. Por haber reestablecido el valor supremo de la vida humana.
Acompañando a su familia en este doloroso momento, es preciso dar las gracias por la ofrenda que ha hecho Valentino a toda la comunidad de San Francisco. Y a todos los que, fuera del terruño, también se conmovieron con la historia de una vida, breve, pero cargada de sentido. Su sonrisa seguirá presente en el discurrir comunitario. Porque, en palabras de Dickens, "nadie que haya aliviado el peso de sus semejantes habrá fracasado".