Gisela Gomez: “Confió en la juventud, en sus capacidades y lo manifiesto”
Gisela Gómez es profesora del Instituto Provincial de Educación Técnica (IPET) Nº 85 en la localidad cordobesa de General Paz y fue una de las docentes seleccionadas entre los 50 finalistas al Global Teacher Prize 2021, que Fundación Varkey realiza en colaboración con la Unesco. Para la joven de 35 años, los chicos "son el presente y debemos valorarlos".
El 17 de septiembre no es un día más en el calendario. Es esa fecha en que agasajamos a profesoras y profesores de nuestro país, destacando su vocación y trabajo incansable frente al aula.
Y es allí, donde se destaca su labor y que merece ser reconocido. Este es el caso de la cordobesa Gisela Gómez, la profesora que se desempeña IPET 85 de la localidad de General Paz y se convirtió es una de las 50 finalistas de la distinción internacional Global Teacher Prize, que reconoce la labor docente.
La profesora de 35 años que descubrió la docencia sin pensarlo, tiene una carrera intachable frente al aula, siendo la innovación y la empatía sus grandes fuertes.
Gisela fue propuesta en 2018 por el Ministerio de Educación de la Provincia y luego seleccionada por el Consejo Federal de Educación como Maestra Ilustre por su entrega permanente a la educación y a los y las estudiantes.
Además, la cartera educativa provincial la incorporó como coordinadora de dos tecnicaturas del Instituto Superior Politécnico Córdoba creado en 2020: Biotecnología y Ambiente por una lado y Desarrollo Sostenible por el otro.
Minutos antes de abordar un avión que la llevara a Buenos Aires para visitar el Ministerio de Educación de la Nación, la joven docente dialogó en exclusiva con Voz Mujer sobre este momento tan importante en su vida siendo que en octubre próximo se conocerán los diez profesionales que pasaran a la final de noviembre a realizarse en París, Francia.
Siempre apostando al vínculo con sus alumnos, "no me gusta para nada que digan que la juventud está perdida o que son el futuro, ellos son el presente y por eso tenemos que darle todas las herramientas para que se desenvuelvan como nosotros pretendemos".
- Lejos del laboratorio, del aula y sin la chaquetilla...
Si, rumbo a Buenos Aires donde visitaré el Ministerio de Educación de la Nación, para poder hacer contactos allá.
- Tal vez algo inimaginable en tu vida.
Es bastante estresante por momentos, pero es la oportunidad de poder conseguir muchas cosas para mi escuela y por eso, hay que estar a la altura.
- ¿Por qué crees que te eligieron?
Creo que es una conjunción de cosas. Por un lado, hace 10 años que trabajo en mi escuela con un grupo de docentes y directivos donde siempre la propuesta fue trabajar en proyectos educativos que pudieran dar solución a alguna problemática del entorno escolar o de la localidad donde estamos.
Entonces, los chicos realizan esos proyectos a través de la indagación científica donde ponen en juego todos los conocimientos adquiridos.
Por otro lado, creo que, por lo actitudinal, porque me considero una persona muy apasionada por la enseñanza, con la ciencia y creo que eso también lo puedo replicar en mis estudiantes. Es un poco contagioso y los resultados son magníficos.
"Me considero una persona muy apasionada por la enseñanza, con la ciencia y creo que eso también lo puedo replicar en mis estudiantes. Es un poco contagioso y los resultados son magníficos", dijo Gómez.
En el aula
El curriculum en el aula de Gisela es muy interesante. Con la curiosidad siempre latente creó junto a sus alumnos dulces ricos en proteínas hechos de nopal y caramelos fortificados con vitaminas C y E, de las que los adolescentes suelen carecer en sus dietas.
Cuando se enteraron de que uno de los profesores de la escuela era celíaco, desarrollaron mezclas preparadas para hornear sin gluten y organizaron una campaña de concientización sobre esta enfermedad.
En 2015, tomaron 245 muestras de los tanques de agua de las viviendas de la localidad de Estación Gral. Paz, Córdoba, las analizaron en el laboratorio escolar para verificar la presencia de Escherichia Coli, y organizaron una gran campaña de sanitización de tanques de agua domiciliarios.
Por ello, los alumnos ganaron en la categoría de ciencias naturales en la Feria Nacional de Ciencia y Tecnología.
- Tu lugar de trabajo es el laboratorio. ¿Cómo fue llevar tu materia a la virtualidad durante la pandemia?
La pandemia fue muy crítica. Tuve momentos de muchos sentimientos encontrados. No solo por el aula sino por mi vida en sí, ya que yo estaba de 8 a 18 en el instituto y de repente encontrarme sola en mi casa, quietita y frente a una computadora fue difícil y frustrante de no poder llegar a mis alumnos.
La brecha tecnológica era algo que no podía darle solución. Doy clases en una escuela pública donde los chicos pertenecen a entornos vulnerables, como aquel que solamente podía conectarse a la noche vía WhatsApp cuando su mamá le prestaba el teléfono celular al regreso de su trabajo y otros que sí tienen acceso con computadoras, teléfonos y zoom. Mi desafío era crear una propuesta de aprendizaje a la que puedan acceder todos los chicos por igual.
Cuando nos acomodamos, seguí con la forma de trabajar que llevo desde hace años que es a través de proyectos y la forma fue llevando el laboratorio a casa. La cocina se convirtió en el laboratorio de cada estudiante y lo que le propusimos fue que elaboren un producto lácteo fermentado, un yogur en este caso pero que tuviera un agregado, que diera respuesta a alguna problemática que ellos detectaran en su hogar o barrio porque no podían trasladarse. Los resultados fueron muy interesantes; una de las chicas, desarrollo un yogur para diabéticos porque su mama sufre esa enfermedad y otra joven, a partir de un relevamiento en familia, elaboró un yogurt para la constipación. En este momento había que ponerlo a prueba y ahí entró en juego la participación de la familia, ayudándolos en el proceso y fue el turno de la observación científica para ver si realmente funcionaba. Fue un proceso largo, con un trabajo personalizado con cada alumno pero a fin de año me encontré con trabajos bellísimos que alivio mi alma.
- ¿Qué es para vos ser docente?
El docente es un guía. Ellos son los protagonistas de su proceso de aprendizaje. Tienen 19 años cuando llegan a su último año y es el momento de la toma de decisiones de sus proyectos es importante porque empiezan a confiar en lo que aprendieron a lo largo de este tiempo y llega el momento de aplicarlas. Es una pasión y mis estudiantes son lo más importante que tengo porque yo los motivo a estudiar, pero ellos lo hacen conmigo. Verlos crecer y construir juntos el conocimiento tiene un valor muy grande en mi vida.
"Vos no servís para eso"
Gisela Gómez fue una de las docentes seleccionadas entre los 50 finalistas al Global Teacher Prize 2021 que Fundación Varkey realiza en colaboración con la Unesco.
Gisela Gómez (35) es la tercera de siete hermanos de una familia trabajadores. Se educó en la escuela pública de Córdoba y en sexto año ya realizaba con sus compañeros campañas de concientización en asentamientos como el de Villa Angelelli.
Desde los 16 años trabaja. Lo hizo en un video club, en una panadería, en tiendas de ropa y en un hipermercado. Cuando terminó la escuela se anotó en la facultad de bioquímica, pero le costaba poder sostener los estudios y el trabajo, por lo que terminó optando por bromatología, una carrera terciaria con mayor flexibilidad.
Cuando se recibió, un docente que conocía sus capacidades la incitó a completar el trayecto pedagógico para poder ser maestra. La idea le atraía. Mientras tanto, ella trabajaba como cajera en el hipermercado. Para poder completar los estudios como maestra, solicitó a su jefa cierta flexibilidad. La respuesta que recibió fue: "Vos no servís para eso". Gisela decidió que lo haría igual, cueste lo que cueste, y durante casi tres años trabajó los fines de semana. El día que se recibió, renunció.
Hoy es maestra en una escuela técnica de Estación General Paz, un pequeño pueblo cercano a Jesús María y ubicado a 35 kilómetros de la capital provincial. Trabaja en la única secundaria de gestión estatal de la localidad, que recibe a numerosos estudiantes de su vecina Juárez Celman. También acompaña la coordinación de tecnicaturas de nivel superior en la provincia.
- ¿Por qué te convertiste en docente?
Soy la única docente de la familia, así que por ese lado no llegó, pero tuve docentes que me marcaron en mi camino, tanto en el secundario como en el trayecto pedagógico que hice luego de cursar la carrera terciaria de Bromatología. Todos esos maestros y profesores pusieron una semillita en mí que fue creciendo. Era algo que estaba latente, ahí y en algún momento se iba a visibilizar.
En el trayecto pedagógico una profesora me marcó porque me humanizó. Yo venía de una formación muy técnica y estructura y de repente, empecé a ver la realizada de lado personas desde otra perspectiva, con necesidades y problemáticas.
- ¿Cómo debe ser una docente en el aula?
Los chicos llevan sus cuestiones personales al aula y ahí es donde se debe crear una empatía con ellos porque no solamente está lo disciplinario, también se ponen en juego valores, vínculos que se van creando con el entorno y generar un ambiente de confianza, que se sientan seguros que sea con respeto y con amor es lo que hace posible que puedan llevan adelante estos aprendizajes.
- ¿Cómo ganaste el corazón y el respeto de tus estudiantes?
Recuerdo cuando entre al aula por primera vez. Entré como pareja de la docente en la práctica con mi chaquetilla y ellos pensaban que era una alumna más. Al principio era muy formal, marcando la distancia y el lugar, pero con el tiempo, todo fue más fácil y relajado. El vínculo con mis estudiantes tiene como base el respeto y mucho cariño porque son en eso entornos donde se sienten confiados y pueden aprender.
- ¿Qué le dirías a aquellos que dicen que la juventud está perdida?
Confió en la juventud, en sus capacidades y lo manifiesto. Cuando el otro les da su espacio y la posibilidad de desarrollarse como personas, adolescentes y también próximos a la vida laboral o estudiar una carrera terciaria o de grado. No me gusta para nada que digan que la juventud está perdida o que son el futuro, ellos son el presente y por eso tenemos que darle todas las herramientas para que se desenvuelvan como nosotros pretendemos.
- ¿Haces una autocrítica a la educación argentina?
- La pandemia nos dio un sacudón muy grande al sistema educativo. La modalidad virtual vino a quedarse y eso una alternativa para aquellos estudiantes que no pueden ir a la escuela, pero también sostengo que es fundamental la educación presencial porque es el contacto con el otro donde se genera el conocimiento, del feedback porque es el más inmediato y de la contención para con los chicos de primar y secundaria, especialmente para los sectores vulnerables. Para sostener la virtualidad debemos contar con calidad en serio, la conectividad y los dispositivos necesarios porque si no la escuela es para algunos. A eso, hay que sumarle la capacitación para docentes y estudiantes porque la alfabetización digital es lo mejor que podemos destacar de pandemia, nos pusimos de cabeza a vincularnos con la tecnología y eso es lo positivo.
El certamen
El Global Teacher Prize fue creado por Fundación Varkey para reconocer el sobresaliente aporte a la profesión del maestro más destacado del año y para subrayar la importancia del rol de los docentes en la sociedad. Al dar a conocer miles de historias de héroes cotidianos que transforman la vida de los jóvenes, este premio tiene como objetivo destacar la ejemplar tarea de millones de educadores en todo el mundo.
Fundación Varkey es una organización sin fines de lucro que desarrolla programas de formación y celebra la tarea docente porque cree que cada niño merece un gran maestro. Desde Argentina, impulsa acciones para transformar las escuelas de todo Latinoamérica.