Gisela Echagüe, la entrenadora que rompió el molde en el Baby Fútbol

Es una apasionada del fútbol. Lo practicó desde temprana edad, incluso tiró sus primeras "paredes" con Florencia Bonsegundo en Brinkmann. El estudio le abrió muchas puertas, entre ellas, ser una de las primeras entrenadoras en la Liga Regional.
Desde pequeña tuvo en claro que el fútbol era lo suyo. A Gisela Echagüe (26) le gustaba verlo pero más aún practicarlo. El qué dirán nunca fue un obstáculo porque en su familia y fortaleza mental halló el apoyo necesario para derrumbar las barreras que sostenían que el fútbol es solo cosa de hombres.
En la ciudad de Brinkmann, cuando cursaba los primeros grados de la escuela primaria, tiró sus primeras "paredes" y marcó sus primeros goles. En el "campito" o en las canchas de Centro Social, con una ladera de lujo: Florencia Bonsegundo -la figura del seleccionado nacional de fútbol femenino-.
Jugar al fútbol es su pasión aunque hay algo que la desvela aún más: formar. A niños y niñas por igual. Verlos crecer con la pelota, enseñarles, apreciar cómo crecen y disfrutan junto al deporte. Desde hace 4 años es entrenadora de la escuelita de fútbol y asistente técnica de la categoría Pre Infantil de Sociedad Sportiva Devoto.
Ser mujer nunca fue un impedimento para Gisela. "Si querés lograr algo, no existen límites. Siempre se pueden lograr solo es cuestión de proponérselo y yo me lo propuse desde chica y acá están los frutos", señaló a LA VOZ DE SAN JUSTO.
"El fútbol es todo para mí, es mi vida. Desde chica fue todo. Trabajo para esto, en mi casa siempre es todo fútbol. No sé qué haría sin él", resumió.
La entrenadora abrió un espacio para que las nenas puedan jugar fútbol
La "profe" Gisela
Esa pasión por formar a los más pequeños, que tanto la desvela, está acompañada por una constante capacitación.
"Siempre me gustó formar, ese era y es mi objetivo. No solo a varones sino también niñas", relató Gisela, que en 2013 dejó Brinkmann y llegó a nuestra ciudad para estudiar el profesorado de educación física.
A la par de sus estudios, lanzó su primer emprendimiento en Devoto, donde ahora tiene a su familia y está radicada. "Presenté un proyecto para crear una escuela de fútbol femenino municipal en Devoto y me la aceptaron. Así comencé y eso me abrió las puertas para llegar a Sociedad Sportiva".
Al club verde y blanco llegó hace casi 4 años. Se sumó primero a la escuelita -para niños de entre 4 y 6 años- y posteriormente a la categoría Pre Infantil -donde juegan chicos de 10 y 11 años- que participa en la Liga Regional de San Francisco.
"Si querés lograr algo, no existen límites. Siempre se pueden lograr solo es cuestión de proponérselo y yo me lo propuse desde chica y acá están los frutos"
Rompiendo prejuicios
"Hace 5 o 6 años a mí me veían como el cachito. Hoy ya no es así. Yo siempre tuve a mi familia que me apoyó y siempre le di para adelante con lo que me gustó", expresó Gisela.
Y claro, el apoyo de su familia fue clave, en todo momento. "Siempre me apoyaron. De chiquita salía de la escuela y me iba al 'campito' o al club, ahora de grande en esta aventura", dijo.
Esos mismos prejuicios que ella rompió, hoy son la espalda que dos pequeñas, una de 11 y otra 13 años, tienen en el club devotense.
La más pequeña de ellas, entrenaba en la escuelita de fútbol femenino de Gisela pero ahora lo hacen en la escuelita de Sociedad Sportiva. "Hace un año, me dijo: 'seño, yo quiero entrenar pero en Sociedad Sportiva'. Ella es fanática del equipo, el hermanito también juega acá y le dije que sí, que se podía sumar", relató.
Y agregó: "Vino el primer día y entrenó a la par. Los chicos la recibieron de la mejor manera, hoy es un jugador más. No hay privilegios por ser niña. Es delantera y goleadora".
La mayor, por su parte, se desempeña junto a los niños de la categoría Promocional, aunque ya no puede asistir a los torneos junto a sus compañeros porque el fútbol mixto no existe en la Liga Regional. Dos veces por semana entrena con varones, y dos veces con niñas.
A su vez, la escuelita de fútbol femenino con la que dio sus primeros pasos aún sigue en pie y alberga en Devoto a entre 15 y 20 niñas de entre 4 y 11 años.
"Hoy en día los padres ya no tienen el mismo pensamiento que tenían hace 6 años atrás. La chica puede elegir cualquier disciplina que es aceptable", evaluó Gisela.
El recibimiento
La bienvenida a Sociedad Sportiva, donde los cuerpos técnicos estaban conformados en su totalidad por hombres, fue la mejor. "Soy una profe más de fútbol y siempre me protegen y me cuidan en todo", confió.
Sus objetivos, por otra parte, son claros: "El seguir formando es lo principal. Me gusta trabajar con los más chiquitos. En equipos más grandes se complica un poco, pero quiero que esto trascienda en el tiempo", afirmó.
Gisela también contó que recibió un gran apoyo de otros entrenadores que enfrentó y también algún que otro desmerecimiento, aunque se queda con lo positivo.
Bonsegundo, su compañera en el "campito"
Hasta los 17 años, cuando desembarcó en nuestra ciudad por sus estudios, Gisela vivió en Brinkmann.
Sobre su infancia y sus comienzos en el fútbol, contó: "De chiquita jugaba en los 'campitos'. Entrenaba junto con los varones en Centro Social, pude hacerlo en la escuelita y en la categoría Promocional, después ya no pude seguir porque solo éramos dos chicas y no podíamos competir junto a los chicos".
"Hoy en día los padres ya no tienen el mismo pensamiento que tenían hace 6 años atrás. La chica puede elegir cualquier disciplina que es aceptable"
La otra compañera era Florencia Bonsegundo, ni más ni menos. "Jugamos mucho tiempo juntas y en contra", apuntó Gisela, que, futbolísticamente, es 9 o enganche, como se describe.
Hoy ambas siguen en contacto, más allá de la distancia territorial, teniendo en cuenta que Bonsegundo juega en España. "Seguimos en contacto, más que nada por las redes sociales. Nos mensajeamos por Instagram. La felicité por lo de la selección y ella responde siempre. Me apoya en todo. A veces subo fotos con las chicas de fútbol femenino y ella comenta les envía saludos", sostuvo.