Violencia extrema
Frontera bajo fuego: una muerte inocente en una ciudad sin paz

Qué se sabe hasta ahora de la emboscada mortal que terminó con la vida de un niño de 4 años que recibió un disparo en un ataque a balazos. El auto de los atacantes apareció incendiado; un ataque con un blanco claro: el padre de la víctima; y la hipótesis narco.
Un nuevo episodio de violencia extrema golpeó de lleno a la ciudad de Frontera. Esta vez, la víctima fue un niño de apenas 4 años, que murió luego de ser alcanzado por una bala en medio de una emboscada contra su padre, quien resultó herido de gravedad. El hecho ocurrió este miércoles por la tarde y dejó a la comunidad conmocionada, tanto por la brutalidad del ataque como por la muerte del pequeño, atrapado en una escena de horror.
Qué se sabe hasta ahora del caso:
Dónde y cómo fue el ataque
Todo ocurrió cerca de las 18 en la intersección de calles 86 y 7. Según los primeros informes, el padre del niño, Braian Martínez (31) —conocido por su alias “Peladito”— circulaba por la zona con su hijo identificado como Z.T. cuando desde otro automóvil abrieron fuego. Los testigos afirmaron haber escuchado entre 8 y 10 disparos, lo que sugiere un ataque premeditado.
Ambos fueron trasladados de urgencia al Hospital Iturraspe de San Francisco. El niño habría llegado sin signos vitales. El padre, en tanto, continúa internado en estado grave tras haber recibido al menos seis impactos de bala.
El auto de los atacantes apareció incendiado
Minutos después del hecho, un vehículo calcinado fue encontrado en un camino rural cercano a Josefina. Todo indica que se trataría del mismo automóvil utilizado en la emboscada. Este detalle alimenta la hipótesis de un ataque planificado con frialdad, donde los agresores no solo sabían a quién buscaban, sino que también tenían preparado cómo huir y borrar rastros.
Un ataque con un blanco claro
Fuentes policiales creen que el verdadero objetivo del ataque era el padre del niño, quien recientemente había salido de prisión. Su historial delictivo y sus posibles vínculos con bandas narco lo colocan en el centro de una disputa territorial o de venganza. La bala que mató al niño no estaba dirigida a él, pero terminó con su vida, convirtiéndolo en víctima de una violencia que no conoce límites.
“La escena fue brutal. No hay otra forma de describirlo. Fue una emboscada en plena vía pública, en un horario en que muchos vecinos estaban afuera, y terminó con la vida de un niño”, dijo una fuente policial.
Una historia familiar marcada por la violencia
El pequeño asesinado sería sobrino de Horacio “Totín” Martínez, un joven de 21 años que murió acribillado en mayo de este año, también en Frontera. Su tío “Pocholito”, en tanto, es otro nombre conocido por la Justicia: a los 14 años ya acumulaba una larga lista de antecedentes por robos, intentos de homicidio y agresiones.
La familia del niño parece arrastrar una genealogía del delito y la violencia. En ese entramado de reincidencias, balas y muertes, la tragedia volvió a golpear. Esta vez, en su forma más desgarradora: la de un niño inocente que muere por estar en el lugar y momento equivocados.
La hipótesis narco
Si bien la causa está en etapa inicial y aún no se realizaron detenciones, las fuentes policiales no descartan que el ataque esté vinculado a un conflicto entre bandas narco. El modus operandi —emboscada, fuego cruzado, escape, auto incendiado— se corresponde con prácticas ya conocidas en disputas criminales.
“Es una pelea entre grupos que se conocen. No fue al voleo. El niño fue una víctima colateral, y eso es lo que más duele”, deslizó un investigador.
Conmoción y silencio en el barrio
La noticia de la muerte del pequeño se expandió rápidamente y generó un clima de conmoción en Frontera. Sin embargo, reina el miedo. Ningún vecino quiso hablar frente a cámara, y muchos aseguran que “es mejor no meterse”.
En las redes, en cambio, se multiplicaron los mensajes de dolor, indignación y pedidos de justicia. La noticia de un niño asesinado, envuelto en una historia familiar de violencia, interpeló a todos.
“Una criatura de cuatro años... ¿cómo se explica esto?”, escribió una vecina. Otro usuario, con bronca: “No es la primera vez. Y si no cambia algo, no va a ser la última”.
La causa, en manos de la Justicia
La investigación está en curso y bajo estricta reserva. Hasta el momento, no hay detenidos, pero se analizan cámaras de seguridad, testimonios y pericias balísticas. También se espera que el padre, si su estado de salud lo permite, pueda aportar datos claves sobre quiénes fueron los atacantes o qué conflicto podría haber desencadenado el tiroteo.
Un crimen que duele más que otros
Cada muerte violenta sacude. Pero cuando se trata de un niño, la herida social se agrava. No hay consuelo posible, ni explicación racional que sirva. Lo que ocurrió en Frontera no es un hecho aislado: es el emergente de una espiral de violencia que lleva años creciendo y que encuentra en las calles el escenario de sus ajustes y venganzas.
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