Femicidio: el cuerpo de la víctima dice algo más
LA VOZ DE SAN JUSTO entrevistó al médico forense de nuestra ciudad, Mario Vignolo, para conocer "qué dice el cuerpo" en una escena de muerte violenta cuando la víctima es una mujer. Hoy se cumplen tres años del asesinato de la maestra jardinera María Eugenia Lanzetti.
El delito de femicidio implicó cambios en las figuras penales, pero también un desafío para profesionales de criminalística, jueces, fiscales y sobre todo, para la medicina forense, que debieron incorporar la perspectiva de género en su tarea, lo que implica realizar una evaluación científica del escenario pero construyendo elementos que pueden no estar representados materialmente.
LA VOZ DE SAN JUSTO entrevistó al médico forense de nuestra ciudad, Mario Vignolo, para conocer "qué dice el cuerpo" en una escena de muerte violenta cuando la víctima es una mujer.
"La autopsia es fundamental para mirar hacia atrás, para saber lo que vivió la mujer antes, lo que la llevó a su muerte, cómo fue su fallecimiento y la forma en que perdió la vida", empezó diciendo Vignolo. Luego mencionó que por el vínculo entre la mujer y su atacante, la violencia descargada en el ataque suele ser mayor.
"Estamos en tiempos donde la violencia está muy marcada en todos los estratos sociales y más aún en la mujer. Hoy, esa violencia es más violenta porque hay un descontrol de los impulsos. Hay una necesidad de tener todo ya, de satisfacer los deseos, lo mismo ocurre con la ira", reflexionó.
Autopsias más reveladoras
Ante el cuerpo de una víctima de femicidio, se trata de buscar signos de otros tipos de violencia que pueden estar presentes en ese asesinato, aunque lo estén de manera implícita.
Esto implica ver contextualmente qué pasa en esa escena, qué otros signos de violencia se pueden rastrear: simbólica, económica, social. Es decir, la violencia de género implica una visión del proceso en cómo llega a cometerse.
Vignolo explicó que se puede diferenciar entre acción u omisión. Y al respecto manifestó: "La acción es la violencia física, de contacto y la denigración. La violencia por omisión es la ignorancia, la falta de afecto y la denigración, o sea, la violencia psicológica. Hoy en los asesinatos de género se ve más saña, más violencia y eso es porque hay más necesidad de satisfacer la ira", afirmó.
Frente a un caso de femicidio -como de homicidio-, "siempre hay que tener en cuenta una trilogía: la escena del hecho, que a veces habla por sí sola; la autopsia y vuelta al lugar del hecho", agregó el entrevistado.
En la mayoría de los casos, hay signos previos de violencia
El cuerpo puede aportar rastros de lo que vivió la víctima hasta minutos antes de ser asesinada a manos de un hombre. "Si hubo defensa o reacción; si tuvo miedo o hubo ensañamiento. Todo puede llevar a perfilar quién es el homicida", señaló el médico.
"En la autopsia del cuerpo de una mujer asesinada se puede ver además si hubo lesiones previas, es decir, si hay hematomas de diferentes colores o fracturas que datan de tiempo atrás, lo que se pueden observar con un scanner radiológico".
En tanto, Vignolo precisó que en la mayoría de los femicidios, "la víctima ya tiene marcas anteriores de violencia física como lesiones o cicatrices, aunque hay excepciones donde la mujer es atacada por primera vez y asesinada".
"Cuando se ve una escena del crimen espeluznante, sabemos que el asesinato fue hecho con odio, celos o por venganza", añadió.
Lesiones innecesarias
En los casos de femicidios aparecen las lesiones necesarias e innecesarias. "Si se quiere dar una muerte certera, una puñalada o un tiro en el corazón pueden terminar con la vida de la persona, pero en los femicidios o muertes por venganza, se puede observar, además, lesiones innecesarias, agresiones".
Un ejemplo de esto fue el caso "Marita" Lanzetti -cuya muerte derivó en la primera condena judicial por femicidio en nuestra ciudad-. La maestra murió luego de que su exmarido le diera varias puñaladas en abril de 2015, en la guardería donde trabajaba.
"Había violencia verbal y diferencias entre ambos, pero no había signos de lesiones en el cuerpo sin vida de Marita", aclaró Vignolo, que si bien no realizó la autopsia tuvo vinculación con la investigación y conoció los detalles.
Otro ejemplo fue el femicidio de Claudia Schaefer, en el country Martindale de Pilar, Buenos Aires, en octubre de 2015, cuando una discusión con su exesposo terminó con su vida.
"El victimario, al ser excluido del hogar, va desarrollando una obsesión hasta llegar al límite de actuar en contra de la mujer. Son homicidios que no se ocultan, que no se niegan y no están planificados, por eso se ataca con mayor ira a la víctima", dijo.
Volver a la escena del crimen
La observación es uno de los elementos fundamentales de la tarea forense. Vignolo recodó un caso que ayuda a explicar el porqué de esta afirmación.
En 2010, un choque entre un camión y un remis en la ruta 19, a la altura de Arroyito, dejó como saldo el fallecimiento del conductor del auto, Eduardo Stampanone, y su acompañante, Marina Adriana Luque. Sin embargo, lo que parecía una muerte por accidente, no fue tal. La autopsia reveló que la mujer había muerto a causa de un homicidio.
"Tenía varias puñaladas y cortes en los brazos, lo que me hizo volver a la escena del crimen y allí fue que en el habitáculo del Renault Logan en el que se trasladaban, se encontraron dos cuchillos, uno de ellos con manchas hemáticas. Luego se pudo conocer que el auto se desplazaba en zigzag previo a la colisión. Allí empezó una nueva investigación y finalmente fue un homicidio, lo que hoy se caratularía como femicidio ya que Stampanone y Luque tenían una relación sentimental", contó el forense.
¿Femicidio o feminicidio?
"Los reclamos sociales dispararon la necesidad de diferenciar el femicidio de otras formas de homicidio", indicó Vignolo.
Y diferenció "entre femicidio y feminicidio. El primero es una de las formas de feminicidio. Significa la muerte de una mujer por cuestiones de género, es decir, que es asesinada por su pareja, suexpareja o compañero, por alguien que compartía la vida con ella. Es el homicidio calificado por el vínculo pero con una nueva figura legal que es femicidio, pero es importante aclarar que la muerte de un hombre en manos de su esposa o pareja, también es homicidio calificado por el vínculo".
El feminicidio, en cambio, "es la muerte de una mujer en manos de cualquier persona que no tenga una relación afectiva con ella; por lo tanto, la diferencia es meramente semántica", señaló.
El resonante crimen de Nora Dalmasso, en 2006 en Río Cuarto, caso en el que Vignolo intervino en la autopsia, "se trató de un feminicidio, ya que la muerte de Norita fue por causas económicas, no por una relación", ilustró.
El desafío hoy
Ante el flagelo de la violencia de género, la investigación científica de este tipo de hechos es una herramienta fundamental para su prevención y erradicación, así como para luego establecer las responsabilidades penales correspondientes con los victimarios.
"Hay mucha presión social sobre la Justicia ante los casos de femicidio, por lo que debemos tener cuidado en la forma de trabajar en cada caso", advirtió Vignolo.
Entonces, "la autopsia es fundamental para mirar hacia atrás, para saber lo que vivió la mujer antes, lo que la llevó a su muerte, cómo fue su fallecimiento y la forma en que perdió la vida", concluyó.
Hoy se
cumplen tres años del asesinato de la maestra jardinera María Eugenia Lanzetti
en manos de su exmarido Mauro Bongiovanni, el 15 de abril de 2015. Poco más de
un año después, en agosto de 2016, la Cámara del Crimen de San Francisco
condenó a Bongiovanni a la pena de prisión perpetua por homicidio calificado
por el vínculo y por violencia de género, tenencia de arma y desobediencia a la
autoridad. El caso fue
el primero bajo la figura de femicidio en nuestra ciudad, tras la incorporación
de la figura en el Código Penal en 2012, considerándose como un tipo agravado
de homicidio, que establece "agravantes por el vínculo" y descarta el
uso de atenuantes cuando el hombre tenga antecedentes por violencia.Tres años sin Marita