Fantasmas del pasado en Colombia
Volvieron a agitarse los recuerdos de tiempos en los que los carteles del narcotráfico sembraron el horror en las calles de las distintas ciudades y también se reavivó la memoria sobre las acciones criminales de las Farc. A su vez, el grupo guerrillero ELN mantiene su hostilidad hacia la ciudadanía y las instituciones democráticas.
Más de 20 personas murieron hasta el
momento y numerosas otras resultaron heridas en un ataque con auto bomba en una
academia policial de Bogotá, la capital de Colombia. Las imágenes del atentado
que se esparcieron por el mundo dan cuenta de la magnitud del hecho y de la
gravedad de sus consecuencias.
El suceso resucitó vivencias del pasado en Colombia. Los restos de una explosión de gran magnitud, esquirlas incrustadas en las paredes de las casas vecinas a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander y hasta la caída de árboles hicieron recordar otros tiempos no muy lejanos donde la violencia generalizada desatada por el conflicto entre guerrillas, paramilitares y narcotraficantes sembró destrucción y muerte en el hermano país.
Nadie ha reivindicado aún el atentado. Ni grupos guerrilleros rebeldes a los acuerdos de paz firmados hace algunos meses, ni sectores disconformes con las políticas del actual gobierno. Tampoco carteles de la droga han salido a la palestra. De todos modos, aun cuando el hecho haya sido obra de una mente lunática, lo cierto es que el mundo volvió a observar cómo la destrucción provocada por un coche bomba puso en jaque otra vez a toda la sociedad colombiana.
Es que volvieron a agitarse los recuerdos de tiempos en los que los carteles del narcotráfico sembraron el horror en las calles de las distintas ciudades y también se reavivó la memoria sobre las acciones criminales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), porque sus líderes suscribieron la paz con el gobierno, pero en su seno continúan militando algunos personajes que se oponen abiertamente al acuerdo. Del mismo modo, el grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN) mantiene su hostilidad hacia la ciudadanía y las instituciones democráticas.
En este marco, el diario El Espectador de Bogotá es un emblema de la lucha contra el terrorismo en ese país. Su director fue asesinado por los sicarios de Pablo Escobar en los años 80 y sufrió numerosos atentados. Por eso, luego de este nuevo hecho criminal, su palabra editorial volvió a tomar fuerza: "El terrorismo nunca es ni ha sido un mecanismo viable para cualquier fin; no hay motivo para someter a los colombianos a este tipo de atrocidades", afirmó en un editorial. No obstante, con la autoridad moral que le concede el hecho de haber sido víctima del accionar terrorista, el rotativo pidió aguardar el resultado de las investigaciones y llamó a la prudencia, "pues especular sobre lo ocurrido solo promueve la zozobra, irrespeta a las víctimas y a sus familias y demuestra una peligrosa irresponsabilidad. Ante la violencia irracional, el país entero debe responder con cabeza fría", sostuvo.
Una apelación sensata y creíble para que la tragedia suscitada por el nuevo atentado no siga agitando aquellos terribles fantasmas del pasado.